16 Historias de meseros que podrían escribir el guion para una nueva serie de Netflix sobre restaurantes

Historias
hace 1 año

Trabajar de mesero es una gran oportunidad para observar a la gente. En restaurantes y cafés, puedes convertirte en testigo accidental de escenas que luego puedes contar en la mesa en lugar de chistes. Sí, no siempre es fácil pasarse todo el día de pie y tratar con clientes malhumorados, pero todo mesero tiene algo que recordar, incluso si hace tiempo que dejó este trabajo.

  • Una mujer nos devolvió una ensalada de pollo a la parrilla porque estaba fría. Así que cocinamos pollo nuevo y nos aseguramos de devolverlo caliente. Nos la devolvió otra vez. La ensalada no estaba lo suficientemente caliente para ella. La calentamos en el microondas. Se la comió. © Honestnt / Reddit
  • Un hombre pidió té. Ese día traíamos teteras nuevas, muy pesadas. Le llevé el té, me incliné hacia la mesa para ponerle una taza y se lo derramé todo encima de los pantalones. Y él estaba hablando por teléfono en ese momento.
    Me asusté mucho, le di unas servilletas y me escondí detrás de la barra. Me quedé allí porque pensé que me mataría. Y luego, unos 10 minutos más tarde, se acercó a la caja registradora. Pensé que iba a gritar, pero se rio y me dijo: “Señorita, debería tener más cuidado”. Después de eso, incluso pidió un trozo de tarta y me dejó una buena propina.
  • Una vez vino una mujer muy delgada de mediana edad, probablemente pesaba unos 45 kilos. Entró y me preguntó cuál era nuestro filete más grande. Le dije: “Tenemos un entrecot de unos 600 gramos”. Me contestó: “Está bien, lo quiero”. Servimos los filetes con una guarnición a elegir, así que le pregunté qué quería y se negó en redondo. En fin, le llevo el filete, se lo come, un poco más tarde me acerco a la mesa a preguntarle qué le ha parecido el platillo. Y me dice: “Tráeme otro filete”. Le pregunté si todo estaba bien, y ella dijo: “Sí, sí, todo está bien, solo quiero otro filete”. El chef no podía creerlo. Se comió más de un kilo de carne y me dejó una buena propina. © shadowgnome396 / Reddit
  • Trabajaba en un restaurante japonés y un cliente preguntó si teníamos salsa de soja baja en sodio. La petición en sí era bastante normal, y teníamos esa salsa, por lo que le llevé una botella al cliente. Pero la echó en un vaso de refresco. © -eDgAR- / Reddit
  • Hace unos años, trabajaba en una pequeña cafetería con muy buena comida, aunque no muy variada. Un hombre entró y ordenó un hot cake dulce con helado de vainilla. Vale, un pedido normal. Y luego pidió huevos revueltos y perejil encima del hot cake. Le pregunté varias veces si estaba seguro y le advertí de que no le darían dos hot cakes por separado (dulce y salado), sino todo junto. Dijo que estaba seguro. Le llevé de la cocina el susodicho hot cake “helado de vainilla con huevos revueltos”, y el hombre se lo comió con gusto. © cannotaccessorise / Reddit
  • Serví té helado a una mujer, y le molestó que el hielo flotara encima en lugar de debajo. Oh, lo siento, señora, ahora cambiaré las leyes de la física y le serviré una bebida nueva. © frostandtheboughs / Reddit
  • En la cafetería donde trabajaba, siempre servíamos vasos de agua a los clientes. Un día entraron dos mujeres, dijeron que un hombre estaba a punto de unirse a ellas, y les pregunté si podía servirle agua mientras tanto. “No hace falta”, me dijeron, “está intentando dejar de beber agua”. Pensé que era una broma, y cuando el hombre entró, le ofrecí un vaso de agua. Y me dijo: “¡No, estoy dejando de beber agua!”. © horton_hears_a_homie / Reddit
  • Tuvimos una pareja que me pidió que no recogiera la mesa de momento, ¡y el hombre se puso a lamer todos los platos! Habían ordenado varios platillos diferentes, y no se calmó hasta que lamió todos los platos lo que había en la mesa. Y todo esto ocurría en la sala común, es decir, los demás comensales podían verlo todo. © tehvillageidiot / Reddit
  • Trabajé durante unos meses como camarera en un restaurante caro. Entró una familia, aparentemente gente buena y decente. Dejaron a su hijo mayor en la zona de juegos, mientras que el otro, todavía un bebé, se quedó con ellos. Pidieron bastante comida, así que esperaba una buena propina. Pero en lugar de eso, decidieron cambiarle el pañal al niño en la mesa. El olor era terrible, algunos comensales incluso se fueron. Y después, dejaron el pañal sucio justo encima de la mesa.
  • Un hombre me pidió que le trajera cebollas. ¡Cebollas! Así que se las llevé. Luego me pidió un plato, un cuchillo, ketchup y servilletas de papel. El cliente siempre tiene razón, así que se lo llevé todo y me hice a un lado observando con curiosidad.
    Cortó las cebollas, les echó ketchup por encima, añadió servilletas de papel y me dijo: “Por favor, llévale esto a mi esposa que está en aquella mesa y dale las gracias por los 5 años de nuestro matrimonio”. Y luego salió corriendo de la cafetería.
  • Nos visitaba la que llamábamos “la mujer del perejil”. Solo pedía un vaso de leche y un cuenco lleno de perejil. Sin aderezo ni nada, tan solo perejil fresco a secas. balljoint / Reddit
  • Trabajo en un restaurante de lujo. Tenemos clientes diferentes, pero mi regla principal es no mostrar nunca que estoy atónita. Una vez entró un hombre, estudió la carta durante un buen rato y dijo: “Quiero un filete sin el filete, por favor”. Y los acompañamientos del filete son solo champiñones, salsa y ensalada. Me quedé de piedra, pero no mostré mi sorpresa, anoté todo y repetí: “Un filete sin el filete”.
    Hicimos lo que pidió y le llevé la comida. El hombre estaba contento. Resultó que era crudivegano, y por primera vez que le atendieron bien sin que nadie le mirara como si estuviera loco. Pagó el precio completo del platillo, aunque le ofrecimos un descuento, me dio las gracias y me dejó una propina enorme.
  • Trabajaba en un bar de fideos que no estaba nunca muy concurrido, así que era fácil no perder de vista a los clientes. Un día entraron dos chicas y pidieron fideos. Les llevamos su pedido y vi que una de ellas se arrancaba tranquilamente un cabello de la cabeza y lo ponía en su plato. Al cabo de unos minutos vino a mi mostrador y me dijo que había encontrado un pelo en su comida y que quería que le devolviera el dinero. Le dije que la había visto poner el cabello en la comida y me negué. Así que, obviamente, quería ver al encargado.
    Sale la encargada para inspeccionar el plato. Sin que yo se lo pidiera, dijo: “Bueno, este cabello es rubio y, como puede ver, aquí todas somos morenas, y los cocineros son hombres con el pelo corto, así que no es nuestro”. La chica se puso un poco colorada.
    La encargada entonces agarró dicho cabello, lo examinó y continuó: “También hay una mancha de pintura justo aquí, del mismo color que la mancha de tu blusa”. A lo que las chicas simplemente tartamudearon algo y se fueron, bastante coloradas. Luego la encargada me contó que no había visto mancha en el cabello, pero se fijó en la de la blusa y decidió utilizarla a su favor. Y funcionó. © Franki Napolitano / Quora
  • Llegó un pedido a la cocina: un sándwich de huevo frito, pero sin mayonesa, con la nota: “El cliente tiene una terrible alergia a la mayonesa”. Me pregunté cómo preparar un platillo con huevo y mantequilla para una persona alérgica a la salsa de huevo y mantequilla. Al final fui a la mesa del cliente y le expliqué que era imposible. El hombre me dijo que siempre señalaba que es alérgico porque odia la mayonesa en los bocadillos, pero hoy ha sido la primera vez que le han pillado. Dejó propina y una nota que decía: “Gracias por cuidarme”. © William Chambers / Quora
  • Mi excompañera de clase vino a nuestro restaurante con su esposo y me miró de reojo al verme detrás de la barra. Examinaron la carta mucho tiempo buscando algo más barato. Luego publicó 300 selfies diciendo que habían celebrado su aniversario aquí. Pero yo simplemente me reí de todo esto. La gente está tan llena de prejuicios.
  • Una pareja cenó en nuestro restaurante. El hombre me dejó una buena propina y luego se fue al servicio. Después, la mujer me llamó y me exigió que le devolviera la propina. Decidí esperar a que volviera el hombre, le di el dinero y le expliqué lo sucedido.
    La mujer se puso colorada y, a juzgar por su mirada, estaba dispuesta a matarme. El hombre estaba confuso, pero no aceptó el dinero. Cuando se iban, la mujer murmuró: “Gástate este dinero en cirugía plástica”.

Por cierto, hay meseros tan geniales que podrían dar una clase magistral sobre el servicio excelente.

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