20 Trabalenguas que desafiarán tu habilidad para sincronizar tu habla con tu pensamiento

hace 3 años

Día a día, nos topamos con diversas formas de poner a prueba nuestra agilidad mental, y si bien es muy necesario ejercitarla con acertijos, cálculos y rompecabezas, también es importante entrenar la habilidad al hablar. Para lograrlo, no hay mejor manera que probar trabalenguas con distintos sonidos que nos permitan retar a nuestro cerebro.

En Genial.guru hemos preparado varios trabalenguas para que te animes a decirlos sin tartamudear. En el bono, te explicamos por qué son tan beneficiosos. ¡Empecemos!

Treinta y tres tramos de troncos trozaron tres tristes trozadores de troncos y triplicaron su trabajo, triplicando su trabajo de trozar troncos y troncos.
Erre con erre cigarro, erre con erre carril. Qué rápido corren los carros sobre los rieles del ferrocarril.
Pablito clavó un clavito en la calva de un calvito. Un clavito clavó Pablito en la calva de un calvito. ¿Qué clavito clavó Pablito en la calva de un calvito?
Me han dicho un dicho, que dicen que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho, pues si yo lo hubiera dicho, estaría mejor dicho que ese dicho que dicen que algún día dije yo.
Le aviso al público de la República que el agua pública se va a cobrar, para que el público de la República tenga agua pública para tomar.

La araña Magaña, ¡qué maraña hizo con su telaraña! ¿Se dará maña mañana la araña Magaña? ¿Desenmarañará mañana la maraña de su telaraña?
Enfrente de Fuensanta hay una fuente de frente. Fuensanta frunce la frente, frente a la fuente que está enfrente de frente.
Compadre de la capa parda, no compre usted más capa parda, que el que mucha capa parda compra mucha capa parda paga. Yo, que mucha capa parda compré, mucha capa parda pagué.
Un podador podaba la parra y otro podador que por allí pasaba le preguntó: “Podador que podas la parra, ¿qué parra podas? ¿Podas mi parra o tu parra podas?”. “Ni podo tu parra, ni mi parra podo, que podo la parra de mi tío Bartolo”.
María Chuchena su techo techaba, y un techador le preguntó: “¿Qué techas, María Chuchena? O techas tu choza o techas la ajena”. “No techo mi choza ni techo la ajena. Yo techo el techo de María Chuchena”.

Tengo una gallina pinta, pipiripinta, pipirialegre y gorda, que tiene cinco pollitos pintos, pipiripintos, pipirialegres y gordos. Si la gallina no hubiera sido pinta, pipiripinta, pipirialegre y gorda, los pollitos no hubieran sido pintos, pipiripintos, pipirialegres y gordos.
El pato le dijo a la pata: “Pata, pa ti traigo patas arriba la pata de un pato patón. Patón patilargo, patón como tú”. Le tiró la pata el pato a la pata y la pata tomó al pobre pato a pata.
En la plaza de Constantinopla había una esquina, en la esquina una casa, en la casa un balcón, en el balcón una estaca, en la estaca una lora. La lora está en la estaca en el balcón de la casa en la esquina de la plaza de Constantinopla.
Llega Galo al lago y liga luego al lego de Lugo muy largo en lengua que al lago llega tras luengas leguas.
Si tu gusto gustara del gusto que mi gusto gusta, mi gusto también gustaría del gusto que tu gusto gusta. Pero como tu gusto no gusta del gusto que mi gusto gusta, mi gusto tampoco gusta del gusto que tu gusto gusta.

La luna llena llegó luciendo. Con la joya ella por la calle va viniendo. En el mes de mayo, toda bella, poco a poco se va yendo.
Cuando cuentes cuentos, cuenta cuántos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas, nunca sabrás cuántos cuentos cuentas tú.
Pepe pide pipas y Pepe pide papas. Pudo Pepe pelar pipas, pero no pudo Pepe pelar papas. Porque las papas de Pepe no eran papas, eran pepinos. ¡Pepe metió la pata!
Las tablas de mi balcón mal entablilladas están. Llamen al entablillador, que las desentablille y las vuelva a entablillar mejor, que ya se le pagará como buen entablillador.
Los números que numeras son los números numerados que enumeras con los números numerados. Si los números numerados se enumeran por el número numerado, terminará enumerado el número numerado que enumera el número numerado.