17 Situaciones en las que la gente se ha equivocado mucho

Historias
Hace 3 semanas

Todos cometemos errores de vez en cuando. Algunos, por los nervios, olvidan el nombre de la empresa en la que solicitan trabajo; otros, por falta de sueño, meten todas las pertenencias del bebé en el coche, pero al mismo niño lo dejan accidentalmente en casa. Y hay quienes simplemente se indignan tanto en un momento, así que presentan una queja a la persona equivocada.

  • Mi esposo y yo nos mudamos a una casa, insistí en hacer dos cuartos de baño. Uno para mí y otro para él. Y todo porque en el departamento me harté de limpiar después de él: todo siempre estaba desordenado, por todas partes había agua, suciedad y demás. Y cual fue mi sorpresa cuando después de un mes de usar duchas separadas, me di cuenta que todo este tiempo la que ensuciaba era yo, no mi esposo. Su cuarto de ducha está perfectamente limpio y el mío es una pocilga. © Overheard / Ideer
  • Llamé a un taxi. Vino un hombre respetable, con chaqueta y un reloj caro. Hemos recorrido literalmente 100 metros, cuando de repente empieza a gritar y se da la vuelta bruscamente. Me quedo atónita, él acelera y yo me asusto. Le pregunto qué ha pasado. Y el taxista me dice: “Estaba esperando a mi esposa en el hipermercado, llevaba allí mucho tiempo, así que le he aceptado su pedido en automático, mientras me aburría. Ahora la recogemos rápido y nos vamos”. Lo gracioso es que estuvimos media hora esperando a su mujer. © Cámara 6 / VK
  • Una vez mi hermano viajaba en autobús después del trabajo. En la parada había una anciana con dos bolsas grandes. Cuando se abrieron las puertas del autobús, tomó una de las bolsas con las dos manos y empezó a levantarla a duras penas. Mi hermano decidió ayudarla. Salió, tomó la segunda bolsa y la puso junto a la anciana. Y ella le dice: “Esa no es mía”. Y entonces ve a otra mujer que corre detrás del autobús que se va, gritando. © Overheard / Ideer
  • Tenía una entrevista de trabajo a primera hora de la mañana y la entrevistadora bostezaba cada dos por tres. Yo también quería hacerlo, pero me contuve para no parecer maleducada. En un momento dado dijo: “He leído en alguna parte que los sociópatas no bostezan cuando bostezan los demás”. Me puse nerviosa y simplemente contesté: “Sí, lo sé”. Nos miramos fijamente, ella bostezó, yo no, y la entrevista terminó de inmediato. © blacksheep_onfire / Reddit
  • Mi marido es un hombre muy responsable. En todo lo que no tiene que ver con la familia. Por ejemplo, nunca olvidaré la vez que me desperté para ir a una revisión rutinaria (estaba embarazada de 37 semanas) y no estaban mis llaves. Resulta que mi esposo no encontró las suyas en el bolsillo de su pantalón y tomó las mías. La puerta solo se abre con llave. Así que estaba encerrada. Mi marido estaba de viaje de negocios en otra ciudad. Lo llamé. Se olvidó de despertarme para que cerrara después de él y, medio dormido, tomó mis llaves. Sí, encontró sus llaves, así que ahora tenía dos juegos. Le recordé que podía ponerme de parto en cualquier momento. Y me dijo: “Venga, no te preocupes, no es probable que sea hoy”. Así que ahí lo tienes. ¿Adivinas qué día empezaron mis contracciones? © Mamdarinka / VK
  • Trabajo como comercializadora (productos lácteos). Y un día me encontré con una mujer que estaba indignada porque había pesado el azúcar y había comprobado que el precio no coincidía con el de la etiqueta. Había mucha gente a la vista, pero fue a mí a quien eligió. Al acercarse a mí, empezó a gritar frenéticamente: “¿Qué, crees que te vas a librar de todo? ¡Te voy a denunciar! ¡Te denunciaré! ¡Aprenderás a trabajar!”. Después de escucharla, le contesté que yo no era empleada de la tienda. Su expresión cambió radicalmente, se disculpó y se alejó con paso rápido. © Overheard / Ideer
  • Hace poco llegué a una pequeña ciudad por negocios. Fui a una tienda, tomé lo que necesitaba y me dirigí a la caja. La cajera cuenta mis compras, en ese momento se acerca un hombre y toma en sus manos mi paquete de galletas ya contabilizado. Atónita ante tal descaro, le digo: “Hombre, estas son mis galletas”. Él responde: “Ya lo sé”. Empiezo a arrebatarle el paquete de las manos. La cola se congela de asombro, y entonces la cajera me dice en voz baja y con calma: “Este es nuestro guardia de seguridad, la ayuda a meter sus compras en una bolsa”. Suelto el paquete de galletas y me tranquilizo, y el hombre empieza de verdad a meter mi mercancía en la bolsa. Y entonces oigo a alguien de la cola decir, dirigiéndose a mí: “No estás acostumbrada al servicio, ¿verdad?”. © Cámara 6 / VK
  • La mujer que realizaba la entrevista tenía el pelo morado brillante, y yo no podía apartar los ojos de ella. Al final de la entrevista, me preguntó si quería hacerle alguna pregunta: “¿Por qué te teñiste el pelo de ese color?”. No me devolvió la llamada. © Hunnyandmilk / Reddit
  • A principios de la década de 2000, mis padres fueron conmigo al mercado a comprar ropa. Era fin de semana y había mucha gente. Yo tenía unos 4 años y mi padre me llevaba a hombros. Al cabo de un rato, mi padre preguntó temeroso: “¿Dónde está la niña?”. Es como perder los lentes que llevas en la cabeza: así, sin más, mi padre se olvidó de mí, sentada sobre sus hombros. De niña, este episodio me parecía increíblemente divertido. Crecí y me di cuenta de lo aterrador que fue ese momento para mi padre. © Overheard / Ideer
  • Estoy en una videollamada con un cliente. El cliente es mayor y no entiende en absoluto cómo funciona esta llamada. Su asistente ha conectado todo y se ha ido. Charlamos, empiezo mi presentación y el cliente se queda callado. Espera un par de minutos, se levanta, se prepara un té, calienta un tupper y se sienta a comer. Le dije bromeando: “Ah, claro, es la hora de comer, ¡vamos a dejarlo por hoy!”. El hombre se asustó tanto que se le cayó el tupper al suelo. Creyó que no lo vería ni lo oiría. © Overheard / Ideer
  • El otro día me sentía un poco débil y enferma, le pedí a mi esposo que llevara al niño al kínder. Aceptó, e incluso se las arregló para llevarme el desayuno a la cama. Comí, bebí té y me dormí de nuevo. Me desperté porque ¡nuestro hijo estaba jugando en la computadora delante de mí! Llamé a mi marido y le pregunté si se había olvidado algo en casa. Él pensó: “Tengo mi maletín, tengo las golosinas de mi hijo, también tengo un par de zapatos de repuesto. Vaya, ¡vuelvo corriendo!”. Realmente lo intentó, pero olvidarse de lo más importantes en casa... ¡eso requiere cierta habilidad! © Mamdarinka / VK
  • Por aquel entonces yo era un aspirante a profesional de las TI, y solo había trabajado para una empresa antes. Y aquí estaba, solicitando un nuevo trabajo... En la entrevista le caí muy bien mucho al entrevistador. Pero luego tuve una entrevista con el jefe, y de repente olvidé la palabra router© masterjon_3 / Reddit
  • Llegué a casa del trabajo con un precioso ramo de rosas para mi novia. Me ha escrito a la hora de comer y me ha prometido una cena deliciosa con alguna “continuación” interesante. Entro, enseguida oigo que algo se está friendo en la cocina, me quito los zapatos y me dirijo silenciosamente hacia allí. Me acerco sigilosamente, tapándome la cara con un ramo, abro la puerta y digo: “¿Y quién es tan guapa que está aquí?”. En respuesta, oigo la voz de su madre: “¡Oh, David, Elena aún no está en casa, me pidió que te preparara la cena, y ella misma se fue por sus cosas!”. © Pabellón nº 6 / VK
  • Una vez fui a la playa con una amiga después de una noche en vela y nos quedamos dormidas allí mismo. Ella durmió noblemente boca abajo, y yo, como se vio después, me movía mientras dormía. A la noche siguiente ambas aullamos de dolor, pero ella pudo tumbarse boca arriba y yo me quedé sentada en una silla hasta la mañana. Nos quemamos por nuestra propia estupidez. © Overheard / Ideer
  • No sé cuántos problemas tengo en mi vida, teniendo en cuenta que me las arreglo para meterme en situaciones como la de ayer. Iba caminando por el centro comercial, pensando en mis cosas, mirando de vez en cuando el móvil. De repente me tropiezo con un hombre y empiezo a pedirle disculpas: “Oh, lo siento, no veo muy bien sin mis lentes”. Luego, al mirar más de cerca, me doy cuenta de que es un maniquí: “Oh, eres un maniquí, no una persona”. Y sigo hablando con el maniquí... © Caramel / VK
  • Una vez, RR. HH. me preguntó qué sabía de “Xxxxxx”. Le pregunté qué era y me dijo que era el nombre de la empresa para la que solicitaba trabajo. Por aquel entonces yo era un novato en eso de buscar trabajo. © Kooky_Ad2907 / Reddit
  • Me puse manos a la obra con mi suegra para reorganizar la cocina. Tardamos unas 6 horas porque no nos decidíamos dónde colocar los muebles. Nos sentamos cansadas en el salón, viendo la tele. Mi esposo vuelve del trabajo. Va a la cocina, y unos minutos después se vuelve hacia nosotras desconcertado: “Oigan, queridas, ¿y cómo se enciende la luz de la cocina?”. Estábamos tan absortas en el reordenamiento que ni siquiera nos dimos cuenta de cómo bloqueamos el acceso al interruptor con la nevera. Nuestra mano puede entrar ahí, pero la de un hombre no. Al menos mi esposo no podrá correr a la nevera por la noche a comer. Probablemente. © Mamdarinka / VK
Ten en cuenta: este artículo se actualizó en julio de 2024 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.

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