21 Lectores de Genial contaron esos momentos en los que pensaron “trágame, tierra”

Historias
hace 2 años

Siempre hay un momento que nos hace desear que borrar la memoria de los demás, o por lo menos la nuestra, fuera posible. Aunque esos ratos son verdaderamente incómodos y nos hacen querer no volver a salir de nuestras cuatro paredes nunca más, también son los encargados de crear anécdotas que nos sacarán una sonrisa. Nuestros lectores lo saben muy bien y por eso decidieron abrir su baúl de los recuerdos y narrar las vergüenzas que han pasado.

En Genial.guru nos dimos a la tarea de buscar las historias más peculiares de momentos vergonzosos para compartir contigo un momento de diversión.

  • Una vez que un chico me invitó a salir, me puse un par de zapatos con tacón suelto que no había usado. Estaba aprendiendo a usar zapatos de ese estilo. Él iba adelante y yo atrás cuando ¡zas! Me caí y como pude me levanté rápido. Él me volteó a ver y dijo: “¿Por qué te quedaste?”. Y yo le dije: “Nada, solo me distraje un poco”. No se dio cuenta de que me había caído. © Gyra Sol / Facebook
  • Una vez fui a bailar con mis amigos de la universidad, yo llevaba zapatos de tacón cerrado y al bailar me resbalaba un poco. Fui al baño y se me ocurrió ponerme una toallita de secar las manos en cada zapato; se sintió muy bien, muy seco y cómodo. De repente me di cuenta de que ya había papel regado por la pista y uno colgándose de mi zapato; mis amigos se portaron a todo dar, como que no les importó, pero para mí fue horrible. © Ele NaGa / Facebook
  • Viajando en el metro, estaba tan absorta en la conversación con mis amigas que no me di cuenta de que me había agarrado de la oreja de un pasajero. El pobre hombre ni se movía. © Francisca Chico / Facebook
  • Algo que no voy a olvidar jamás: trabajaba como lavaplatos en un restaurante; mientras los lavaba me dieron ganas de estornudar. Quise contener el estornudo y por taparme la boca, se me salió por atrás un gas ruidoso y quedé con la vergüenza de mi vida. Estaban todos los cocineros y los mozos justo en ese momento. © Vanuh Casarino / Facebook
  • Una vez fui a hacer un trámite, llegado mi turno me dijeron que faltaba una fotocopia, que la fuera a sacar rápido para no perder mi lugar. Me dijo la chica: “Al fondo a la izquierda”. Fui apurada, mirando los papeles y no por dónde iba, cuestión que casi choco con una chica que se puso en frente de mí. Me movía para la izquierda y ella también, me movía para la derecha y ella también, así como 4 o 5 veces. Hasta que levanté la mirada y la chica era yo. Había un espejo casi de pared entera. Qué papelón, de más está decir que la gente se descostillaba de risa. © Manzaneda Jhaqueline / Facebook
  • A mí me pasó que un día un amigo me iba a llevar en su auto porque estaba lloviendo y se me hacía tarde. La cosa era que no conocía muy bien el carro, él me dijo: “Espérate aquí, voy por el carro”, y yo me distraje un poco (me dicen Doris, la de Buscando a Nemo). Y veo entre la lluvia y la oscuridad de la noche que se detiene un carro frente a mí y yo salgo corriendo y me subo. Cuando cierro la puerta veo dentro del carro a un viejito y tres niños mirándome. Me bajé corriendo. Mi amigo, muerto de la risa, me gritó: “¡Doris, es aquí!”. © Luzemma Gómez de Lugo / Facebook
  • Una vez que fuimos a dar un paseo en un barco casino me puse tan mal con el movimiento del barco que vomité a medio mundo. Andaba tipo exorcista. © Jessica Gabriela Acevedo / Facebook
  • Cuando hubo un temblor en la ciudad donde vivo y salí corriendo en bóxer sin siquiera haberme dado cuenta. Mis vecinos se me quedaron mirando, nunca más duermo así. © Andersen Zhejiang Terry / Facebook
  • En un bar tomé un bote de mostaza y lo agité antes de usarlo pensando que tenía el tapón puesto. Aquello salió a chorros hacia la espalda de un chico, le pedí disculpas y me ofrecí para limpiar su camisa, pero me dijo que no. Su cara era algo así como: “Cuanto antes desaparezcas, mejor”. © Mila Urrutia / Facebook
  • Hubo una ocasión en la que vi a alguien de espaldas agachado y, pensando que era mi hermano, le di una nalgada bien fuerte. Cuando volteó, era mi papá y me echó una mirada que casi me fulmina, y yo quería que me tragara la tierra. Nunca lo volví a hacer. © Guadalupe Palma Mendoza / Facebook
  • Me desmayé en medio del escenario, a mitad de la canción, y como era una canción a dueto con otro cantante, yo solo empecé a sentir que me iba doblando poco a poco. Terminé así: doblada y mi compañero sosteniéndome desde la cintura con una mano y con la otra su micrófono. © Guadalajara Debby / Facebook
  • Me subí a un tobogán pensando que la alberca tenía agua, pero nunca imaginé que con el agua que apenas acarreaba el tobogán se llenaría. ¡Sorpresa! Caí y solo tenía como 10 cm de agua esa alberca. Lo peor es que fue en un paseo de fin de ciclo escolar. © Em PS / Facebook
  • Me puse a hacer una fila de media hora para subir a un tren. Cuando iba llegando a la entrada, me di cuenta de que estaba en la fila preferencial. Había un anciano atrás, le comenté el error y me dijo: “Ya estás acá, te quedas”. Llegué a la puerta y me dijeron: “Tú eres joven, ¿qué haces acá?”. Yo les dije que estaba acompañando a mi abuelo (el señor de atrás), que estaba mal. El anciano me miró y se rio, dijo que no me conocía y me mandaron a la cola general de 2 horas. © Percy Rodriguez Rivera / Facebook
  • Un día iba a trabajar, tenía que tomar el metro y al subir se me cayó un zapato y el metro arrancó. Al bajar me tuve que ir caminando descalza, con un zapato en la mano y llegar así al trabajo, ya que hacía un recorrido de dos horas para llegar a mi destino diariamente. © Ma Consuelo Zamarripa Hernandez / Facebook
  • De adolescente, tipo 16 o 17 años, tuve una cita con la chica que me gustaba y salí apurado, ya que casi cancelamos porque había llovido. Quedamos de vernos para ir a cenar, me subí apenas vi el camión y me senté en el primer asiento que encontré, porque la chica ya me estaba esperando. Resulta que como había llovido, el asiento estaba mojado y se me mojó todo el pantalón. Por no quedar mal con la chica, fui así con todo el trasero mojado. Nunca estuve tan nervioso de que alguien me mirara el pantalón mojado de atrás. © Sergio Rodriguez / Facebook
  • Cuando mi hija era chiquita, tenía como un año, no pagué el recibo de luz. Llegó el señor de la comisión de electricidad gritando: “CFE, corte de luz por falta de pago”. Mi hija salió corriendo y gritando: “No la corte, no la corte, estoy viendo Blancanieves”. Me dio mucha vergüenza, pero ni así se me quita lo olvidadiza. © Chuli Vivaldi / Facebook

¿Cuál ha sido la situación más vergonzosa que has vivido, pero que ahora te da risa? ¡Cuéntanos en los comentarios!

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Me reí mucho con la persona que se agarró de la oreja de un pasajero

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