18 Mascotas que llegaron a la vida de sus dueños y la cambiaron para siempre

Historias
hace 2 años

Los animales son los compañeros más fieles que podemos tener, ya que están dispuestos a darnos su amor incondicionalmente y sin esperar nada a cambio. Sin embargo, algunas personas son reacias a relacionarse con ellos por miedo o por desconocimiento. Claro que todo cambia cuando lo hacen y descubren un mundo nuevo lleno de ternura y amor.

  • Alimenté a una perrita de la calle que estaba muy hambrienta, se devoró la comida y después venía cada noche y cuando le daba veía que escondía una de las croquetas bajo su pancita, quizás pensando si tal vez al otro día ya no tendría nada de comer. Tuve que adoptarla. © Gloria Rojas Flores / Facebook
  • Mi abuela decidió adoptar una gatita para no sentirse tan sola. Las primeras veces que iba a su casa, se ponía celosa cuando abrazaba a mi abuela, era muy territorial y yo creo que sentía que era su madre. Con el tiempo empezó a quererme y ahora jugamos juntas mientras mi abuela prepara la comida.
  • Detestaba a los gatos, pero un día llegó a mi vida una cosita y la llenó. A los tres años mi Chincolita hermosa cruzó el arcoíris y mi alma quedó rota, ella me enseñó a amar a esos lindos seres. © Sandra Rivera Caballero / Facebook
  • Mi pareja siempre quiso un perro, porque había tenido perros en su casa, pero a mí me daban mucho miedo. Cuando era pequeña, uno me había mordido la pierna y desde entonces nunca pude convivir con ellos. Hasta que una vez fuimos un fin de semana a descansar a un campo y se me acercó el perrito más hermoso que vi, y con los ojos más bondadosos de todos. Jugamos un rato y no dejaba de mover la cola. Nos lo llevamos a casa y ya pasamos 2 años juntos.
  • A mí no me gustan los gatos, pero hace más o menos un mes, apareció un gatito feo y flaco con muchas pulgas y se me quedó mirando. Le dije: “No me mires”. No me dejó dormir. “Te daré de comer y te vas”. Aún no se ha ido, sigue comiendo muy feliz y adonde voy me sigue y donde me siento ahí se queda. © Eri Chavez / Facebook
  • Yo salía de casa y una perrita chihuahua venía por la banqueta. Abrí la puerta del coche y le dije: “Andas perdida, ¿verdad, chiquita?”. Y saltó a mi regazo. De eso ya pasaron 5 años. La llamo “Chiquita”. © Beba Ramos / Facebook
  • Me mudé con mi mejor amiga, que tenía un cachorro. Nunca me había llevado bien con las mascotas, pero sinceramente, tampoco había convivido mucho con ellas. Al principio lo bajaba cada vez que quería subirse a mis piernas, pero luego empecé a quererlo. Mi amiga se mudó al exterior y yo me quedé con él.
  • Un día un loro entró por una ventana de mi casa y me desesperé al escucharlo aletear entre mis muebles. Le abrí la puerta para que se fuera, pero no salía. No había forma de hacerlo entrar en razón, parecía estar muy cómodo entre mis sillones. Un amigo especialista en aves me dijo que posiblemente había decidido quedarse ahí porque se sentía en casa. Le compré comida y un bote para el agua. Ya pasaron dos semanas y aún sigue conmigo y me divierte mucho.
  • Una compañera de la oficina apareció un día con una caja con varios gatitos para regalar, ya que su gata había parido hacía unos días. Al final del día aún quedaba uno, y me dio mucha pena y me lo llevé a mi casa. Me acostumbré a su compañía casi al instante y ahora somos inseparables.
  • Mi hijo lloraba todos los días porque su primo tenía un perro nuevo y él no. Así que creímos que lo mejor sería conseguirle uno. No solo se la pasan juntos casi todo el día, también me hace compañía a mí cuando él duerme la siesta.
  • Mi tía falleció repentinamente y nos tuvimos que repartir a todas sus mascotas. A mí me tocó el perrito más pequeño y feo de todos. Mis familiares lo dejaron para el final pensando que yo no lo querría y lo regalaría, pero para hacerles la contra me lo quedé. Se llama Toby y llevamos 5 años juntos.
  • Hace unos años que quiero ser madre, pero mi marido me dijo que aún no se animaba y que deberíamos probar con una mascota antes. Al principio me pareció un poco inmaduro de su parte y le dije que no, pero después no me pareció tan mala idea. Llevamos dos años con un perrito hermoso que nos ha demostrado que estamos capacitados para cuidar al hijo que tendremos en unos meses, porque estoy embarazada.
  • El hermano de mi novia apareció un día en mi casa con un gatito bebé y no quiso decirle a nadie de dónde lo había sacado. Sabía que en su casa no lo dejarían tenerlo, así que le ofrecí dejarlo en la mía. Me encanta pasar tiempo con ese niño y ahora tengo una excusa para que venga más seguido.
  • Toda mi vida pensé que era alérgica a los gatos, y por eso le pedí a mi compañera de piso que no tuviera uno. Resulta que luego de varios meses, me dijo que tenía un pequeño gato encerrado en su cuarto hacía días y que a mí no me había pasado nada, y así descubrí que no solo no soy alérgica, sino que además me encantan.

¿Qué animalito se ha robado tu corazón y se convirtió en parte de tu familia?

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