21 Viajeros que salieron de sus hoteles como alma que lleva el diablo

Historias
hace 10 meses

Al viajar nos arriesgamos a muchos inconvenientes, como los choques culturales, la barrera del idioma, los malos entendidos, etc. A los viajeros que te presentaremos, les tocó vivir situaciones muy surrealistas en hoteles. Desde habitaciones con vistas inesperadas o ruidos inexplicables, hasta desagradables sorpresas en la limpieza y compañeros de cuartos no deseados. Sin duda, una colección de anécdotas que le darán toda la razón a la frase: “Como en casa, en ninguna parte”.

“Esta es la presentación de los embutidos del mi hotel”

  • Mi habitación de hotel era un cuarto grande con cinco camas y dos baños. Había un ventanal enorme que daba a la calle y, en el lado opuesto, unas cortinas de ventana cubrían una pintada en la pared de una mujer saliendo de la regadera y tapándose con una toalla. Además, había espejos por todas partes, incluso en el techo. Sin embargo, en los baños no había papel higiénico; en su lugar, había una manguera y un cartel que decía: “Es más higiénico lavarse” © Martha Abraham / Facebook
  • Yo era repartidor y viajaba en camión por carretera entregando mercancía. Un día llegamos a un pueblo más tarde de lo previsto y ya habían cerrado el almacén donde debíamos entregar. Cerca no había hoteles, solo un motel. Me tocó alquilar una habitación ahí y amanecí en una cama con forma de corazón y espejos en el techo. © Jesús Mesa / Facebook
  • En la recepción, cuando llegué, me pidieron que no dejara abierta la ventana de la habitación y no pregunté por qué. Sin embargo, el calor era tan insoportable tuve que abrirla. A los pocos minutos, mi habitación estaba invadida por cucarachas voladoras. No aguanté y tuve que irme. Fui a otro hotel que olía mucho a insecticida, pero al menos se podía dormir. © Mario Alejandro Juarez Gandara / Facebook

Fuimos a una hacienda con una historia de terror de la que no sabíamos, la supimos al llegar y no pudimos dormir. Al revelar las fotos vimos, en uno de los cuartos del 2do piso, una silueta blanca. Cada vez que la veo me dan escalofríos.

  • Estábamos en el Castillo de Santa Cecilia, en Guanajuato, México. Era temporada baja y no había turismo, solo nosotros. La habitación tenía una terraza y cuando salimos en la noche, empezamos a escuchar risas de niños pequeños, pero todo estaba oscuro y solo nuestra habitación estaba ocupada. En las ventanas y puertas había marcas de cruces pintadas. Toda la noche sentimos como nos observaban y obviamente solo esperamos que amaneciera para salir corriendo de ese lugar. © Mónica Eliza / Facebook

    • Estando en ese hotel es la única vez que he sentido miedo, se siente una vibra muy extraña en ese lugar. © Arcelia Maldonado / Facebook
    • Yo también me hospedé ahí, y cerca de la habitación estaba la zona de columpios. A solas las 6 o 7 de la mañana aproximadamente se escuchaba el rechinido de los columpios, como si alguien se balanceara en ellos. © Tania Garcia Hdez / Facebook
    • A nosotros también nos pasó algo horrible estando solos en todo el hotel. Ni esperamos a que amaneciera, nos salimos esa misma madrugada. © Gabriela Barba Albanès / Facebook

“Encontré una chinche en la cama de mi habitación de hotel en la que ya había dormido una noche”

  • En Londres, la entrada tenía doble puerta y no entendí por qué. Como cuando entran al banco las cajeras, que se abre una puerta y hay un espacio hasta una segunda puesta que no se abre hasta que se cierra la primera. © Edith Elizondo / Facebook
  • En un hotel tuvimos que subir al cuarto piso por unas escaleras muy estrechas. Luego la habitación parecía moverse, el techo era superbajo, daba mareo, y el baño era como el de un avión. Al irnos, para poder sacar las maletas tuvimos que tirarlas escaleras abajo, no se podían bajar de ninguna otra forma. © Marbella Castiblanc / Facebook
  • En Jalisco, nos entregaron una llave literalmente imperdible, de esas antiguas, de herrería y de unos 30 o 40 centímetros de largas. La cerradura de la puerta, que también era enorme, estaba hasta arriba, había que ponerse en punta de pie para poder abrirla. Tal como entrabas, bajabas un escalón y solo se veía una cama de altura frente a una chimenea de esas que dan cosa, y a un costado otra puerta que daba al cuarto contiguo. Real, no pude dormir, aquella noche se me hizo eterna. © Oly Esparza / Facebook

“Entré por una pequeña puerta en mi hotel y llegué aquí. Ahora no sé cómo volver”

  • Fuimos a un hotel en donde no había recepción ni recepcionista a la entrada. Entramos y directo estaban las habitaciones, abiertas y con gente durmiendo. En una de ellas, en la que no había nadie, las camas estaban hechas. Dormimos ahí con la intención de pagar la noche el día siguiente. Para nuestra sorpresa, por la mañana seguía sin haber nadie, ni en recepción, ni en la zona de piscina, ni en ninguna parte, así que nos fuimos sin pagar. © Leonora Duran Fernandez / Facebook
  • Estando hospedado en un hotel le comenté a la persona que hacía la limpieza, que todas las noches se escuchaba, que se tiraba mucho el agua en el cuarto de enfrente. También que se oía que entraban y salían constantemente. Ella me contestó que era raro, porque ese cuarto llevaba cerrado desde hacía dos años, desde que una persona perdió la vida ahí. Me quedé helado, no dije nada y rápido me encerré en mi cuarto y no salí hasta el otro día que ya me iba. © Meño Sánchez / Facebook
  • Mi papá fue a un hotel bastante raro donde la administración le pidió que desocupara la habitación y se fuera porque se bañaba dos veces al día. Decían que eso no estaba permitido porque en ese lugar el agua estaba muy cara. © Leonora Duran Fernandez / Facebook

“Los raros pasillos de mi habitación de hotel son tan espeluznantes como inquietantes”

  • Mi peor experiencia en un hotel fue en uno donde la cama era de cemento, con un colchón de paja que olía muy raro. No dormí, solo me resguardé hasta que amaneció y salí corriendo de ahí, un infierno total. © Santos Oliva / Facebook
  • Me hospede en un hotel que anteriormente había sido un convento. Yo no lo sabía, pero tiene toda una zona del hotel con las habitaciones bloqueadas porque dicen que ahí viven espíritus. A mí me tuvieron que cambiar de habitación porque dije que no pude dormir, ya que los huéspedes del cuarto de arriba estuvieron bailando toda la noche. Resultó que tales huéspedes nunca existieron, la habitación estaba “vacía”. © Marie Denisse Faure / Facebook
  • En misiones, Argentina, hace muchos años, fuimos a un hotel de un alemán junto a las cataratas del Iguazú. Era muy precario y a día de hoy es un museo. Todos los que estábamos allí teníamos alguna historia extraña, había muchos “hippies” europeos, revolucionarios, etc. Era una noche de verano y estábamos en una especie de galería (en medio de la selva) tomando algo, cuando se nos aparece un felino de gran tamaño, jaguar o alguna especie de la familia, y nos mira como para atacar. Algunos de los huéspedes se envalentonaron y lo enfrentaron. ¡Fue de película! Pero con un buen final, el animal se asustó y se fue. © Enrique Battista / Facebook

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