Algo estalló en el fondo del océano y abrió una grieta en la Tierra

Curiosidades
hace 1 año

En 2018 tuvo lugar la erupción subacuática más grande jamás, o al menos la más fuerte que hayamos registrado. Los científicos analizaron unos terremotos que impactaron en la región occidental del océano Índico, cerca de Madagascar. Entre 2018 y 2021, más de 11 000 terremotos atacaron una pequeña isla llamada Mayotte, entre Madagascar y Mozambique. El más fuerte tuvo una magnitud de 5,9. Hasta entonces, la región había sido muy pacífica: solo se habían registrado dos terremotos en 50 años. Además de los terremotos normales, también hubo unos inusuales ruidos sísmicos, terremotos de frecuencias muy bajas que se formaron bajo tierra. Las personas no podían sentir esos ruidos en la superficie, pero los investigadores de distintas partes del mundo los descubrieron y se dieron cuenta de que estaban asociados a actividad volcánica que nadie había detectado.

Ocurrió algo extraño: esa erupción volcánica creó un volcán gigante del tamaño de un rascacielos. El nuevo volcán subacuático terminó siendo cerca de 1,5 veces más alto que el One World Trade Center de Nueva York, y casi 10 veces más grande que la Estatua de la Libertad. La zona donde apareció había sido explorada en 2014, pero en aquel entonces era un lugar casi plano, tranquilo y vacío. Ahora hay un volcán a casi 2580 m por debajo del nivel del mar, que recibe el magma de una reserva superprofunda, ubicada a 55 kilómetros bajo tierra. Es la reserva de magma volcánico más profunda que conocemos.

La Tierra tiene capas, y la del medio es bastante maciza. Es similar al relleno de caramelo y cacahuate de muchos chocolates. Las investigaciones demuestran que debe haber fragmentos de corteza oceánica en lo profundo del manto terrestre líquido. Están atascados en él y crean grandes bultos en algo que se supone debería ser una capa lisa. Nuestro planeta tiene una capa exterior rígida. Incluye un manto superior caliente y una corteza agrietada. El manto se mueve y se agita todo el tiempo, lo que hace que la corteza de la superficie también se mueva. De esta manera, la corteza oceánica se hunde en las profundidades y provoca que unas enormes masas de magma asciendan hacia la superficie de nuestro planeta.

Los científicos incluso han hallado un fragmento antiguo del océano Pacífico a cientos de kilómetros debajo de China. Esos son los viejos restos del fondo del mar del Pacífico, que fueron arrastrados por debajo de la superficie de la Tierra hacia la zona de transición del manto. Esta losa de roca que solía estar al fondo del océano se compone de corteza y de partes sólidas del manto superior. La mayor parte de la actividad volcánica de nuestro planeta ocurre donde no la vemos: debajo de la superficie del océano. Cerca del 70 % de toda la actividad volcánica tiene lugar en los océanos y mayormente en la zona del Pacífico Sur, con más de 1100 volcanes comprimidos en esa región.

Acantilados costeros, cadenas montañosas, suelos y sedimentos que bordean los valles: estos son solo una pequeña porción de las rocas de nuestro planeta. Los océanos esconden mucho más debajo de la superficie terrestre. Entre la superficie de la Tierra y su núcleo se encuentra el manto, una cadena rocosa cálida y gruesa que se mueve y fluye constantemente. A unos cientos de kilómetros más abajo existe un lugar donde nacen diamantes. A medida que se forman, son expuestos a temperaturas y presiones elevadas, y más tarde se congelan. De esa manera, cuando llegan a la superficie, los científicos pueden explorar su estructura, descubrir cómo se forman y comprender mejor lo que sucede en las profundidades de nuestro planeta. Gracias a los diamantes, se dieron cuenta de que el manto era muy húmedo y posiblemente contenía mucha más agua que todos los océanos de la Tierra.

Nuestro planeta está devorando sus propios océanos. A medida que sus placas tectónicas se mueven, se hunden y se superponen, arrastran enormes cantidades de agua hacia el interior de la Tierra. El agua debajo de la superficie puede ayudar a producir magma y “lubricar” las fallas, lo que hace que los terremotos sean más propensos a ocurrir. El agua es almacenada en los minerales y se incorpora a la corteza del planeta cuando se forman nuevas placas oceánicas. Y estas placas atraviesan el proceso de doblarse y quebrarse al pasar por debajo de otras placas. Así, unas enormes cantidades de agua se hunden en la corteza y el manto. Los científicos investigaron una zona que se encuentra a 30 kilómetros por debajo de la superficie y se dieron cuenta de que estas regiones arrastran 3000 millones de teragramos, ¡y cada teragramo equivale a 1000 millones de kilogramos!

Cada océano es como un mundo nuevo. Existen escenarios increíbles debajo de la superficie: cascadas, lagos y ríos magníficos. Debajo del relieve oceánico hay unas gruesas capas de sal, y los ríos y lagos se forman porque el agua salada atraviesa esas capas y las disuelve, creando algo que recuerda a piscinas. La sal disuelta hace que el agua cercana se vuelva más densa. Después, esa agua se asienta allí, lo que con el tiempo forma lagos o ríos subacuáticos. Pero también hay cadenas montañosas, fosas y cañones. Existe un cañón en el mar de Bering con más de 2600 m de relieve vertical. Esto hace que el Gran Cañón parezca mucho más pequeño, dado que el cañón submarino es casi 760 metros más profundo.

Las áreas profundas del océano son muy frías: la temperatura del agua puede legar a los 4 °C. Pero, aún más abajo, el agua puede volverse muy caliente. En el fondo oceánico hay fuentes hidrotermales. Se trata de aguas termales ubicadas en los bordes de las placas tectónicas. El agua que liberan puede alcanzar temperaturas de hasta 400 °C. Pero la presión a esas profundidades es muy intensa, tan intensa que ningún humano podría con ella. Sin embargo, es esa presión la que evita que el agua hierva. El océano tiene una profundidad promedio de 3,7 km. Las ondas de luz pueden llegar a sumergirse hasta 1000 m, aunque en cantidades muy pequeñas, así que todos los misterios ocultos debajo de este punto permanecen bajo una oscuridad completa. La parte iluminada del océano alcanza los 180 m. Si bien el Sol nos da luz, la mayor parte de nuestro planeta está oscura todo el tiempo. Esto se explica por los océanos, que cubren el 70 % de nuestro planeta.

El sonido más fuerte que haya provenido del océano (y uno de los sonidos más fuertes jamás registrados) fue producto de un sismo de hielo. Fue tan fuerte que los investigadores lo captaron con sensores que se encontraban a más de 4800 kilómetros. Hubo una actividad sísmica que llevó al suelo congelado a desmoronarse. La capa de hielo de la Antártida es más grande que la región continental de los EE. UU. y México juntos. Un iceberg grande de la Antártida contiene más de 75 mil millones de litros de agua, lo que podría abastecer a un millón de personas durante 5 años. Los humanos generalmente podemos beber hielo marino, aunque no podemos beber agua de mar. A medida que pasa el tiempo y el hielo envejece, la salmuera atrapada entre los cristales de sal se drena. De esta forma, el hielo pierde la cantidad de sal suficiente como para ser consumido.

Si todas las capas de hielo y glaciares que tenemos en la Tierra se derritieran al mismo tiempo, el nivel del mar se elevaría otros 80 metros, un poco menos que la Estatua de la Libertad y tanto como un edificio de 25 pisos. Las almejas viven lo suficiente como para contarnos más acerca del pasado de los océanos. Los moluscos antiguos pueden vivir más de 500 años. Para aprender más sobre un árbol, puedes usar sus anillos y averiguar qué tan viejo es. Para conocer la edad de un molusco, puedes examinar los anillos de su concha. Este es el mismo método que permite a los científicos obtener información sobre el océano, el clima y otros fenómenos: las almejas pueden ayudarnos a vislumbrar lo que ocurrió hace unos 1000 años.

Actualmente, la Tierra tiene no 4, sino 5 océanos. El nuevo océano, llamado océano Austral, fue reconocido oficialmente hace unos pocos meses. Limita con los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, así que los científicos no logran consensuar si se trata de un nuevo océano o de una parte de las regiones más frías de estos tres. No solo dividimos los océanos en los mapas: cada uno tiene condiciones diferentes para especies marinas únicas. Por ejemplo, el océano Austral tiene focas leopardo, orcas, ballenas Minke, pingüinos emperador y otros animales que viven en mares muy fríos. También es hogar del kril, criaturas pequeñas que parecen camarones y son alimento de otros animales más grandes que viven allí.

La vida en nuestro planeta comenzó hace unos 3500 millones de años (yo aún no existía). El cómo y el cuándo siguen siendo un misterio, pero algunas teorías afirman que la vida podría haber surgido en las profundidades del océano. Hace unos años, los científicos hallaron tubos y filamentos microscópicos dentro de rocas formadas hace 4000 millones de años. Estas rocas son fragmentos de corteza oceánica antigua. Además, estos tubos y filamentos pequeños son similares a los microbios que aún hoy pueden encontrarse en las fuentes hidrotermales de las partes más profundas del océano. La idea es que estas células vivas hallaron condiciones para permanecer con vida en pequeños poros rocosos dentro de las chimeneas de estas fuentes. Y así comenzó la asombrosa aventura de la evolución de la vida en nuestro planeta.

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