20 Usuarios de Genial nos cuentan historias que nadie les cree que fueron reales

La generación Z, nacida entre 1995 y 2010, ha desafiado los manuales de crianza tradicionales con su conocimiento de la tecnología, su demanda de autenticidad y su rechazo a las jerarquías inflexibles. Para los padres que se sienten perdidos en esta brecha generacional, esta generación ha sido un espejo incómodo, pero necesario, revelando cinco errores que, al corregirse, pueden transformar el conflicto en comprensión.
Educar nunca fue tarea fácil, pero todo en exceso también es malo. Los padres que llamaban para monitorear cada movimiento, conocidos como “madre o padre helicóptero”, descubrieron que sus hijos usaban cuentas falsas de Instagram para burlar el control. La paradoja fue clara: mientras más vigilaban, más los alejaban.
Un estudio publicado en enero del 2025 enfatizó que el 61.9% de los niños criados en entornos sobreprotectores tienden a tener dificultades para enfrentar desafíos, tomar riesgos y desarrollar las habilidades sociales necesarias para salir adelante.
La solución llegó cuando reconocieron que debían darles un voto de confianza y llegar a acuerdos donde ambos estuvieran conformes. Establecer horarios consensuados para redes sociales a cambio de enseñarles con paciencia a los padres a detectar fake news. La tecnología dejó de ser el enemigo cuando los padres se convirtieron en aprendices de sus hijos.
¿A cuántos no les dijeron la famosa frase de “te voy a dar un chancletazo” o el “no es para tanto, si eres dramático”? Pero esta generación, tiene necesidades emocionales distintas, aunque ser vulnerables y expresar sus emociones no sea su fuerte, igual añoran recibir eso de sus padres. De acuerdo con la investigación hecha por la Walton Family Foundation y Gallup, concluyó que el 62% de la GenZ quiere que sus padres les escuchen, en lugar de darles consejos, y el 56% prefiere que les den algo de espacio.
Las terapias familiares se llenaron de padres tomando notas mientras sus hijos explicaban la diferencia entre tristeza y depresión. El cambio radical fue sustituir el “no es para tanto” por el “¿qué necesitas?”. Como muestra la información de la preparatoria panamericana UP los padres empáticos que validan emociones fomentan un comportamiento seguro, con una autoestima sana y con capacidad de enfrentarse a los retos de cada etapa de su vida.
La investigación de la Walton family foundation y Gallup también menciona cómo un tercio de los jóvenes de la generación Z se sienten presionados para ser perfectos, y esto se percibe más en las mujeres.
El problema radica en que, mientras los padres planean carreras tradicionales, sus hijos forjan su propio camino, ya sea siendo nómada digital, siendo creador de contenido o diseñando logos para marcas. Demostrando que los trabajos que tendrán a los 35 años puede que aún no existen o que pueden forjar su propio camino. La aceptación cuesta, al principio, pero lo mejor es que hagas una autocrítica sobre tus propios sueños y ambiciones, que posiblemente no se hayan realizado, y ten cuidado con vivir tus propios sueños a través de tu hijo.
Confía en ellos para dominar inteligencia artificial aplicada o crear empresas emergentes, o cree que si te menciona como un tutorial viral, puede tener un valor real en el mercado laboral.
Subes sus ecografías a Facebook, sus fotografías de su primer baño en la piscina (lo que se conoce como sharenting), pero les prohíbes TikTok. O Compartes sus primeras palabras en Stories, lo lindos que se ven en disfraces para carnaval, pero nos escandalizamos cuando narraron su ruptura en X. Esta incoherencia suele generar discusiones sobre privacidad en hogares.
De hecho, según el estudio hecho por CyberGhost VPN, los padres publican más de 70 fotos y 29 videos de sus hijos cada año y el 41% de los padres participan en el sharenting. Y, aunque esta práctica no se realice con mala intención, es importante recordar que lo esencial que es el consentimiento y como esta puede ser la manera perfecta de enseñar a tus hijos a dar consentimiento incluso a temprana edad.
Por ello, la generación Z confrontó esto con una simple pregunta incómoda: ¿Cómo exigirles prudencia en línea si su vida fue contenido público desde el útero? Lo que nos lleva a reflexionar que, si bien compartir momentos especiales con la familia es bueno, la próxima vez que quieras publicar alguna foto de tu hijo podrías preguntarte: ¿Esta foto o video, es algo que podría avergonzarlo o incomodarlo cuando lo vea dentro de unos años? Si la respuesta es sí, entonces quizás podrías replantearte subirlo a redes sociales.
¿Cómo olvidar la frase que marcó generaciones, el famoso “en mis tiempos” cada vez que te decían algo? Pero claro, insistíamos en que jugaran con una cometa cuando su mundo tenía realidad aumentada. Les comprábamos enciclopedias en medio del auge de ChatGPT.
Cuando los padres se aferran a un pasado idealizado, donde “todo tiempo pasado fue mejor” , pueden caer en la nostalgia tóxica, un obstáculo para la comunicación y la conexión con las nuevas generaciones.
¿Cómo se ve la nostalgia tóxica en la crianza?
La reconciliación se da cuando aprovechas la sabiduría de ambos lados: abuelos que enseñan a coser ropa mientras aprenden a usar Facebook, padres que intercambian lecciones de mecánica por clases de Inteligencia Artificial. Pero, todo tiene su momento. Una práctica que ayuda a fortalecer los lazos familiares son las cenas sin celulares y los proyectos colaborativos.
¿Te has visto reflejado en alguno de estos errores? Comparte tu experiencia en los comentarios. Cuéntanos cómo has logrado conectar con la Generación Z y qué estrategias te han funcionado para superar las diferencias generacionales.
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