21 Veces en las que a algunas personas pareció no correrles ni un poquito de vergüenza por las venas

Pocas veces estamos preparados para lidiar con todos los tipos de personas con los que nos cruzamos en la vida. Algunos de los que parecen ser más comunes son los que no tienen ningún reparo en exceder los límites de la confianza e incomodar a quienes tienen cerca. La verdad es que, según las historias que nuestros lectores nos compartieron, la desfachatez es un rasgo que puede estar presente en amigos, vecinos y hasta familiares.

En Genial.guru recopilamos algunas de las historias más impresionantes, con las cuales no queda más que decir: “¡Qué descaro!”.

• Les daba de comer a una hermana y a sus 3 hijas; bueno, a dos, porque a la última le compraba pañales. El día en que descubrí que me robaba, se victimizó con mi familia y dijo que yo dejaba a mis hijos sin comer, que no los atendía. Se hizo pasar por mí para dárselas de muy importante, etc. Decía que era ella la que me mantenía a mí, cuando ni trabajaba, Y ENCIMA VIVÍA EN MI CASA. © Betiana Beatriz / Facebook
• Una vecina me pidió prestado dinero y se lo di. El día que dijo lo pagaría me lo regresó. Después, me volvió a pedir y me lo pagó. Pero la tercera vez, me pidió una cantidad mayor. Pasaron como dos meses y me devolvió solo la mitad. La otra mitad ya se le olvidó, le dio amnesia, pero el corazón de pollo no se me quita. © Beatriz Veloz Salas / Facebook
• Una vez, le presté un libro a una amiga y jamás me lo devolvió. Yo se lo pedía y ella me decía que me lo había regresado, cosa que no es cierta. También le presté una blusa; pasó lo mismo. Después, abrió una página para vender cosas de segunda mano, y ahí estaba mi blusa. © Steph Ortiiz / Facebook
• Estoy tratando de ordenar la habitación de mi hijo, así que puse a la venta algunos juguetes que todavía están en muy buenas condiciones. Rebajé la mayoría entre un 60 y un 70 %. Una compradora quería tres juguetes que costaban 8 USD, 10 USD y 20 USD.
  Ella: —Estoy interesada en la torre de apilamiento, el tablero de clasificación de colores y las fichas magnéticas. ¿Puedo comprarlo todo por 25 USD?
  Yo: —Lo siento, rebajé mucho los juguetes, en especial las fichas, y ya indiqué que no estoy abierto a negociaciones.
  Ella: —Por favor, le agradecería que me hiciera un descuento. Acabo de empezar a trabajar y realmente quiero que mis hijos tengan algunos juguetes para jugar cuando no estoy en casa.
  Yo: —Te lo doy por 30 USD. No puedo rebajarlo más.
  Ella: —Okey, a cambio de los 5 USD adicionales que estoy pagando, ¿podrías darme otros juguetes más pequeños gratis? Vivo en tal parte, y puedes pasar a dejar las cosas en cualquier momento de la noche.
  A ese punto, la borré y la bloqueé. © SeaScape9775 / Reddit

• La parentela organizaba comidas y decía cuándo tenía que cooperar cada uno. Resulta que después de años de organizar las reuniones y pedir la cooperación, nos enteramos de que ellos nunca cooperaban. ¡¡Siempre estuvimos subsidiando las reuniones!! ¡Ah! Pero el día en que les pedí cuentas con recibos, fue la última vez que los vimos. Se ofendieron. © Ilse Uri / Facebook
• Mi hijo dejó su carrito de paseo casi nuevo. Yo lo tenía guardado, y una vecina me lo pidió prestado por unos días. La cuestión fue que pasó el tiempo. Nació mi sobrina y se lo pedí, ya que son bastante caros, al menos ese. Resumiendo: lo había tirado (vendido, porque estaba casi nuevo) porque “yo ya no lo necesitaba”. Le dije que no le correspondía, que yo sí lo requería. Desde ese día no me habló más. © Cynthia Suarez / Facebook
• Mi marido arrendó nuestra casa a una muchacha con tres hijos. Bueno, se la pasó diciéndole que después nos pagaría la renta, más luz y agua. Nunca pagó ni una cuenta; más encima, nos vendió dos máquinas refrigeradoras y los muebles de la casa. No nos dejó nada la muy sinvergüenza, y nunca más la vimos. © Janette Pardo Norero / Facebook
• La casa vecina fue rentada por tres personas que siempre cuidaban no dar su nombre y menos otros datos, incluso se presentaban por apodos. A escasas semanas de haber llegado, se presentó la señora con las naguas bien fajadas, como dirían en mi pueblo, a decir que necesitaba uno de nuestros autos, porque iría a un festejo de su familiar a unos 300 kilómetros para anunciar su embarazo. Agregó que por esa vez no nos preocupáramos, que cualquiera de los coches estaba bien, pero que de una vez avisaba que en diciembre forzosamente sería la camioneta la que usaría para viajar unos 600 kilómetros a visitar al resto de su parentela, pues pensaba que era más espaciosa y nueva, por lo que sería más cómodo viajar en ella. Al recibir un NO por respuesta, se ofendió, de manera que cualquiera pensaría que fuimos nosotros los inconscientes. Han pasado 3 años y le sigue pidiendo favores a todo el mundo porque “está embarazada”. © Antonio Medina / Facebook

• A mí me ocurrió con la que en su momento consideré mi mejor amiga. Ella pasaba por una enfermedad, y en el trabajo, en ocasiones, se demoraban con el pago de su sueldo. En una de esas, mi esposo le prestó el equivalente a su sueldo de un dinero que no era nuestro y que debíamos devolver a la empresa donde él trabajaba, pero como nos preocupaba la situación de ella por su tema médico y el hijo que tenía, decidimos arriesgarnos. Nos pagó la mayor parte del dinero y lo que quedó faltando le dijo a mi esposo que se lo daría dentro de unas semanas. Llegó la fecha que ella misma había indicado y no asomó. Mi esposo no puso problema, pero a la semana siguiente le cobró. Ella empezó a decir que estaba muy mal, que ni para comer tenía, que estaba viviendo de la caridad de una tía y que ni para sus citas médicas le alcanzaba. Mi esposo le dijo que no quería estresarla, pero que la verdad era que ya debía regresar ese dinero a la empresa o si no el problema sería para nosotros. La mujer se enojó un montón porque, según ella, mi esposo estaba siendo grosero. El hermano empezó a responder los mensajes, ya que la conversación estaba por WhatsApp, y le dijo a mi esposo que la hermana no estaba sola, que tenía quienes la respaldaran, así que él pagó lo que debía y de ahí ella bloqueó a mi esposo. © Ángela Medina / Facebook
• Una conocida vino a mi casa y me pidió 400 USD para ir al entierro de su MAMÁ, y yo, como soy muy desconfiada, le presté nomás 100 USD. Después, nunca me contestó el teléfono y, como al año, vi en las tiendas frascos con una foto de su mamá con los que pedían ayuda para su entierro. O sea que la enterró dos veces para robar a la gente. © Rita García Hughes / Facebook
• Una vez le presté la olla de presión a una vecina, y era la única que tenía. Se fue de vacaciones por una semana fuera de la ciudad y dejó el utensilio encerrado en su casa. En conclusión, yo tuve que pedirles la olla prestada a mis otras vecinas para hacer el puré a mis niñas. © Yolanda Alpizar / Facebook
• Una supuesta “amiga” me dijo que le hiciera el favor de pedirle varios productos de un catálogo que yo tenía y que ella me los pagaría cuando venciera la factura, y hasta el sol de hoy. Incluso dejó de hablarme. Después supe que había hecho lo mismo con otra amiga en común, y a ella sí la estafó feo. © Lanena Delahoz / Facebook

• Una “amiga” me pidió prestado dinero hace más de 10 años y me dijo que en un mes me lo devolvería. A los 3 meses, cuando se lo pedí, me bloqueó de las redes sociales y puso en su perfil una foto mía diciendo que yo era una mala persona, que no confiaran en mí. © Jhanyramos Santana / Facebook
• Esto me sucedió cuando tenía 16 años y estaba en mi primer trabajo como socorrista/instructora de natación. Un día, tenía guardia como salvavidas. Una mujer se me acercó, señaló a su hijo, me dijo “Voy a Starbucks, vuelvo en 10 o 15 minutos, vigílelo” y se alejó. No podía hacer nada, no podía irme y decírselo a alguien porque yo era la única salvavidas de turno. Cuando finalmente tuve un descanso, fui a la oficina del gerente y se lo dije al propietario, que estaba muy ENOJADO. Me pidió que señalara a la mujer (ya había regresado), la llevó a la oficina y la reprendió frente a mí y otro gerente. Le dijo que en ninguna circunstancia ninguno de sus empleados era niñero, que estaba actuando como si la vida de su hijo fuera más importante que la vida de todos los demás niños en la piscina, y que obviamente se estaba tratando de aprovechar de una chica de 16 años que estaba en una posición vulnerable. Le dijo que si alguna vez volvía a intentar algo así, ella y su hijo serían vetados. © moonfairyprincess / Reddit
• Le presté a una amiga un celular porque algo le había pasado al suyo. Fue literal P R E S T A D O. Le dije: “Ten, te presto este, y ya que tengas celular, me lo regresas”. Nunca me lo regresó, y así pasaron los meses. En una ocasión, yo necesité un celular, y me acordé de ese que le había prestado. Le pregunté por él y me dijo que ya no lo tenía, que se lo había dado a su hermana. Me dio mucho coraje, pues sí, yo se lo presté, no se lo regalé. © Marijosa Oalp / Facebook
• Cuando mis hijos eran niños, pasábamos todas las mañanas de verano en la piscina. Yo les llevaba una bolsa llena de juguetes para que se entretuvieran. Un día, una madre y su hijo comenzaron a ir a la piscina. A mis hijos les gustaba compartir sus juguetes, ya que este niño no tenía. Después de unas 2 semanas, el pequeño exigió los juguetes con los que mis hijos estaban jugando. La madre levantó la vista del libro que estaba leyendo y comenzó a regañar a mis niños por ser malos y no compartir. Les dijo que le tenían que entregar sus juguetes a su hijo. Me acerqué y tomé su libro. Cuando me preguntó qué diablos estaba haciendo y me dijo que se lo devolviera, respondí con sus propias palabras. “¿Por qué eres tan mala? Deberías compartir”. Se volvió loca. Le dije que lo que es bueno para los adultos es bueno para los niños, y que si ella creía que mis hijos no tenían derecho al uso privado de sus cosas y estaban obligados a compartir con otros, entonces lo mismo valía para ella. La mujer empacó en medio de su rabieta y nunca la volvimos a ver. © DogLvrinVA / Reddit

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