Cómo los guisantes congelados pueden ayudarte a dormir

Curiosidades
hace 9 meses

La próxima vez que no puedas dormir por la noche, levántate y da un paseo hasta el refrigerador. ¿Tienes una bolsa de hielo? Espera, ¡esos guisantes congelados también servirán! Toma la bolsa, regresa a la cama y póntela en el pecho. 15 minutos más tarde, deberías quedarte dormido sin problemas y descansar toda la noche. Este pequeño truco funciona porque estás estimulando tu nervio vago. Es uno de los nervios más largos y complejos de tu cuerpo: nace en tu cerebro y pasa por el cuello, el pecho y el abdomen. Tienes uno a cada lado del cuerpo. Es responsable de la regulación de las funciones de los órganos internos, como la digestión, el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y ciertos actos reflejos como tragar y estornudar. Interviene en la desaceleración de la frecuencia cardíaca, el estado de alerta y la presión arterial, lo que te ayuda a calmarte y relajarte.

Cuando enfrías el nervio vago, lo ayudas a aliviar la inflamación, y nuestro amigo puede hacer mejor su trabajo. También puedes ayudarlo tomando duchas heladas o nadando en lagos helados. Mmm... Creo que prefiero usar esa bolsa de guisantes congelados. Otra buena forma de conciliar el sueño es... ¡la mantequilla de maní! Cuenta con muchos nutrientes que ayudan a tu cuerpo a reconstruir los músculos y le dan un impulso de energía. Contiene triptófano, un aminoácido que induce el sueño. Una cucharada antes de ir a la cama será suficiente para que haga su magia. Si te preocupan las calorías que te aporta, ten en cuenta que puede ayudarte a tener menos antojos a la mañana siguiente. Además, activa tu metabolismo, ya que tu cuerpo necesita bastante energía para digerir la mantequilla de maní. Elige la más sana y natural, con un mínimo de ingredientes. Y si no te gusta su sabor, prueba reemplazarla con frutos secos, tofu o bananas: todos ellos son ricos en triptófano. Es más probable que ronques si duermes boca arriba. Si es un problema para alguien que vive contigo, puedes intentar resolverlo tú mismo.

Coloca una pelota de tenis en tu camiseta y fíjala con una banda elástica. Una cinta para el pelo servirá. Esto evitará que te acuestes boca arriba. Repite este truco durante dos semanas y deberías acostumbrarte a dormir de costado. Las extremidades se adormecen cuando hay presión sobre los nervios, normalmente porque llevas demasiado tiempo sentado sobre una de tus piernas o durmiendo sobre un brazo. Esto impide que los nervios hagan su trabajo cotidiano de transmisión de impulsos. Técnicamente, puedes sentir adormecimiento en cualquier parte del cuerpo. La próxima vez que tengas esa sensación de hormigueo, mueve la cabeza de un lado a otro unas cuantas veces. Esto debería relajar tu cuello, quitar la presión de los nervios y devolverle la vida a tu brazo.

Para detener el hipo, prueba beber agua fría boca abajo. Sostén el vaso como lo harías normalmente, pero mueve la cabeza hacia adelante y sobre el vaso. Inclina el vaso y bebe agua por el lado opuesto. Este método funciona porque, al inclinar la cabeza, los músculos del vientre se contraen. Además, te concentras en beber con cuidado y te distraes del hipo. Cuando tengas sueño, pero no puedas permitirte descansar más de 20 minutos, dedícalos a una siesta de café. Es más eficaz que tomar un café o una siesta normal, y te devolverá el estado de alerta.

Cuando la cafeína llega al torrente sanguíneo, se dirige a tu cerebro. Allí, ocupa el lugar de una molécula llamada adenosina. Tu cerebro la produce después de haber trabajado durante un tiempo, y te hace sentir cansado. Una vez que la cafeína la reemplaza, bloquea la mayoría de los receptores de adenosina, por lo que vuelves a sentirte alerta. Dormir despeja esta molécula del cerebro naturalmente. La cafeína tarda unos 20 minutos en asentarse en el organismo. Si duermes una siesta justo después de haber tomado una taza de café, dejas que tu cerebro descanse un poco. Despierta antes de los 20 minutos para evitar entrar en las fases más profundas del sueño, y justo a tiempo para que la cafeína haga efecto.

El bicarbonato de sodio es un profesional en la absorción de olores, así que puedes utilizarlo para hacer un desodorante casero. Mezcla una parte de bicarbonato de sodio y 6 partes de maicena. Añade un poco de aceite de coco o de lavanda y aceite de árbol de té en lugar de agua para obtener un mejor aroma. Es 100 % natural y, a diferencia de los desodorantes industriales, no tiene parabenos, aluminio ni colorantes artificiales. Sin embargo, no lo uses todos los días: puede resecar tu piel, especialmente si es sensible. Si ese es tu caso, agrega un poco de manteca de karité o de coco a la mezcla. Párate en una pierna mientras te cepillas los dientes por la mañana y en la otra por la noche. Es una forma estupenda de ejercitar los músculos de la estabilidad del tronco, recuperar el equilibrio y mejorar la postura. Puedes hacerlo más difícil cerrando los ojos. Si puedes mantenerte de pie sobre una pierna durante mucho tiempo, es señal de que tu cerebro está sano.

¡Si no puedes esperar a entrar en una talla de ropa más pequeña, gana unos kilos! Pero, antes de que te comas todo el pastel tú solo, debes saber que estoy hablando de peso muscular. La grasa y los músculos pesan lo mismo, pero los músculos ocupan menos espacio. Por eso, con músculos más grandes, puedes pesar lo mismo que alguien con más grasa en su cuerpo y llevar ropa más pequeña. Cuando sientas demasiado calor en un día de verano, bebé un té o un café caliente para refrescarte. Una bebida más caliente que tu temperatura corporal añadirá calor a tu cuerpo. El aumento de sudor compensará el calor que la bebida te aporta. Cuando el sudor se evapora de la piel, la energía se disuelve en el aire y enfría el cuerpo. Por lo tanto, cuanto más sudas, más te enfrías. Sin embargo, este truco no funcionará en un clima húmedo.

Tus cutículas y tus labios tienen algo en común: se deshidratan y se pelan. Puedes protegerlos con un buen bálsamo labial. Si funciona en tus labios, también te ayudará a curar, hidratar y proteger tus cutículas. Si el cuero cabelludo graso es un problema frecuente, combátelo con un poco de talco para bebés. Hace el trabajo tan bien como un champú seco, pero te costará mucho menos. Aplica un poco en el cuero cabelludo, deja que se absorba para que no queden manchas blancas entre el pelo, y ya está, ¡fresco y libre de grasa! Comer 6 veces al día no te ayudará a perder peso. Hasta puede hacer que quieras más comida e ingieras más calorías de las que necesitas. Si no tienes tiempo para preparar bocadillos saludables o no puedes controlar el tamaño de las porciones, seguir un plan de 3 comidas será mejor para ti.

Puedes reducir la hinchazón de las ojeras con cucharas normales. Mételas en el congelador para que se enfríen y apóyalas bajo los ojos durante unos minutos. La temperatura fría contraerá los vasos sanguíneos, y la presión de las cucharas mejorará el drenaje del líquido extra. Lleva un poco de chocolate oscuro con una alta cantidad de cacao al gimnasio para ayudar a tus músculos a recuperarse más rápido después del entrenamiento. Los granos de cacao ayudarán a aumentar el flujo de oxígeno en todo el torrente sanguíneo, y los antioxidantes te ayudarán a estar más sano y a recuperarte más rápido. Los estimulantes te darán la dosis extra de energía que necesitas antes de entrenar. Comer helado no empeorará tu resfriado. Los lácteos congelados o una bebida fría pueden ayudar a calmar el dolor de garganta y darte las calorías que necesitas cuando no tienes deseos de cocinar o comer algo más sustancioso.

Arrancar una cana no hará que aparezcan dos o más pelos en su lugar. Solo puede crecer un pelo en cada folículo. Los pelos que la rodean no se volverán blancos hasta que sus células dejen de producir pigmentos. Si quieres deshacerte de una cana, usa unas tijeras con cuidado. Arrancarlas puede suponer un traumatismo excesivo para tus folículos. La forma más fácil de saber si eres un mutante es juntar el meñique y el pulgar. Si no aparece un músculo largo y delgado en la parte interior de la muñeca, tienes una mutación. Eres parte del 15 % de la población mundial que no tiene un músculo que ayudaba a tus antepasados a balancearse de rama en rama. Más tarde se perdió como parte de la evolución en algunas personas, ya que, en la actualidad, producir esta parte inútil es un desperdicio de energía.

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