23 Encuentros con exparejas que demostraron que terminar fue la mejor decisión

Ha pasado ya algún tiempo desde que las revistas femeninas dictaban cómo debía ser la “mujer ideal”: bonita, hábil, inteligente y, por si fuera poco, siempre correcta. Aunque esa tendencia ha ido cambiando con el paso de los años, hoy en día siguen existiendo reglas no escritas que muchas sienten que deben cumplir, en comparación con lo vivido por sus madres o abuelas.
En la actualidad, con la gran variedad de productos de depilación y cera, unas piernas o axilas sin depilar se consideran inapropiadas. Antes, en tiempos de escasez, la eliminación del vello no deseado no se consideraba prioritaria.
Por supuesto, incluso entonces (generalmente, en las urbes) había mujeres preocupadas por la suavidad de la piel. Sin embargo, los métodos de depilación de aquellos años difícilmente pueden tildarse de seguros. Algunas se afeitaban las piernas con cuchillas toscas, otras adquirían en las farmacias un polvo de olor penetrante llamado “Noorah”, hecho de barro iraní. Las que preferían no agredir su piel optaban por un método más benigno: decolorar el vello con una solución de peróxido de hidrógeno.
Los tratamientos faciales antiedad gozan de gran popularidad en la actualidad. Apenas notan los primeros signos de envejecimiento, las jóvenes acuden a retocarse la frente, suavizar los surcos nasogenianos y realzar los pómulos. La cirugía plástica del contorno y el aumento de labios son percibidos por las mujeres modernas como algo habitual, tan sencillo como una visita al dentista.
En el pasado, la gente también se preocupaba por la belleza, pero la industria cosmética no estaba tan avanzada. Las mujeres debían esperar años para corregir la forma de la nariz o las orejas prominentes. Muchos tratamientos antienvejecimiento simplemente no existían y, por lo tanto, no eran demandados.
La psicoterapeuta infantil Nora Malberg advierte que muchos padres llenan las agendas de sus hijos para asegurarles un futuro exitoso, pero olvidan el valor del juego libre. Si antes los padres apuntaban a sus hijos a actividades extraescolares para que “no vagaran por la calle”, hoy el desarrollo extraescolar de los niños se ha convertido en una auténtica maratón, ya que muchas madres compiten entre sí para ver qué hijo lee más rápido, cuenta mejor y asiste a más actividades. La vida dentro de un horario estricto de clases adicionales, así como la constante comparación con otros padres, suele ser muy estresante para las mujeres.
En los últimos tiempos, la demanda de servicios de psicoterapia se ha disparado y lo que antes era visto como algo negativo, como ir al psicólogo, ahora se ha convertido en una práctica común e, incluso hasta necesaria. Psicólogos reconocidos congregan a miles de personas en auditorios. Los coaches venden cursos sobre autoestima y éxito.
Hoy, los expertos recomiendan encarecidamente a las jóvenes que se conozcan a sí mismas antes de contraer matrimonio. Antiguamente, sin embargo, no se le daba tanta importancia a esto. Este cambio refleja cómo, en la actualidad, la salud mental ya no es un tema tabú y ha ganado un lugar destacado en la sociedad, pero también ha generado cierta presión social para que todos busquemos ayuda profesional.
La cultura moderna está totalmente impregnada del culto al cuerpo. Vida sana, ejercicio físico, alimentación equilibrada, dietas, tratamientos de belleza y cirugía plástica: todo esto se ha integrado en nuestras vidas. “Una mujer debe ser esbelta y delgada” es el mensaje central de numerosos cursos y maratones de adelgazamiento en línea.
En el pasado, la delgadez no era la norma. Por el contrario, se valoraba un cuerpo fuerte, caderas amplias y un aspecto saludable. Y, por supuesto, nadie exigía a las madres recientes que corrieran al gimnasio o se sometieran a dietas para recuperar rápidamente su figura anterior.
Muchos de los que recuerdan la odontología de antaño no olvidarán fácilmente cómo se trataban los dientes en aquella época: el ruido del taladro, la falta de anestesia y los empastes metálicos diseñados para durar décadas. En aquel entonces, el aspecto estético ni siquiera se consideraba.
Ahora, con el avance de los procedimientos dentales, la gente se preocupa tanto por la salud como por la estética de los dientes. La tendencia a lucir una sonrisa blanca surgió tras la aparición de las estrellas de Hollywood en la pantalla. Hoy, unos dientes alineados y blancos se consideran un elemento indispensable de la imagen de una mujer atractiva.
“Unos pies bien cuidados son tan importantes como la delgadez”, dictan los cánones de belleza actuales. Hoy, los requisitos para el aspecto de los pies son los mismos que para las manos: piel suave, uñas bien formadas y esmalte de calidad. Afortunadamente, la variedad de técnicas de pedicura es amplia: desde la clásica (corte), hasta la de aparatos y la ácida.
En tiempos de escasez, todo era mucho más sencillo: la piel áspera se eliminaba con piedra pómez, y las uñas se arreglaban con pinzas y tijeras. La gama de esmaltes tampoco era tan extensa como ahora. Entonces, la demanda de servicios de pedicura era escasa, por lo que la actitud hacia el estado de los pies de las mujeres era mucho más tolerante.
Los tiempos cambian, y con ellos, también las expectativas sobre lo que significa “ser mujer”. ¿Te sentiste identificada con alguno de estos puntos? ¿Qué cosas agregarías?