17 Historias del jardín de niños que siguen haciendo reír (o sudar) a los adultos

Historias
hace 1 día
17 Historias del jardín de niños que siguen haciendo reír (o sudar) a los adultos

Los padres y maestros lo saben: incluso el día más normal en el jardín de niños rara vez es aburrido. Constantemente, los niños sorprenden con sus acciones, sus palabras y su manera tan singular de ver el mundo. Hay momentos que, sin duda, se quedan en la memoria durante años, convirtiéndose en parte de las historias familiares.

  • Estábamos en un evento. Salió un niño al escenario vestido de conejo y dijo: “Ayer, mi mamá dijo que su evento es una porquería. Antes era mejor”. La maestra, desconcertada, se puso pálida. Le pidió al “conejito” que recitara su poema, pero él se dio vuelta y respondió: “No, mi mamá dijo que no tengo por qué hacer el ridículo”. Me quedé sorprendida. Y, de reojo, vi cómo una mamá intentaba subirse la capucha para taparse la cara y desaparecer. Al menos fue honesto, ¿no? A los niños no se les puede mentir, luego lo cuentan todo tal cual. Nunca recitó el poema, y desde entonces recuerdo ese evento como un show de stand-up. © Mamdarinka / VK
  • Llevé a mi hija al jardín de niños. Estuvo ahí un solo día y, después, nos pidieron amablemente que retiráramos sus documentos. ¿Por qué? La razón es increíble. Resulta que todos los niños hacían berrinche porque mi hija ya sabía leer y escribir un poco. Así que, mientras los demás aprendían las letras, ella se quedaba en una esquina, jugando tranquilamente con sus muñecas. A los otros les daba envidia, porque también querían jugar. Además, me regañaron por decir que enseñar a los niños es responsabilidad de los profesores, no de los padres. Como si les estuviera quitando el trabajo. ¿Perdón, qué? © Habitación n.° 6 / VK
  • Teníamos la esperanza de que nuestro hijo trajera dibujos y manualidades del jardín de niños, pero lo que trajo fue una infección estomacal. © XAYZZzz / Pikabu
  • En el jardín de niños le gustaba a dos niños al mismo tiempo. Un día, decidieron ponerle fin a ese “triángulo amoroso”. Se acercaron y me preguntaron cuál de los dos sería mi compañero de vida. Lo pensé un momento y los decepcioné a ambos: les dije que iba a vivir con Max, mi perro. Ahora tengo dieciséis, y comienzo a sospechar que, en aquella respuesta mía, había algo de profético. © Shogwarts / VK
  • De niña era una persona muy directa. Una vez, cuando estaba en el jardín de niños, vinieron de la televisión a grabar. Me preguntaron: “Niña, ¿qué es lo que más te gusta de la escuela?”. Yo sonreí dulcemente y, con toda sinceridad, hice que la maestra se sonrojara con mi respuesta: “A mí, en realidad, no me gusta nada su escuela”. Ojalá tuviera ahora esa seguridad© Not everyone will understand / VK
  • La maestra les dio a todos los padres una tarea: llevar a sus hijos al zoológico, elegir un animal y describirlo. Así que fuimos. Mi hija pasó de largo frente a todos los animales, se detuvo frente a un hidrante y, decidida, dijo que iba a escribir sobre eso. No quiso escucharme; ni siquiera los flamencos lograron impresionarla, así que no me quedó más remedio que aceptar. Escribimos juntas todo lo que yo sabía sobre los hidrantes. En el jardín de niños la felicitaron y comentaron que conocer las normas de seguridad contra incendios era mucho más importante para los niños que saber cómo duerme un león© Not everyone will understand / VK
  • Mi hija comenzó a ir al jardín de niños. El trayecto hasta el trabajo era largo, así que la dejaba en el jardín a las 6:40, aunque se dormía tarde. No descansaba bien. Al final, tuve que cambiar de trabajo, porque un buen día el maestro me envió esta foto. Desde entonces, ya no llevo a mi hija tan temprano al jardín de niños. © Behappy0991 / Pikabu
  • Mi hijo me contó lo que pasó ayer. Una niña llevó su muñeca al jardín de niños. Ahí hay pocos juguetes, y los que hay ya están muy desgastados. Como era de esperarse, todos corrieron a jugar con la muñeca. Cuando llegó a manos de mi hijo, resultó que tenía un brazo roto. La niña se puso a llorar, la maestra lo vio y lo regañó. Pero él no entiende qué culpa tiene, porque la muñeca ya estaba rota. Hoy fui a hablar a su escuela, pero no le creyeron. Exigen que le compremos una muñeca nueva a la niña, y ahora, para los demás niños, mi hijo es “el malo”. No sé qué hacer. © poipoipoipoi01 / Pikabu
  • Una vez me escapé de la guardería. Hice un pequeño túnel bajo la cerca y me metí por ahí. Tendría unos tres años. No me gustaba estar en ese lugar, así que decidí irme a casa. Recuerdo muy bien que todos me preguntaban: “Niña, ¿a dónde vas? ¿Dónde está tu mamá?”. Yo respondía que justamente iba a casa con mi mamá, y salía corriendo. Mis recuerdos se cortan en el momento en que toqué la puerta y mi abuela me abrió. El alboroto en la guardería fue tremendo. No había celulares, y en casa de mi abuela tampoco había teléfono. Tuvo que ir con los vecinos para llamar al trabajo de mi mamá y avisarle que yo estaba en casa. Pero nunca más me volvieron a enviar a la guardería. © Izyaslav in a Fury / ADME
  • Mi hija comenzó a ir al jardín de niños y, cada día, llega diciendo frases nuevas de allá. Por ejemplo: “No empujes a Andrés”, “Termínate la papilla” y cosas por el estilo. Pero hoy miró al gato fijamente a los ojos y le dijo, con profundo cansancio: “¡Qué harta estoy de ustedes!”. Al parecer, los 18 pequeñitos de la maestra ya la tienen agotada. © Mamdarinka / VK
  • Mi pequeña estuvo enferma durante dos semanas. En ese tiempo, instalaron una casita de juegos nueva en el patio del jardín de niños. Las maestras nos escribían de vez en cuando para preguntar: “¿Cómo está María? Sin ella, todo está muy tranquilo”. Pero cuando volvió al jardín, no tuvieron tiempo de reaccionar: mi hija y su amigo ya corrían y agitaban las tablas de esa misma casita. La desarmaron como si fueran monitos de caricatura. En ese momento, todas las maestras dijeron al mismo tiempo: “¡Definitivamente, María está de vuelta!”. © Elena / ADME
  • Este año fuimos por primera vez al jardín de niños. Estaba muy nerviosa por mi hija, porque su hermana había pasado su primer día en el jardín llorando, con lágrimas en los ojos. No quería separarse de mí, y a mí se me partía el corazón. Con la más pequeña, todo fue mucho más sencillo. Entramos al salón y la maestra nos recibió diciendo: “Hola, me llamo Carolina Martínez, y la otra maestra se llama Laura Ramírez. ¿Y tú cómo te llamas, princesa?”. Mi hija respondió: “Sofía Sánchez, ¡mucho gusto!”. © Mamdarinka / VK
  • Una vez, en el jardín de niños, escribí unas cuantas letras en el pizarrón y me paseaba orgulloso mostrándoselas a todos. Pero, de pronto, escuché que podía meterme en problemas por esas letras. Me asusté tanto que salí corriendo a esconderme. Estaba convencido de que me iban a llevar a la cárcel. Luego resultó que nadie las conocía, simplemente porque todavía no las habían aprendido. © poke-a-doke / Reddit
  • De niña, mi mamá me regaló una rosa artificial, cubierta de brillantina y rociada con su perfume. Yo estaba encantada y me la llevé al jardín de niños. Una compañera me pidió verla. Se la presté y ella no la robó ni la rompió. Fue con la maestra y le dijo: “Mire lo que ella le regaló”. La maestra estuvo a punto de llorar. De inmediato la colocó en su lapicera, sobre el escritorio, y me dijo: “¡Gracias, mi sol! ¡Qué detalle tan bonito! ¡Qué rosa tan hermosa!”. Se veía tan feliz que no tuve valor para decirle que, en realidad, no se la estaba regalando. ¡Cuánto lloré por esa rosa cuando llegué a casa! Hasta el día de hoy no entiendo por qué esa niña hizo eso. © Overheard / VK
  • Mi hija de 3 años lleva varios meses yendo a un club de fútbol extraescolar en el jardín de niños. Las clases se realizan en el auditorio. Cada vez que le pregunto: “¿Y cómo te fue? ¿Metiste goles hoy?”, siempre me responde lo mismo: “No me dieron el balón”. Bueno, pensé, es pequeña, el entrenador sabrá lo que hace. Pero el otro día, mi esposo fue a recogerla y se enteró de que los demás niños tampoco habían pateado el balón ni una sola vez. Así que le preguntamos al entrenador: “¿Por qué no deja que los niños pateen el balón?”. Y él respondió: “¿Cómo van a patear aquí, si todo está rodeado de vidrios y espejos?”. © forest.river / Pikabu
  • Un niño habló sobre su familia: “Tengo un hermano, una prima hermana, un primo segundo y una prima segunda”. Le pregunté: “¿Y quién es un primo segundo?”. Y él me respondió: “Es lo mismo que una prima segunda, solo que es niño”. © trenchar / Pikabu
  • Mi primo, desde pequeño, comía mal y le disgustaba especialmente la sopa. Pero cuando empezó a ir al jardín de niños, de repente comenzó a comerla. Sus padres lo felicitaron de inmediato: “¡Has crecido tanto y ahora comes sopa!”. Y él les respondió: “¡En el jardín, si no te terminas la sopa de inmediato, te sirven la segunda ración!”. Así de dura fue su infancia. © Boba / ADME
Imagen de portada Habitación n.° 6 / VK

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas