9 Consejos para adultos que quieren reconstruir la relación con sus padres

Crianza
hace 4 horas

No eres el único que discute con sus padres, ya sea por algo tan simple como la cena o por temas más importantes. Por eso, reunimos 9 consejos para mejorar la relación con ellos y hacerla más fuerte y armoniosa.

Compórtate como un adulto

Si quieres mejorar la relación con tus padres, evita pedirles que hagan por ti cosas que puedes hacer por tu cuenta. Por ejemplo, cada vez que les pides dinero o te quejas de alguien, refuerzas tu dependencia y sigues viéndote como un niño ante sus ojos.

Aunque esta puede parecer la solución más fácil, en realidad crea un desequilibrio en la relación, ya que tus padres seguirán tratándote como a un niño. Cuánta más responsabilidad asumas, más te verán como un adulto.

Expresa tus pensamientos y preocupaciones con sinceridad

Es importante que hables abiertamente sobre lo que te preocupa de su comportamiento. Puede que guardes tus sentimientos negativos para evitar conflictos, pero llegará un momento en el que explotes por algo insignificante, generando más tensión y malentendidos. Expresa lo que sientes con respeto y calma, y busca junto a tus padres una solución a la situación.

Encuentra un pasatiempo en común

Tus padres fueron las primeras personas en tu vida que contribuyeron a tu desarrollo, siguieron tu progreso y notaron tus habilidades y talentos. Ya en la adultez, cuando tienes una idea más clara de quién eres y qué te interesa, puedes encontrar puntos en común con ellos a través de actividades compartidas. Pasar tiempo juntos de esta manera fortalecerá la relación y hará que se sientan más cercanos.

Acepta que tus padres no van a cambiar

Es importante asumir que tus padres son diferentes a ti. Muchas veces, los conflictos surgen porque no se toma en cuenta el punto de vista del otro. Una vez que logres aceptar su postura y comprender las razones detrás de su forma de pensar, será más fácil encontrar un punto medio y llegar a acuerdos.

Tus padres crecieron con normas sociales y formas de pensar distintas a las tuyas. Reflexiona sobre cómo sus experiencias han sido diferentes a las tuyas y cómo eso influye en la relación. Esto no solo te ayudará a dejar de buscar constantemente su aprobación, sino que también te permitirá comprender mejor sus sentimientos y las razones por las que, en ciertos momentos, pueden no apoyarte de la manera que esperas.

Agradece a tus padres por todo lo que han hecho por ti

A veces, el resentimiento nos impide ver todas las cosas buenas que nuestros padres han hecho por nosotros desde que nacimos. Nadie es perfecto, todos cometemos errores.

Intenta reconocer esto y agradéceles, aunque sea internamente, por todo lo positivo que han aportado a tu vida. Expresa gratitud por los pequeños gestos que tienen contigo en el presente, como prepararte tu comida favorita. Este simple acto puede ayudar a reducir la tensión y el resentimiento, si es que lo hay.

Separa el problema de tus padres

No podrás construir una relación sana si solo te enfocas en sus errores. En lugar de ver los conflictos como parte de ellos, trata de analizar el problema como algo independiente y busca una solución en conjunto. Un psicólogo con experiencia recomienda: “Concéntrate en los problemas, expresa tus necesidades y puntos de vista de manera clara. Usa declaraciones en primera persona (’yo siento’, ‘yo pienso’) y evita los ataques personales, incluso si sientes que te están atacando.”

Estar dispuesto a aceptar retroalimentación


Las relaciones mejoran cuando ambas partes pueden aceptar comentarios y hablar abiertamente sobre cómo se sienten al respecto. Por ejemplo, un padre puede pedirle a su hijo que lo llame más temprano en la noche, que no use el teléfono mientras hablan o que evite ciertos temas de conversación. Por su parte, el hijo adulto puede expresar qué tipo de conversaciones le resultan incómodas y solicitar que no se le hable en un tono determinado.

Aceptar la retroalimentación es clave para una relación saludable. Implica asumir la responsabilidad de la parte que cada uno juega en los desacuerdos o malentendidos.

Gestiona los conflictos de manera constructiva

Muchos patrones de conflicto poco saludables se adquieren en la infancia y pueden parecer difíciles de cambiar. El silencio, la agresión pasiva, los gritos, la evasión de problemas y la manipulación emocional son solo algunas de las dinámicas destructivas que afectan negativamente las relaciones. Para transformar estos patrones, ambas partes deben reconocer su papel en la dinámica del conflicto y empezar a responder de manera diferente. El primer paso es identificar lo dañino de ciertas actitudes y luego hacer un esfuerzo consciente por reaccionar de otra forma.

Evita los temas desagradables

Si sabes que ciertos temas siempre provocan reacciones intensas o terminan en discusiones serias, lo mejor es evitarlos. Por lo general, estas discusiones solo traen negatividad y tensión sin aportar nada positivo. Si con el tiempo la postura de tus padres sobre ciertos asuntos no ha cambiado, insistir en discutirlos y tratar de hacerlos cambiar de opinión probablemente no valga la pena. Es mejor reservar la calma para compartir momentos agradables y mantener una comunicación fluida.

Y ahora, aquí tienes algunas historias de conflictos familiares que podrían dejarte sorprendido.

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