17 Experiencias de especialistas que muestran lo difícil que puede ser su labor

Historias
hace 5 horas

El lado oculto de cualquier profesión son las dificultades. Por ejemplo, los maestros deben saber cómo conectar con los niños, y a veces eso no es nada fácil. Los especialistas en trabajos manuales suelen trabajar hasta el límite de sus fuerzas. En este artículo leerás los problemas con los que se enfrentan los representantes de diferentes profesiones. Spoiler: no siempre falta el toque cómico.

  • Trabajé en una tienda de cerraduras. Un día, llegó un abuelo que se quedó parado frente al escaparate, apretando una moneda de 50 centavos mientras observaba los precios. Me di cuenta de que con ese dinero no le alcanzaría para comprar una cerradura, así que decidí ayudarle y cubrir la diferencia. Fui educada para ser amable, pensando en lo difícil que puede ser para los ancianos, con pensiones bajas y tantas dificultades. Sin embargo, mis colegas se burlaron de mí. Al día siguiente, este mismo abuelo regresó por otra cerradura, pero cuando no se la vendieron al mismo precio, armó un pequeño escándalo.
  • Cuando decidí dar clases particulares, todos, desde mi mamá hasta mis amigas, se convirtieron en “expertas” en marketing de servicios. Me aconsejaban empezar con los hijos de conocidos y familiares, y criticaban que cobrara “muy poco” para mi nivel profesional. Pero, cuando mencioné que estaba dispuesta a ayudar a sus hijos por el precio que ellas mismas habían sugerido, todas desaparecieron. Incluso mi mamá dijo que le daba pena ofrecer mis servicios a sus conocidos. Al final, solo una amiga me ayudó a conseguir a uno de mis primeros estudiantes.
  • Hace poco me gradué de un colegio técnico como diseñadora y ahora estoy en busca de trabajo. Mi familia insiste en que soy muy talentosa, no solo en diseño, sino también en edición de video y audio. Me dicen: “No te menosprecies, pon en tu currículum un sueldo decente. Al menos unos 4,000 USD (que, fuera de la capital, es un excelente salario)”. Sin embargo, me siento incómoda al hacerlo, ya que creo que mis habilidades aún son básicas, a pesar de los comentarios positivos que recibo sobre mi trabajo. No sé cómo superar esta inseguridad.
  • Trabajé en una línea de atención gratuita como operadora. Un día recibí una llamada de un hombre. Recité el saludo estándar y él preguntó: “¿Estoy hablando con una computadora o con una persona real?”. Me quedé un poco desconcertada y respondí: “Con una persona, sí… está hablando con una operadora”. Entonces, del otro lado escuché un grito triunfante y emocionado: “¡Ahhh! ¿Qué te dije, José? ¡Perdiste la apuesta! ¡Gracias, señorita!”. Y colgó.
  • En una ocasión, trabajé como cajera en una pastelería. Me asignaron a un aprendiz, un chico de unos 18 años. Una mujer llegó, eligió un éclair y él la atendió. Colocó el éclair en una bolsita, pero la clienta cambió de opinión y eligió otro pastel. Pagó y se fue. El aprendiz se quedó con la bolsita en la mano y me preguntó: “¿Y qué hago con esto?”. Un poco exasperada, le contesté: “¡Cómelo!” y me fui al almacén. Cuando regresé, lo vi comiéndoselo. No pude evitar reírme.
  • Si tienes un amigo diseñador y le pides algo, ya sea un collage o una tarjeta, y llegas con urgencia diciendo que lo necesitas para hoy mismo, ¿de verdad te sorprende que te cobre más caro? Todo trabajo tiene un costo, y los encargos urgentes aún más. El hecho de que sean amigos no hace que el trabajo sea más sencillo, sigue siendo un esfuerzo. Y luego, enojarte y rechazar el trabajo terminado porque “es caro”... ¡eso sí que no! El tiempo ya fue invertido. Es frustrante. Por favor, no hagas eso.
  • Doy clases de matemáticas, y con frecuencia los niños dicen: “No me interesa”. Les respondo: “¿Cómo que no? ¡Es para contar tu dinero, lo que significa riqueza potencial!”. Pero ellos contestan: “El dinero está en la tarjeta, el banco lo maneja, ¿qué más da?”. Por favor, lo básico: si un chocolate cuesta 100 pesos, pero en la caja te cobran 120, ¡perdiste 20! Ellos, indiferentes: “¿Y qué? ¿Preocuparme por centavos?”. No entienden la conexión, y así terminan perdiendo mucho más. A veces, incluso los padres no llevan la cuenta de cuánto me deben. Es todo un espectáculo. ¡Hay que aprender a controlar el dinero!
  • En una fábrica contrataron a un técnico para reparar una máquina grande. El técnico llegó, la inspeccionó y simplemente la golpeó con un martillo. La máquina comenzó a funcionar de inmediato. El dueño de la fábrica quedó encantado, pero su actitud cambió al recibir la factura de 100 dólares. Le pareció excesivo y pidió un desglose detallado. El técnico entregó la factura: "Herramienta para golpear: 1 dólar; saber dónde golpear: 99 dólares". © LadeeAlana / Reddit
  • Trabajé en un taller mecánico, y un día mi jefe me pidió que estacionara un camión de un cliente. Él no entendió que se trataba de un tráiler, demasiado grande para entrar al garaje. Yo, siendo nuevo, no sabía que algunos camiones simplemente no caben en ciertas áreas del taller. Comencé a estacionarlo, y de repente el techo del camión se arrancó como si fuera una lata de sardinas. Una tubería del techo se rompió, inundando tanto el camión como el taller. Lo peor de todo: el cliente estaba viendo todo. Fue una experiencia horrible. © LanDew / Reddit
  • Trabajo como técnico instalador de internet. Una vez fui a casa de un cliente, un abuelo mayor que no escuchaba muy bien. Hice mi trabajo en el pasillo y luego entré al apartamento. Apenas crucé la puerta, un gato se deslizó entre mis piernas y salió corriendo al pasillo. Grité: “¡Su gato se escapó al pasillo!”. Pero el abuelo no respondió. ¿Qué iba a hacer? Supuse que era su responsabilidad haberlo sujetado. Decidí atraparlo (el apartamento estaba en el octavo piso). El gato corrió escaleras abajo, y yo fui detrás de él hasta llegar al primer piso. Exhausto y sin aliento, logré atraparlo y lo subí de nuevo al apartamento en el ascensor. El gato era enorme y no paraba de maullar y retorcerse. Apenas lo devolví al apartamento, el maldito peludo volvió a escaparse. Esta vez bajé directamente al primer piso en el ascensor, pero no estaba allí, así que comencé a buscarlo piso por piso. No lo encontré. Pensé que tal vez había bajado al sótano, así que fui hasta allí, pero la puerta estaba cerrada. Subí las escaleras de nuevo, y para mi sorpresa, el gato no había bajado, sino subido al noveno piso. Finalmente lo atrapé otra vez. Esta vez, al devolverlo al apartamento, cerré la puerta de inmediato. Por fin podía continuar con mi trabajo. Cuando terminé, escuché al abuelo gritar desde la entrada: “¿Qué es esto? ¿Qué gato anda corriendo por mi apartamento? ¡Nunca he tenido gatos!”. Y lo echó al pasillo. Fue entonces cuando entendí que había estado persiguiendo al gato equivocado. Menos mal que el verdadero dueño no me vio.
  • Trabajo como chef. Es un trabajo exigente, pero me encanta. Paso entre 12 y 15 horas de pie, rodeada de calor, caos y prisas. Durante esas horas, mi mente está completamente enfocada en el trabajo. Pero cuando llego a casa, mi esposo me abraza, sonríe y me dice que huelo a hamburguesas, panecillos o sopa. Es un gesto tierno, pero yo quiero oler como una mujer: a perfume y flores. Con este trabajo, cualquier perfume es inútil.
  • Trabajé en soporte técnico y un día recibí un mensaje de voz: “La computadora emite un pitido raro. ¿Podría venir a revisarlo?”. Supuse de inmediato que sería un problema grave, tal vez de la placa base o del altavoz interno. Sin embargo, poco después llegó un segundo mensaje: “Olvídelo, era una sirena de bomberos en la calle”. © halbowitz / Reddit
  • En nuestra tienda llamó un hombre diciendo que necesitaba un recibo por una guitarra que había comprado aquí. Le pedí su apellido y busqué en el sistema, pero no encontré nada. Le pregunté cuándo la había comprado, ya que nuestra base de datos solo abarca desde principios de los años 2000. Después de pensarlo un momento, me respondió: “Debe haber sido en el verano del 57”. ¿Perdón? Sí, dijo que compró la guitarra en 1957, o quizá en 1955, no estaba seguro. Le respondí: “Lo siento, pero no tenemos registros de esa época. La tienda se mudó en 1980, y solo guardamos reportes de los últimos siete años”. Él insistió: “No estoy pidiendo reportes, solo quiero una copia de mi recibo. ¿No transfirieron los archivos del viejo local?”. Me quedé sin palabras. Le expliqué que no podía ayudarle. Pidió hablar con el gerente, así que transferí la llamada. El gerente le dijo lo mismo. No podía creerlo. Incluso si, por alguna magia, existieran archivos repletos de recibos escritos a mano de los años 50, ¿realmente esperaba que yo los buscara por él? © Unknown author / Reddit
  • Trabajé en una cafetería y un día la máquina de café se descompuso. Dos camareras intentaron arreglarla mientras yo revisaba las mesas. Cuando regresé a la barra, las vi usando un montón de ligas, cuerdas y otras cosas extrañas para repararla, pegando todo tipo de cosas de la máquina a las paredes. Nuestro gerente estaba ahí, ayudándolas en esta “reparación Frankenstein”.
    Me acerqué, quité todo lo que habían puesto y simplemente tapé la fuga con plástico y una liga. Me reí durante todo el día. No podía creer que tres personas no pudieran solucionar algo tan sencillo. © Throwaway583thisdumb / Reddit
  • Trabajo como repartidor y hace un mes tuve un incidente bastante peculiar. Solo tenía la calle, el número de la casa y el teléfono del cliente como referencia. Al llegar, me di cuenta de que no tenía ni el número del apartamento ni el edificio, y para colmo, mi teléfono, como si tuviera vida propia, se había quedado sin batería. Me sentí completamente perdido. Empecé a acercarme a los transeúntes, explicando mi situación y pidiendo un teléfono prestado. No les dije, pero soy un tipo grande, con barba y una voz que bien podría ser la de Batman. Evidentemente, nadie estaba dispuesto a prestarme su teléfono. Después de recorrer el barrio frustrado, un hombre se acercó y, para mi sorpresa, me ofreció su teléfono. Me dijo que había visto mi desesperación y quiso ayudarme. Hoy, uno de mis colegas pasó por una situación similar. Conociendo nuestra zona, dudé que alguien lo ayudara. Recordando lo que viví, le presté mi teléfono sin decir nada. La moraleja de esta historia es simple: ¡confíen más en los demás! Y si por alguna casualidad el hombre que me ayudó está leyendo esto, quiero que sepa que lo recuerdo y que la bondad se ha transmitido.
  • Estábamos en una videollamada de trabajo cuando, de repente, apareció la esposa del orador. Le reclamó por "estar sin hacer nada". Él intentó explicarle que estaba en una reunión, pero ella le respondió: “Las reuniones son en la oficina, no en la computadora”, y acto seguido le lanzó una bolsa de basura. El hombre, con total calma, respondió: “Vete al demonio”. Como no había apagado el micrófono, todos escuchamos lo ocurrido.
  • Una mujer llegó con una foto de su bisabuelo, en la que él aparecía de espaldas. Me pidió: “Escanea la foto, ábrela en el editor y gíralo para que se vea su rostro”. No entendía por qué eso no era posible. Finalmente, se me ocurrió una solución creativa: le expliqué que las cámaras antiguas no podían captar toda la información de un objeto para mostrar el otro lado. Le dije que esa tecnología aún no había sido inventada en esa época. Ella me creyó sin cuestionar nada. No aclaré que esa función todavía no existe. © Unknown author / Reddit

Probablemente, el premio a la mayor cantidad de historias graciosas e inverosímiles en el trabajo pertenece a quienes tratan con clientes. ¡De todo pasa!

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas