12 Historias donde la tragedia y la comedia se mezclaron inesperadamente

Nada arruina un buen día como unos zapatos que te hacen sufrir. Pero la buena noticia es que hay formas muy simples de evitar el drama de los pies adoloridos. Aquí te dejamos seis tips prácticos y efectivos para decirle adiós a las rozaduras y disfrutar del calorcito sin preocupaciones. ¡Toma nota!
Las ampollas aparecen por diversas razones, pero la más común es la fricción entre el zapato y tu piel. Ese roce constante debilita la capa superior de la piel... ¡y listo, empieza el suplicio! Para prevenirlas, puedes aplicar talco, polvo para bebé o una barra antifricción en las zonas donde sabes que suele haber problema.
También sirve usar una buena curita. Pero si quieres algo más resistente, busca los parches tipo “moleskin” en la farmacia. Son más duraderos y no se despegan con el sudor.
¿Tus zapatos nuevos están duros como piedra? Aprovecha el sol. Déjalos al aire libre una o dos horas para que el material (especialmente si es cuero o similar) se suavice. Después, póntelos un rato: verás cómo se adaptan más rápido a la forma de tu pie.
Una pequeña almohadilla de silicón para la planta delantera del pie puede ser tu mejor aliada. Reduce la presión, alivia el dolor y evita que el pie se deslice hacia adelante.
Un truco extra de los expertos: junta el tercer y cuarto dedo del pie con esparadrapo. Entre esos dos dedos pasa un nervio que sufre mucho cuando usas tacones. Al unirlos, distribuyes mejor el peso y alivias la presión.
Este truco es mágico, sobre todo con zapatos de cuero o gamuza. Ponte unos calcetines gruesos, luego tus zapatos, y apunta el secador (a temperatura baja o media) hacia las zonas apretadas (a unos 15 cm) durante 20–30 segundos. Camina con ellos mientras se enfrían. ¡Verás la diferencia!
Puedes repetir el procedimiento si es necesario, pero es importante no sobrecalentar el material. No queremos que el zapato se dañe.
Esas chanclas veraniegas, por muy lindas que sean, muchas veces no ofrecen el soporte que tus pies necesitan. Y eso puede terminar en dolores de talón, en el arco del pie o incluso en una condición llamada neuroma de Morton.
En su lugar, elige sandalias que tengan buena sujeción y amortiguación. Te van a dar mucho más confort y tus pies lo agradecerán.
Por cierto, tenemos una selección de estilos de zapatos que marcarán el paso este verano.