20 Personas que se tomaron el parto muy en serio, pero la vida no las había preparado para esto

Crianza
hace 3 años

El parto es un proceso natural, pero impredecible. Puedes prepararte cuidadosamente para este evento durante los 9 meses y aun así tener que improvisar en el día D. Es por eso que a las mujeres embarazadas les suceden tantas curiosidades en este difícil, pero feliz momento.

Genial.guru está seguro de que la actitud correcta ayuda en casi cualquier situación, y por eso publica estas positivas historias sobre el parto llenas de humor.

  • Cuando estábamos esperando a nuestro primer hijo y comenzaron las contracciones, llamé a la partera y me dijo: cuando tengas una contracción cada dos minutos, vengan. Caminé, esperé, sentí que ya era hora, desperté a mi esposo. Y él estaba después de una jornada laboral de 24 horas, no entendía absolutamente nada. Le dije que era hora de ir al hospital. Él, dormido: “Por supuesto, conejita, pero un poco más tarde, dormiré un poco más”. © Marina German / Facebook

  • Cuando nací, a mi padre le dijeron que “es una niña, tal peso, tal altura, morena”. La semana que mi madre estuvo en el hospital, todos nuestros familiares estaban un poco conmocionados, porque papá les transmitió la feliz noticia de que tenía una “niña, de tal altura y tal peso, pero por alguna razón negra”. Hasta que llegó la hermana de mi padre, que no le creyó al feliz tonto y no vino al hospital, donde se enteró de que “morena” era en referencia al cabello. © Salivan / Genial.guru

  • Mi esposo olvidó traerme el vestido para el alta. Trajo una blusa, pero el vestido, no. Aunque me llevó al hospital en él 3 días antes y todas las cosas le fueron devueltas. No sé para qué mi esposo desarmó ese paquete. Tuve que salir con una sábana, que me prestó amablemente una enfermera, envuelta alrededor de mis muslos. Las fotos quedaron geniales. Llegué en la sábana al auto, y luego me la quité y la enviamos de regreso al hospital. © likantropgirl / Pikabu

  • Estaba internada por embarazo delicado de pocos meses. Le pedí a mi esposo que me trajera ropa nueva. Trajo un minivestido de leopardo (lo compramos con una amiga por diversión). Me dijo que fuera la más bella del lugar. © Loveina / Pikabu

  • El 6 de marzo fui al hospital para un chequeo porque mi temperatura subió a 38º. El médico, tras haberme revisado, declaró: “Aféitate y vamos a dar a luz”. Yo, en shock, me di la vuelta y dije: “No, no me gusta el día, volveré el 8”. Y después de 3 horas felicité a mi esposo por teléfono por el nacimiento de nuestra hija y él me respondió: “¡Estás loca, todavía no estoy listo!”. © crimskaya Crimea / Nn.ru

  • Mi amiga leyó en alguna parte que, si hay signos de venas varicosas incipientes, entonces es mejor dar a luz con medias de compresión. Compró unas negras muy lindas con encaje en la parte de arriba y fue a dar a luz a su hija. El médico se animó notablemente cuando vio semejante imagen (ella es alta y de piernas largas), pero no tuvo nada en contra. © LUsien2703 / Pikabu

  • Nos llevamos al bebé del hospital y regresamos a casa. Un par de horas después, una llamada: “Hola, es la sala de maternidad. ¿Seguros que les entregamos al niño?”. © bash.im

  • Mi primer parto fue largo y estaba tan cansada que los médicos decidieron colocarme los puntos bajo anestesia general. Me la inyectaron, empezaron a trabajar, pero yo lo sentía todo. Bueno, agregaron más anestesia, y, al parecer, esta vez fue demasiado. Me desperté, no entendía nada: estaba silencioso, oscuro, no recuerdo nada de lo que pasó. Llamé: “¡Enfermera, enfermera!”. Vino una enfermera: “¿Qué quiere?”. “¿Di a luz?”. “Diste a luz”. “¿El bebé está bien?”. “Está bien”. “¿Y dónde está?”. “Está acostado junto a ti, debajo de la lámpara”. Volví a dormirme. Después de un tiempo, recuperé los sentidos, y de nuevo no recordaba nada. Llamé: “¡Enfermera, enfermera!”. Ella vino y tuvimos el mismo diálogo. Me dormí tranquila. Me desperté: de nuevo no recordaba nada, llamé a la enfermera. Ella vino y desde la puerta dijo: “Diste a luz, todo está bien con el bebé, ahí está, bajo la lámpara, ¡ya cálmate!”.

  • Mi amiga buscó una nena 3 veces. Como resultado, tres varones. Supieron que el primero era un niño, bueno, está bien. El segundo también era un niño. Queríamos una niña, pero ¿qué podemos hacer? Tercer embarazo... Realmente querían una niña. Otra vez varón. Ahora le dicen: “¡No te enfades! Ellos traerán muchas chicas diferentes para mostrarte, podrás elegir a la que más te guste”. © azya1983 / Pikabu

  • El 15 de marzo de 2002, mi esposo y yo nos preparamos para ir al hospital. No tenía contracciones, pero dijeron que tenían que internarme igual porque ya estaba en fecha. Salimos y vimos que nos habían robado la grabadora de radio del coche. Mi esposo estaba molesto, y para animarlo, dije: “Bueno, si algo se va, significa que otra cosa está por llegar”. Di a luz el mismo día, a las 15:15. Mi marido todavía dice que cambió una grabadora de radio por un hijo. © Anna Petra / Facebook

  • La primera vez que di a luz a los 21 años, fui acompañada por mi marido. El parto fue increíblemente largo, unas 42 horas desde el comienzo de las primeras contracciones. Mi esposo estuvo conmigo casi todo el tiempo, y cuando la duración del proceso superó las 30 horas, dejé de comprender lo que pasaba. Cuando llegamos a la meta y tuve que esforzarme un poco más para que el bebé naciera, grité a viva voz: “¡Ayuda! ¡Me están robando!”. El médico levantó la vista hacia mi esposo, que estaba parado detrás de mí, luego me miró y dijo con una sonrisa: “Ahora le entregaremos al niño, señora, ¡no se preocupe!”. © boevayamalishka / Pikabu

  • Con mi esposo “dimos” a luz a mi hija menor juntos. Soportó con valentía todo el proceso, ayudaba lo mejor que podía. Estaba muy preocupado. Cuando mi hija nació, solté un suspiro de alivio y cerré los ojos. Y mi esposo vio a la niña y le preguntó a la partera: “Pero ¿por qué es tan hermosa?”. Y ella le dijo: “Bueno, la hiciste así, y así la dieron a luz”. Resulta que él pensaba que la bebé debía estar arrugada y cubierta de sangre, pero nació rosadita y limpia. Todavía nos reímos de esta historia. © Vera Ryndich / Facebook

  • Cuando mi madre comenzó a tener las primeras contracciones, era de mañana, y envió a mi padre a una tienda por pantuflas. Pasó una hora, luego dos, mi papá no llegaba. Llegó por la noche sin pantuflas. Resulta que se cruzó con una pariente en el camino, y ella le pidió que la ayudara a armar un juego de cocina. Mi mamá dio a luz en una ambulancia en zapatos de tacón. Y todo porque mi papá es la persona más amable del mundo. © Oídoporahí / Vk

  • Rompí bolsa de una manera divertida. Íbamos con mi hermano y mi esposo a la casa de mi madre. Mi hermano estaba conduciendo: el automóvil era de él, mi esposo estaba sentado a su lado y yo iba en la parte de atrás. Viajamos unos 10 minutos desde nuestra casa, ¡y comencé a perder agua a borbotones! Mi primer pensamiento fue: “¡Maldita sea, inundé todo el coche!”. Le dije despacio a mi hermano: “Alex, no vamos a ir a la casa de mamá, sino al hospital, al parecer voy a dar a luz”. Él inmediatamente entró en pánico: “¡Sujétalo (es decir, al bebé) para que no salga todavía!”. Después de ver todas esas películas, creen que el parto es un procedimiento de pocos minutos. © S0lik / Nn.ru

  • Éramos tres en el prenatal. Todas gritábamos, tanto de forma sincrónica como de a una, y cosas diferentes. Pero nunca olvidaré esta frase: “Bueno, ustedes están aquí por el primero. Pero yo, ¿por qué diablos vine aquí por segunda vez?”. © LissaLissa2 / Pikabu

  • Mi mamá es morena y mi papá es rubio de ojos azules. Nací muy grande en comparación con otros niños y ya con rizos negros. Una de las enfermeras, una bromista, me hizo un moño y me llevó así a que me amamantaran. Todos se rieron mucho. Al día siguiente, mi papá llegó al hospital con sus padres, hermanas, hermano, todos ellos rubios. Esta enfermera salió, los miró y dijo: “Es una niña. ¡Rubiecita!”. Todos estaban encantados. Y cuando fueron a recogerme y me entregaron a mi papá, él se indignó: “¡Dijeron que era rubiecita!”. Unos años después, en el mismo hospital nació mi hermana. La misma enfermera dijo: “Es una niña. ¡Rubiecita!”, y mi papá: “¡Ya conocemos este chiste!”. Y se sorprendió mucho cuando, en el momento del alta, le entregaron a mi hermana rubia y de ojos azules. © Irina Lolaeva / Facebook

  • Cuando mi abuela estaba en el hospital después de dar a luz, mi abuelo (en ese momento un cadete) se trepó por la tubería hasta su piso y le pidió que le mostrara a su hija. Miró a la bebé, le mostró a su esposa el pulgar, sonrió y se fue. Diez años después, cuando mi abuela daba a luz a mi padre, le contaron esta historia como una anécdota, y ella, sonrojada, admitió que ese había sido su marido. © Oídoporahí / Vk

  • Mis amigos se estaban preparando para recibir a su segundo hijo y me contaron cómo habían ido a dar a luz al hospital por primera vez. Ya vivían de forma independiente, jóvenes enamorados. El esposo cariñoso preparó con mucho cuidado las cosas de su esposa para el hospital. Se ocupó de todo: ropa de abrigo, artículos de higiene y algunas cosas por si acaso y comida para la joven madre. Terminaron siendo muchas cosas. Comenzaron las contracciones, llegó una ambulancia, el esposo arrastraba todo eso hacia el auto: bolsas, paquetes, estaba cargado hasta los ojos. El médico que estaba parado cerca del auto lo miró con atención y dijo: “¿Seguro que vas a volver por ella después?”. © PivBear / Pikabu

¿Qué situaciones divertidas te sucedieron a ti o a tus seres queridos durante el embarazo y el parto?

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