Cómo es y cuánto cuesta estudiar en el colegio más caro del mundo

Curiosidades
hace 1 año

Decimos que la educación es una inversión, pero ¿qué tanto pagarías por tu educación o la de tus hijos? El colegio más caro del mundo promete una educación de alto nivel, pero también un estilo de vida muy distinto al de la mayoría, más allá del costo, podría ser que estudiar aquí no sea para todos.

Le Rosey Institute, la escuela más cara del mundo

Imagínate que eres un adolescente rebelde al que sus padres amenazan con mandar a un internado al extranjero (cualquier parecido con las telenovelas es meramente intencional). Si es así, tal vez te convenga ese “castigo”, pues podrían enviarte a Le Rosey, el colegio más caro del mundo. Este es un internado en Suiza donde tendrás oportunidad de estudiar con jóvenes de la realeza y vivir tu propia historia de película.

Una colegiatura por los cielos

Desde que se lee “educación holística” en la descripción de la escuela, uno ya puede suponer que no será barato, ya que Le Rosey se fundó en 1880 y desde entonces se ha labrado una prestigiosa reputación y aire de exclusividad. El costo de la matrícula y alojamiento anual es de aproximadamente 130 mil dólares anuales.

“Escuela de reyes”

ISOPIX/EAST NEWS, © Daft Punk / YouTube

Un instituto de tal prestigio también alberga a estudiantes con gran renombre, muchos miembros de diversas realezas del mundo han estudiado ahí. Solo por mencionar algunos: el rey Alberto II de Bélgica, rey Fuad II de Egipto, princesa Zahra Aga Khan de Suiza, entre otros.

Además, también han desfilado entre sus alas otros famosos nombres, como Sean Lennon (hijo de John Lennon y Yoko Ono), Tracee Ellis Ross (actriz, hija de Diana Ross), Julian Casablancas y Albert Hammond Jr (miembros de la banda The Strokes).

Un día típico en Le Rosey

El internado recibe estudiantes entre los 8 y 18 años, así que sus actividades diarias cambian dependiendo de su grado académico. Todos comienzan el día a las siete de la mañana, tienen un gran desayuno bufé, a media mañana hay un descanso de las clases para tomar un chocolate caliente (no olvidemos que es Suiza), durante la tarde dedican unas horas al deporte y las artes.

Ya más tarde, deben estar listos para la cena donde usan vestimenta formal y hay costumbres bastante rígidas, como que los estudiantes deben levantarse cuando llega un adulto y no se pueden retirar antes de que el director del colegio se los permita. En la noche puede haber otras actividades culturales y deberán dormir temprano para estar listos para su siguiente día de estudio.

Un ambiente internacional

Le Rosey tiene una regla interna que dice que no más del 10 % de los estudiantes pueden provenir de un solo país, así logran que tener alumnos de unos 60 países. También, su número de estudiantes está dividido equitativamente entre hombres y mujeres. La escuela también ofrece una exigente educación bilingüe y bicultural con el idioma de instrucción francés o inglés, dependiendo del programa académico del estudiante.

Estudiar en un castillo

Para completar el cuento de fantasía, aquí no solo hay princesas y príncipes, sino hasta un castillo feudal de la Edad Media que está en el campus principal del instituto. Este se ubica junto al lago de Ginebra y tiene una extensión de 28 hectáreas, donde se distribuyen: elegantes habitaciones, gimnasios, capilla, canchas deportivas, invernadero, centro ecuestre, un yate, entre otras cosas que muchos de nosotros seguro no tuvimos en secundaria.

¡Hora de esquiar!

Uno de los sellos distintivos de Le Rosey es tener su propio campus de invierno. Está ubicado en la estación de esquí en Gstaad, Suiza. De enero a marzo de cada año, este campus se vuelve el hogar de alumnos y maestros; tienen sus propios chalets y un montón de amenidades adicionales. Durante este periodo, los horarios se ajustan, tienen clases seis días a la semana, pero les es compensado con todas las tardes libres para hacer expediciones de montaña y, sobre todo, esquiar, un deporte distintivo del internado.

El valor de la educación

El internado tiene 420 alumnos y 120 profesores; es como si cada uno tuviera que atender a solo 3 o 4 estudiantes, así que todo se vuelve mucho más personalizado. Además, tienen una red para apoyar a los alumnos a entrar a las mejores universidades y encontrar trabajo. También ofrecen oportunidades de trabajo en verano e, incluso, los graduados reciben un anuario con la información de contacto de todos los ancien Roséen (como se les conoce a los exalumnos).

“Le Rosey no es la vida real”

Una exalumna del internado compartió que estudiar ahí fue una gran experiencia por todo lo que aprendió. “Los padres nunca deben olvidar decirles a sus hijos una y otra vez que Le Rosey no es la vida real, es un regalo increíblemente maravilloso que se les da a los niños para que vean todo lo que el mundo PODRÍA ofrecerles”, dijo.

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