18 Personas que tenían una buena razón para mentir a sus seres queridos

Los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams partieron el 5 de junio de 2024 rumbo a la Estación Espacial Internacional, con la idea de realizar una breve misión de solo 10 días. Sin embargo, una falla en los propulsores transformó ese viaje en una inesperada aventura de 286 días. Esta prolongada estadía los convirtió en algunos de los astronautas con más tiempo consecutivo en una sola misión de la NASA.
Entonces, ¿qué ocurre exactamente con el cuerpo humano después de pasar casi 9 meses en el espacio? Los efectos son sorprendentes, y no necesitas ser científico para apreciarlos. Sigue leyendo y descubre cómo reacciona el cuerpo ante una estancia prolongada en microgravedad.
Pasar largos periodos en el espacio debilita el sistema inmunitario, haciendo que los astronautas sean más propensos a infecciones. Es común que se altere el funcionamiento de las células inmunes e incluso se reactiven virus que estaban inactivos. Por eso, es fundamental monitorear su salud y desarrollar medidas preventivas.
En la Tierra, la gravedad mantiene los líquidos en la parte inferior del cuerpo. Pero en el espacio, los fluidos se desplazan hacia la parte superior, lo que provoca hinchazón facial y una sensación constante similar a un resfriado. Este cambio también puede aumentar la presión en el cráneo y generar problemas de visión.
Al no haber gravedad que comprima la columna vertebral, los astronautas pueden crecer hasta un 3% durante los primeros días en microgravedad. La columna se alarga al liberarse de presión. Sin embargo, al regresar a la Tierra, la gravedad los devuelve a su altura habitual en pocos días.
Algunos astronautas sufren del síndrome neuro-ocular asociado al vuelo espacial. Esto afecta la visión durante y después de misiones prolongadas. El desplazamiento de fluidos puede aumentar la presión sobre el nervio óptico, causando inflamación y cambios en la forma del globo ocular. Aunque algunos efectos son temporales, hay preocupación por posibles daños permanentes.
Sin la necesidad de luchar contra la gravedad, el corazón trabaja menos, lo que puede provocar una reducción en la masa del músculo cardíaco. Esto, a su vez, puede causar presión arterial baja y mareos cuando los astronautas regresan a la Tierra. Afortunadamente, la mayoría se recupera con el tiempo mediante una rehabilitación adecuada.
Músculo normal / Atrofia muscular
En microgravedad, los músculos no necesitan trabajar tanto, lo que lleva a su debilitamiento. Si no se ejercitan con frecuencia, los astronautas pueden perder hasta el 20% de su masa muscular en solo unos días. Para prevenirlo, entrenan alrededor de dos horas al día con equipos especiales. Aun así, algo de pérdida muscular es inevitable y requiere recuperación al volver a la Tierra.
Fuera de la atmósfera terrestre, los astronautas están más expuestos a la radiación cósmica, lo que incrementa el riesgo de cáncer y deterioro cognitivo. Aunque la Estación Espacial Internacional tiene cierto blindaje, las misiones largas siguen representando un riesgo considerable.
Los huesos necesitan gravedad para mantenerse fuertes. En su ausencia, los astronautas pierden densidad ósea, especialmente en caderas y piernas. Se estima que pierden cerca del 1% de masa ósea al mes, una tasa mucho más alta que la de personas mayores en la Tierra. Esto aumenta el riesgo de fracturas y representa un gran reto para futuras misiones de larga duración.
Viajar al espacio no solo se trata de explorar el universo, sino también de descubrir cómo responde nuestro cuerpo a condiciones extremas. A pesar de todo lo que ya sabemos, el cuerpo humano sigue siendo un gran misterio. 💫🧠