18 Historias de citas fallidas que se volvieron anécdotas inolvidables

Pareja
hace 3 horas

Cuando vas a una cita, esperas al menos una chispa y, en el mejor de los casos, una linda historia de amor. Pero a veces las cosas terminan de forma tan absurda que cuesta creer que realmente sucedieron. Aquí reunimos 18 historias de personas que fueron a un encuentro romántico y salieron con material digno de un monólogo de stand-up. Léelas y comprueba: hasta las citas más raras pueden acabar siendo motivo de risa.

  • Conocí a una chica por internet y fuimos a una cita. Cuando llego, la veo caminando de la mano con un señor mayor. Pensé: “¿De verdad trajo a su abuelo?”. No me atreví a preguntar. Caminamos juntos, dejamos al señor en su casa y nos despedimos. Entonces ella me dice: “Te estaba esperando y este abuelito se sentó junto a mí en la banca. Me pidió ayuda para llegar a su casa porque le costaba caminar. No podía dejarlo solo. Perdón por no avisarte”. En ese momento supe que tenía que conquistarla ¡a cualquier precio! © No todos lo entenderán / VK
  • Tenía una cita en un café. Pasó una hora y seguía sentada sola, conteniendo las lágrimas, notando las miradas de lástima de la gente. El mesero intentaba animarme. Mi sorpresa fue enorme cuando, él se sentó conmigo y me dijo: “Ya terminó mi turno, ahora sí podemos tener nuestra cita”. Para mi asombro, fue la mejor cita de mi vida y ese mesero es ahora mi esposo. Llevamos cuatro años casados y cada día me convenzo más de que es la persona más increíble que he conocido. © Mamdarinka / VK
  • Salí con un chico que resultó estar estudiando psicología. Pensé: “¡Qué interesante!”. Hasta que empezó a analizarme en plena cita: por qué me vestí así, qué significaba, que tenía problemas de autoestima. Incluso trató de indagar en mi infancia y posibles traumas. Pasamos la noche entera hablando de mí, no de nosotros. Salí sintiendo que había ido a terapia, no a una cita. © Caramel / VK
  • En nuestra segunda cita fuimos a un parque acuático. Vio mi tatuaje y se alteró, empezó a hablar de “la pureza de las chicas” y se fue. Luego me escribía diciendo: “Bórrate el tatuaje y te daré otra oportunidad”. Más tarde, incluso me ofreció pagar por quitármelo. Le dejé claro que adoro mi tatuaje y que, si pensaba así, no teníamos nada que hacer juntos. © Oído por ahí / Ideer
  • Tuve un romance con mi jefe. Una noche me llevó “a la casa de unos amigos que están de viaje, para alimentar a los peces”. Pensé: “Por fin algo romántico”. Pero de verdad alimentamos a los peces... luego puso Blade Runner (1982) porque “no podía creer que no la hubiera visto”. Terminamos la película y me llevó a casa a las 3 de la mañana. © ballidarflark / Treads
  • En la primera cita con mi novio pedí un plato que nunca había probado. Resultó ser muy picante. No quería parecer débil, pero él se dio cuenta de que estaba “ardiendo” y me ofreció agua, luego helado y hasta pan. Nos reímos demasiado, y desde entonces me llama “mi pimiento”. Dos años después, seguimos probando comida picante juntos. © Caramel / VK
  • Tenía 17 años. Fui a buscar a una chica a su casa. Su mamá me dejó pasar porque ella aún no estaba lista. Cuando bajó por las escaleras, su perro corrió hacia mí y vomitó en mis piernas. La chica estaba horrorizada; su mamá, muerta de risa. © 72scott72 / Reddit
  • Paseábamos por un centro comercial y entramos a una zapatería. Me probé un montón de zapatos delante de él, como en una comedia romántica. Al día siguiente, me llegó un envío con todos esos pares. ¡Era apenas nuestra primera cita! Le pedí que los recogiera, pero nunca volvió. © miletharil / Reddit
  • Salimos a un restaurante y, durante toda la cita, él trató de lucirse a costa de la mesera. La incomodaba con preguntas absurdas, como: “¿Estos rolls están hechos con salmón macho?”. Cuando ella respondía que no lo sabía, él ponía los ojos en blanco, chasqueaba la lengua y se quejaba de que todo el mundo era un incompetente. Yo estaba tan avergonzada que pasé la noche disculpándome. © Tatiana Gulyaeva / VK
  • Una cita romántica con un chico no salió como esperaba. Lo invité a mi casa y quise sorprenderlo con pasta de mariscos. Justo en el momento más romántico, a los dos nos empezó a rugir el estómago. A los 40 minutos ya íbamos por turnos al baño. Estábamos tan mal que ni siquiera pudimos ir a la farmacia por medicinas. Nunca más volví a comprar mariscos. Él, en cuanto se sintió mejor, se fue a casa diciendo que me llamaría, pero jamás lo hizo. © Caramel / VK
  • Paseábamos alrededor de un lago donde había pequeñas zonas de ejercicio con barras y aparatos. Él se detenía en cada una para hacer unas cuantas flexiones o colgarse, como si fuera parte del plan de la cita. © didyoubutterthepan / Reddit
  • Un chico llevó a su mamá a la cita y dijo que eran “mejores amigos”. Lo hacían todo juntos, incluso ella pidió la comida por él. Fue tan incómodo que me fui de allí lo más rápido que pude. © Ok-Shop-6376 / Reddit
  • En una cita con un chico adinerado, fuimos a un restaurante elegante. Nos sirvieron grandes piezas de patas de cangrejo. Mientras intentaba sacar la carne, un trozo salió disparado y golpeó en la cabeza de un hombre de la mesa de al lado. Me reí, pero la cara de mi cita era indescriptible. No hubo segunda cita. © bedazzledbunnie / Reddit
  • Fue mi primera cita con un chico que conocí en un chat. Toda la noche la mesera se confundía sobre a quién servirle cada plato. No era de extrañar: él pidió ensalada verde y agua con limón, y yo pedí refrescos, hamburguesa y papas fritas. Resultó que era un apasionado del culturismo. Era tan apasionado que, durante la cita, varias veces se levantó para ir a su coche y comer algún suplemento proteico. No tengo nada en contra, pero prefiero a alguien con quien pueda disfrutar comida chatarra sin remordimientos. © NearsightedReader / Reddit
  • Una noche fui muy arreglada a un club de stand-up: vestido con escote, pendientes largos, maquillaje impecable y un abrigo blanco. Al volver a casa, me desmaquillé y me puse jeans y un abrigo acolchado, con el cabello en una coleta alta. Un desconocido me escribió por redes: “Te vi en el club, ¿nos vemos?”. Acepté. Cuando bajé al patio, él estaba en su coche. Le toqué la ventanilla y me dijo bruscamente: “Vete, estoy esperando a otra chica”. No me reconoció. © Larissa Anatolyevna
  • Entramos a tomar un café en una cafetería local. De pronto, un hombre se acercó corriendo a nuestra mesa, me señaló y gritó: “¿Qué demonios haces aquí con mi novia?”. © buddyboykoda / Reddit
  • Un compañero de trabajo me estuvo insistiendo para salir durante cinco meses. Finalmente acepté y fuimos a un café. Él pidió de todo: ensaladas, platos fuertes, café, postres. Yo solo comí el postre y tomé café; él se acabó el resto. Cuando le dije: “Deberíamos irnos, ya es tarde”, se levantó, se puso el abrigo y dijo: “Paga tú, no traigo dinero, yo te espero afuera”. Pagando y todavía atónita, salí y él remató con: “Bueno, yo me voy, tú no tienes que caminar mucho. Gracias por la velada, adiós”. © Unknown author / VK
  • Mi mejor amiga no paraba de hablar maravillas de uno de sus amigos: “Es como si Brad Pitt y Stephen Hawking fueran la misma persona”. Pensé: “Debe ser tan guapo como Pitt y tan inteligente como Hawking”. Moría por conocerlo. Cuando llegó el doble encuentro descubrí que tenía la edad de Pitt y usaba gafas como Hawking. Y hasta ahí llegaba el parecido. © Caramel / VK

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