14 Personas que tuvieron un trabajo que les hizo querer huir de él a toda velocidad

¿Sabías que el queso apareció antes que la escritura? Y desde entonces, millones de personas en todo el mundo no pueden imaginar sus vidas sin él. Pero, lamentablemente, no todos saben cómo distinguirlos, combinarlos con otros productos y elegirlos correctamente.
Nosotros, en Genial.guru, decidimos elaborar para ti una pequeña guía de quesos.
¿Cómo se produce el queso? La leche se pasteuriza, se añaden fermentos lácticos o cuajos microbianos (a veces, todos juntos), se cuaja, se separan los granos de la cuajada del suero, y después ellos pasan por los procesos de prensado y maduración. La última etapa puede durar de un mes a varios años hasta que el queso esté listo.
En el mundo hay más de 2 mil variedades de quesos, y cada una de ellas es única. Lo hacen de leche que puede proceder de cabra, vaca, oveja, yegua, camello, e incluso, de yak. Para los vegetarianos, inclusive se pueden encontrar versiones hechas de soja o tofu.
Las clasificaciones de los quesos son muchas, pero en general, se pueden dividir en:
Estos últimos, a su vez, se dividen en:
Continuaremos la conversación sobre esto más adelante.
A pesar de que en realidad el queso en sí es leche cuajada, hay ciertas reglas para su almacenamiento. Uno de alta calidad puede madurar toda su vida. Si se lo conserva de forma inadecuada, se puede cubrir de moho o placa, desintegrarse, ponerse agrio y perder su sabor. El mejor almacén para un queso es un recipiente de vidrio con un pedazo de azúcar que absorba el exceso de humedad, la cual debe ser del 90 %. La temperatura óptima de almacenamiento está entre 3-8 °C. No guarde los quesos junto con la carne, tocino o pescado, y no los coloque en el mismo estante que los embutidos.
El queso contiene un alto porcentaje de proteínas (hasta 25 %), grasas (hasta 60 %), calcio, zinc, fósforo y ácido fólico, elementos que en él se digieren mejor que en la leche. También mejora la digestión y estimula el apetito, afecta favorablemente el sistema endocrino, y la gran cantidad de vitaminas A, D, E, B1, B2, B12, C y PP que posee te ayudarán a compensar la falta de esos elementos en tu cuerpo.
Los quesos de leche de cabra y oveja caen al gusto de las personas con intolerancia a la lactosa y pueden variar en la cantidad de calorías y grasas.
Los quesos duros son aquellos que tienen agujeros. Se caracterizan por su bajo contenido de humedad, lo que disminuye la velocidad de desarrollo de microorganismos, por lo que se conservan más tiempo que los blandos. Maduran de 4 semanas a varios años. Cuanto más denso sea, más tiempo maduró.
Clases: parmesano, cheddar, maasdam, beaufort, Tilsiter.
Con qué se acompañan: se agregan a la pasta y a las salsas. El queso rallado se utiliza para los platos calientes, ensaladas, se sirve de postre con frutas y es genial para sándwiches calientes. Un plato de quesos duros puede ir acompañado por mermelada de arándano o cebolla, miel, pera cortada, uvas y manzanas.
Los quesos blandos se echan a perder más rápido que los duros, debido al alto porcentaje de humedad que poseen. Algunas variedades pueden tener una corteza de moho (camembert, brie) o una corteza natural (mara, romadur). Ellos contienen hasta un 85 % de proteínas digeribles, una gran cantidad de calcio, fósforo y magnesio.
Clases: brie, camembert, roquefort, gorgonzola, ricota, mascarpone.
Con qué se acompañan: el camembert se fríe y se hornea. El ricota, brie y mascarpone son adecuados para productos horneados, ensaladas y postres, mientras que los quesos con moho son excelentes para las salsas. También son utilizados como adornos de un plato de quesos duros o fondue. Se sirven con fruta dulce o mermelada de cebolla.
Estos quesos maduran en salmuera y, por lo tanto, no tienen costra. Su contenido de grasa no es más del 45 %, y su contenido de sal alcanza el 7-10 %. Son ricos en ácido fólico y vitaminas A, B, C, E, PP.
Clases: mozzarella, feta, chechil, halloumi.
Con qué se acompañan: el queso feta es adecuado para ensaladas y tapas frías. El halloumi suele comerse frito (aunque, en general, todos los que pertenecen a esta clase son ideales para hornear). Y, por supuesto, en un plato de queso puedes combinarlos con fresas frescas o miel.
La diferencia principal entre los quesos de coagulación acida y el queso cuajado es el método de fermentación de la leche. Para esto, se usan lactobacilos. A veces, al cuajo fermentado se agregan enzimas coagulantes. Este tipo de queso se llama mixto.
Clases: Kharzer, Handkase, Milbenkase, queso verde, Miner.
Con qué se acompañan: los quesos de leche agria son excelentes para un plato de queso. Puedes decorarlos con alcaparras o nueces. También se usan en sándwiches combinados con hierbas frescas o aguacates.
¿Conoces algún secreto para elegir un buen queso? ¡Compártelo con el mundo!