Yo conozco a personas que no tienen nada de tacto... podrían estar en este artículo.
17 Personas que se toparon con tanta falta de tacto que todavía no pueden recuperarse
Difícilmente haya al menos una persona en la Tierra que nunca se haya enfrentado a reacciones inapropiadas y a preguntas sin tacto de otros. Es difícil entender por qué algunas personas de vez en cuando intentan pinchar a alguien donde más le duele. Pero una cosa está clara: muchos ni siquiera notan que no están siendo muy educados.
Genial.guru les desea sinceramente a todos que se crucen con la menor cantidad de comentarios tóxicos posible. Y en nuestra selección de hoy, juntamos acciones de personas que simplemente se olvidaron de guardar sus opiniones para sí mismas.
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En el kínder gané el concurso “Mini Miss Kindergarten”. Había dos regalos: para el primer lugar y para el segundo. Como ganadora, se me dio la oportunidad de elegir. Había dos juguetes de peluche: ¿un perro blanco como la nieve o una ardilla? ¡La elección era obvia! Infinita emoción infantil. Estaba yendo a casa, abrazando orgullosamente mi premio, y entonces mi abuela me quitó al perro con las palabras: “¡A las niñas descuidadas como tú un juguete así no les dura ni 15 minutos!”. Una indescriptible confusión se apoderó de mí. Mi mamá estaba en el hospital, no estaba para ocuparse de los problemas de sus hijos. Y mi padre o no quiso discutir con su suegra, o siempre estaba en el trabajo, pero tampoco hizo nada. Me quejé, pero fue en vano. En pocas palabras, volví a tener ese juguete en mis manos después de... 15 años, cuando ya estaba en mi cuarto año de universidad. Estaba como nuevo, porque lo habían guardado en una bolsa en el ropero, PERO... © “Oídoporahí” / Vk
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Me dedico a hacer obras de caridad y noté que las personas más desagradables son las que donan centavos. Un “benefactor” así transfiere 5 USD y luego, más que nadie, echando espuma por la boca, grita exigiendo facturas y justificaciones. Y eso a pesar de que todos estos datos están disponibles para todo aquel que quiera verlos. Nunca he visto tal indignación en quienes transfieren cantidades tangibles. © “Oídoporahí” / Vk
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El 1 de septiembre me regalaron un globo que luego estalló y me eché a llorar. Pero en lugar de consolarme, mi mamá me tomó una foto. Así apareció una historia completa en mi álbum de fotos: aquí estoy con un globo y sonrío, en la siguiente foto el globo estalló y lloro. Hubiera sido mejor si me conseguía otro globo. © “Oídoporahí” / Vk
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Cuando paseo con mi bulldog francés, a menudo veo a una chica con un perro de la misma raza. Una vez, por alguna razón comenzó a hablar sobre la gran cantidad de dinero que había pagado por esta raza y sobre el hecho de que también había pagado de más por el color gris “azul” y los ojos azules. Me quedé de pie, orando en silencio para que ella no continuara, pero luego me preguntó: “Y el tuyo es cruzado, ¿verdad? Nunca había visto un color tan extraño. Es de un refugio, ¿no? Pobrecito. Bueno, qué bien hiciste al sacarlo del refugio, los bulldogs franceses no son un placer barato”. Nos despedimos y ella se fue, sin enterarse nunca de que yo tenía un bulldog francés absolutamente normal. © TatiGrebennique / Twitter
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Tenemos una vecina que tiene una afección en las piernas. Camina, pero le resulta muy difícil hacerlo. Mi esposa, yo y uno de nuestros vecinos a veces la ayudamos: le compramos alimentos, medicinas y otros artículos para el hogar, según ella va pidiendo. Ella paga las compras, por supuesto. Pero al mismo tiempo, no está claro por qué motivos, inunda a mi esposa de mensajes: fotos, postales, videos, mensajes de texto... Todos los días, por la mañana, puede enviar hasta 20. Esto sin contar las llamadas habituales durante las que mi esposa se ve obligada a escuchar sus largos razonamientos. Sospecho que con sus mensajes expresa su cariño y gratitud, regala optimismo, por así decirlo. Y mi esposa necesita su teléfono para trabajar. Se sobresalta con cada mensaje... Y allí hay una canción que nosotros mismos no escucharíamos nunca. Mi esposa solía responderle algo breve por cortesía. Luego insistí en que dejara de responder y que borrara esos mensajes sin abrirlos. Tal vez la vecina entendía la indirecta. Pero en este caso, la enferma vecina agradecida no comprende las indirectas. © Igor2018 / Pikabu
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Unos anunciantes llamaron a nuestra oficina diciendo que querían brindarnos servicios publicitarios. Bueno, me negué cortésmente y les dije que en un futuro próximo no necesitaríamos sus servicios. Ellos: “Entonces, ¿los llamamos después del almuerzo?”. Les expliqué con amabilidad que en un futuro cercano significaba al menos en los próximos meses. Su genial respuesta: “Y cuando los llamemos dentro de unos meses, ¿por quién preguntamos?”. © Bash.im
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Tenemos una colega a la que le gusta hablar con sus compañeros de trabajo sobre su apariencia durante las conversaciones generales. Y sus conversaciones se repiten. Es decir, no es que quiere saber algo, sino que dice para su propio entretenimiento cosas como: “No te ves muy bien. ¿No dormiste lo suficiente? ¿Cómo que dormiste lo suficiente? Tienes moretones debajo de los ojos. ¿Dices que siempre has sido así? Tal vez tus riñones estén enfermos, tienes que ir a que te revisen. No es normal lucir así. Dime, ¿qué estás haciendo para arreglarlo? ¿Quizás deberías intentar lavar las fundas de las almohadas? Tal vez sea una infección. No te queda lindo, deberías haber hecho algo antes. ¿A qué médicos acudiste? Esto debe ser tratado”. El mismo tipo de conversaciones con inquietudes detalladas y delante de todo el mundo que realiza con hombres con calvicie, chicas que tienen espinillas, si le parece que una persona tiene los dientes torcidos, etc. No comprende las indirectas que se le hacen con tacto. Cuando otras personas la interrumpen o cambian de tema, ella no se detiene, sigue avanzando como un tanque. Y solo unos pocos la cortan en seco. © anarchy19 / Pikabu
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Estaba comprando manzanas en una tienda. Pasó una chica alta con tacones altos. La vendedora: “¡Qué horror, tan alta y con tacones!”. Yo: “En realidad, es descortés hablar sobre la apariencia de otras personas”. La vendedora: “¿Y es cortés caminar con tacones cuando tienes esa altura? Me siento como un erizo a su lado”. © Bash.im
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Es de muy mala educación dejar la etiqueta del precio en un regalo. Entiendo que es una cuestión de orgullo masculino: “Gasté tanto dinero en mi esposa, puedo permitírmelo”. Pero ante la esposa misma, ¿nos puedes mostrar un poco de tacto y darle un regalo sin la etiqueta con el precio? ¿Qué pasa si la esposa es de una familia pobre y no está acostumbrada a los obsequios caros? Que piense tranquila que la sartén valía centavos. Nuestra bisabuela es así: para que pueda usar un regalo, en ningún caso puede saber su precio, de lo contrario lo enterrará en el armario y lo “cuidará” con la malsana confianza de que después nos llevaremos lo que le regalamos. © Bash.im
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Salía con un chico que simplemente me sacaba de quicio con sus “exámenes”. Contaba algo, usaba una palabra rara y preguntaba si yo conocía su significado. Yo respondía que sí, y él: “¿Ah, sí? ¿Y qué significa?”. O:
—¿Has visto tal o cual película?
—Sí.
—Ah, sí, ¿y de qué se trata?
Yo no entendía si me estaba contando algo o me estaba probando. Nos separamos y menos mal. © “Oídoporahí” / Vk -
Existe un tipo de personas que escriben en mensajes privados: “Me gusta tu trabajo”. Y si respondes por cortesía, comienza un flujo interminable de texto, donde la persona habla de sí misma, te muestra sus trabajos y comparte contigo sus esperanzas y sueños. © Blad_Moran / Twitter
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Recuerdo cómo una de nuestras maestras llamó a los hermosos jeans holgados de una de las estudiantes “bolsa de basura”, aunque a ella realmente le gustaban esos jeans. Fue terrible. Aunque todos lo tomaron como una broma, la chica estaba dolida, se notaba. © lovelybut1onely / Twitter
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En general, la falta de tacto es una especie de flagelo. Por ejemplo, cuando fui a trabajar el sábado, en el lobby me encontré con una mujer de producción que estaba con, aparentemente, su hijo. El niño de unos 10 años me saludó y su madre me miró fijamente y se quedó callada. Luego, a la hora del almuerzo, fui a la cocina y ellos estaban comiendo allí. Les deseé buen provecho. El chico volvió a responder diciendo: “Gracias, igualmente”. ¡Muchacho, por favor, conserva tu educación hasta la edad adulta! Porque es a partir de estos detalles como se forma la vida en una sociedad. © tomoe_evans / Twitter
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Una vez, en mi cumpleaños, estaba guiando una excursión. Mi estado de ánimo era pésimo. Se me acercó una turista y me preguntó cuántos años tenía. Le respondí que ese día cumplía tantos, y pensé: “Ahora me dirá ’¡Feliz cumpleaños!’, ¡y mi humor mejorará! Y si se lo cuenta a todo el grupo y me felicita el autobús completo, será una fecha inolvidable”. Pero ella me dijo: “¡A tu edad yo ya estaba casada y tenía dos hijos! ¡Mis hijos a tu edad tenían un trabajo prestigioso, tenían esposos y esposas! ¡Y tú estás haciendo tonterías! ¡¿Qué persona normal se mudaría a Camboya?! ¿A dónde miraban tus padres?”. © podkayneofmarss / Pikabu
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En una cafetería, una señora pidió un café y luego un pastel. Bebió su bebida, dejó el pastel sobre la mesa y se dirigió a la salida. El camarero, por supuesto, la detuvo y le pidió que pagara el pedido. A lo que la señora respondió imperturbable: “No, yo no comí el pastel, pero cuesta más que el café. Así que tómalo como pago”. © Furibonda / Pikabu
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De regreso a la escuela, mi hermano y yo fuimos al hospital para que nos hicieran unos análisis. Ya habíamos terminado todo y nos íbamos. Y entonces, en una sala de espera llena de gente, un médico nos detuvo y allí mismo le dijo a mi hermano: “Si quieres deshacerte de este acné, te puedo recetar algo”. Puede que haya tenido buenas intenciones, pero el momento y el lugar fueron claramente inapropiados. © wonderlandresident13 / Reddit
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Trabajo en una empresa que ofrece “un experto por una hora”. Un día llamó una señora, y por el tono y las palabras que usaba, quedó claro que era de “sangre azul”. Dijo que el profesional que habíamos enviado era un patán, que se permitía Dios sabía qué, y que tomáramos medidas. Traté de descubrir la esencia del conflicto. El servicio incluía un conjunto de trabajos en el baño. Y cuando todo el trabajo había sido terminado, la clienta le dijo al plomero: “Aquí tienes 25 USD menos, pero puedes llevarte mi vieja taza del inodoro y el estante. Me los estoy arrancando del corazón”. Y él, dijo, fue grosero y le escupió en el alma. En realidad, el hombre se había negado cortésmente durante mucho tiempo, y al final simplemente rechazó el “generoso gesto”. © MissLoyality / Pikabu
¿Con qué manifestaciones de falta de tacto te has encontrado tú?
Comentarios
Difícil historia la de la vecina que colapsa el teléfono con videos y música
Soy vegana, así que imaginen la cantidad de tonterías que debo escuchar cada vez que veo "gente" pero la peor fue una vez que, en una reunión, los invitados hablaban de la telenovela de moda y me preguntaron mi opinión, dije que yo no veo telenovelas y una me respondió: "y entonces, que ves? Los veganos tampoco ven novelas?" Quedé tan impactada que no respondí nada... por suerte la conversación siguió como si nada