17 Costumbres de la época victoriana que hoy nos harían sentir como pez fuera del agua

Curiosidades
hace 1 año

Allá por los años 1800, las personas vivían de una forma muy diferente a la actual. Resulta lógico que también hayan tenido distintas formas de comportamiento. Si bien podemos pensar en muchas cosas del pasado que no debieron cambiar, estamos felices porque muchas otras sí lo hicieron.

En Genial.guru te contamos sobre algunas reglas de etiqueta que la gente de la época victoriana debía respetar. Se trata de 17 disparates que hoy nos hacen alegramos de vivir en el siglo XXI como lo conocemos.

1. Caminar del lado derecho de la acera

Hay muchas teorías sobre el por qué de esta regla, pero tanto damas como caballeros, debían caminar siempre por la parte derecha de la acera al tomar un paseo. Si se trataba de una vereda estrecha o peligrosa, era una obligación de los caballeros estar atentos para que las damas no sufrieran ningún daño.

2. La damas no debían usar ambas manos para levantar sus vestidos

Por otro lado, si el pavimento era inseguro, el caballero debía ofrecer su brazo a la dama para que esta pudiera caminar con mayor seguridad. Además, si el suelo estaba cubierto de baches, ella podía levantar ligeramente su vestido con la mano derecha. Usar ambas se veía vulgar. Si llovía, podía aceptar el paraguas que le ofreciera un caballero si es que se conocían e iban en la misma dirección.

3. Se ayudaba a las mujeres a descender de los carruajes

Aunque parezca raro, cuando una mujer descendía de un carruaje, un hombre debía ayudarla sin necesidad de que hubiese una presentación previa o que se conozcan. Cuando ella lograba bajar, le exigía un saludo con su sombrero y que siguiese su camino, sin intentar entablar ningún tipo de conversación con la dama, ni importunarla de cualquier otro modo.

4. No miraban ni consultaban por productos si no tenían intención de comprarlos

Hoy entramos en distintas tiendas, comparamos precios, nos probamos ropa y muchas veces nos vamos sin comprarla: simplemente llamó nuestra atención. En la época victoriana esto estaba mal visto. Si no existía la intención de compra, no se podía ni siquiera pararse afuera y observar las vidrieras. Se consideraba que quien miraba y no compraba era pobre y vicioso.

5. Se presentaba a los solteros a la sociedad para saber su disponibilidad

Durante estos tiempos, era necesario saber si las personas estaban disponibles para casarse, lo cual se averiguaba mediante una presentación en sociedad. Las parejas debían estar acompañadas por otra gente todo el tiempo, ya que una de las normas de etiqueta era que la pareja no podía quedarse sola hasta luego de consolidado su matrimonio.

6. Había reglas para las parejas y las características que debían tener

Tampoco nosotros podemos entenderlo, pero resulta que las personas con cabello rojo brillante debían casarse con alguien con pelo negro. Por otro lado, los muy corpulentos deberían juntarse con los delgados. Finalmente, los de cuerpo fuerte deberían estar con los de rasgos redondos, afectuosos y emocionales.

7. Las mujeres no debían caminar apuradas

Ante todo, una dama debía caminar con gracia y elegancia. Era importante evitar ir apuradas por la calle. Cualquier movimiento brusco era mal visto porque le quitaba calma a su andar. De más está decir que mucho menos debían correr. Esto no solo era porque podía ser peligroso, sino que también mostraba falta de dignidad.

8. Los vestidos debían ser lo más sencillos posible

Existe una frase que dice que una dama de aquella época nunca estaba mejor vestida que cuando no podían recordar con qué vestía. Es decir, si su ropa estaba perfectamente integrada en el contexto y no llamaba en absoluto la atención, es que conoce bien las normas. Se sostenía que “el vestido más sencillo es siempre el más elegante, y una dama que viste con sencillez nunca se vestirá fuera de moda”.

9. Había estrictas reglas para la cena

En primer lugar, había que enviar invitaciones a los participantes. Cuando la cena estaba lista, debían desfilar al comedor según un determinado orden establecido en función de la importancia de cada uno. Los modales en la mesa consistían no solo en el uso correcto de los cubiertos, sino también en una conversación apropiada para la ocasión, sin bromas o situaciones incómodas.

10. No debían saludar desde la ventana

Parece increíble, pero un caballero nunca debía saludar desde una ventana a una dama que paseara por la calle. De forma contraria, si él iba por calle y ella saludaba, el caballero podía responder el saludo discretamente. De igual manera, el protocolo no lo recomendaba debido a las miradas indiscretas y a los rumores que esa acción podía provocar en la sociedad.

11. Había distintos cuidados que se debían tener al hablar

Las normas de etiqueta de la época incluso dictaban quién debía comenzar la conversación. En uno de los casos, el hombre debía hablar primero. También había cierto proceso para comenzar a conversar: la mujer debía hacer un gesto de reconocimiento, el hombre uno de cortesía, ella extendía su mano, el hombre la tomaba y a partir de ahí comenzaban. Estaba mal visto hablar de política, dinero o religión.

12. Había reglas para besarse

Puertas adentro, cuando se encontraban entre amigos íntimos, entre damas, en la casa particular, era común utilizar los besos como modo de saludo. Esta práctica, sin embargo, era muy mal vista si se trataba de dos mujeres. Cuando se hacía en público era considerado vulgar, y las damas de delicadeza y verdadero refinamiento debían evitarlo por completo.

13. Existían modos específicos de bañarse para las damas

Si bien no se acostumbraba a ducharse o bañarse a diario, cuando lo hacían debían utilizar poca agua, no más de un litro y preferentemente con agua de lluvia perfumada. Con respecto al cabello, las damas debían lavarlo ocasionalmente con agua y jabón. Cuando este se ponía áspero y seco, debían usar grasa de oso u otro apósito.

14. Los paseos en carruaje seguían un orden

Para los viajes en carruaje, el caballero debía sentarse no al lado sino enfrente de la dama, de espaldas a los caballos o a la dirección en la que se marchaba. Una vez llegados al destino debía ayudarla a descender del vehículo y tener cuidado de no pisar su vestido. Solo se sentaba al lado de una dama si era su pariente.

15. Las reglas para montar en bicicleta

En la época existían toda clase de libros con reglas y prudentes consejos sobre el comportamiento tanto de hombres como mujeres. En uno de ellos, se aconsejaba evitar jugar a carreras con otras ciclistas o andar con vestimenta poco femenina, y nunca debían transportarse sin tener en cuenta las reglas de tránsito.

16. También se debía respetar la etiqueta dentro del hogar

Si bien el hogar era un espacio de calidez y comodidad, puertas adentro las reglas de etiqueta podían llegar a ser tan estrictas como en el exterior. Por mencionar algunos ejemplos, no era correcto permanecer con el sombrero puesto, tomar posturas poco elegantes, apoyarse en la pared, poner el pie sobre una silla o sentarse de malas formas. Además, la dama tenía que estar todos los días debidamente vestida y lista para recibir visitas para la hora del té.

17. La etiqueta en juegos de cartas

Hasta para el ocio eran estrictos. Con respecto a los juegos de cartas, era impensado romper las reglas o hacer trampa. Si se enteraban u observaban que alguien hacía trampa, debían llamarlo en voz baja y con mucha cortesía. De más está decir que no debían exaltarse, de hecho las personas que experimentaban muchas emociones debían evitar jugar.

Muchas de estas reglas hoy nos resultan extrañas y difíciles de seguir debido a nuestras actuales formas de vivir. ¿Por qué razones no hubieses podido cumplir con el estereotipo de la época si pertenecieras a ella? ¿En qué año te hubiera gustado nacer?

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