Cómo un empleado de limpieza acabó debiendo 1 millón de dólares a su jefe

Historias
hace 10 meses

Todos metemos la pata de vez en cuando y no importa si las intenciones fueron buenas. En algunos casos los errores se pueden corregir, mientras que en otros vale la pena admitir la culpa, pedir disculpas y tratar de no hacerlo más. Pero esto definitivamente no es el caso del protagonista de hoy. Aunque este señor no faltó al trabajo y solo quería ayudar, su empleador terminó demandándolo por 1 millón de dólares. La única conclusión a la que pudimos llegar, es que siempre hay que leer los carteles de advertencia.

El incidente ocurrió en el Instituto Politécnico Rensselaer de Troy, de Nueva York. El profesor K.V. Lakshmi lideraba una importante investigación sobre fotosíntesis, en la que se exploraba el desarrollo de paneles solares. Según el abogado del instituto, esta investigación tenía el potencial de ser pionera en el avance de esta tecnología.

Un día en uno de los laboratorios saltó una alarma que advertía sobre un aumento de temperatura de 3 °C en uno de los congeladores. Resultó que las reparaciones podrían demorar una semana. A pesar de que la avería podría haber sido catastrófica, el profesor Lakshmi determinó que las muestras y los cultivos celulares no se veían perjudicados.

Mientras tanto, pusieron un cartel de advertencia: “Este congelador emite un sonido porque está en reparación. Por favor, no lo mueva ni lo desenchufe. No hace falta limpiar esta zona”. “Puede pulsar el botón de silencio de alarma durante 5-10 segundos para silenciar el sonido”.

Sin embargo, algunos días después de que habían prendido la alarma, un empleado de limpieza apagó el interruptor que suministraba energía al congelador. Según un informe presentado por el personal de seguridad del instituto, el trabajador del equipo de limpieza creyó que estaba prendiendo el equipo, cuando en realidad lo había apagado.

Cuando los científicos se dieron cuenta de lo ocurrido, la temperatura había aumentado 50 grados, hasta alcanzar −30 °C. La demanda afirma que la gran mayoría de las muestras, que debían haber sido preservadas a −80 °C, sufrieron daños irreparables, lo que resultó en más de 20 años de investigación arruinados.

Los abogados indicaron que el señor de limpieza argumentó que había desconectado el congelador debido al “molesto” sonido de la alarma. Como consecuencia, las muestras quedaron insalvables, lo que ocasionó daños valorados en 1 millón de dólares.

La universidad, donde se encontraba el laboratorio, ha presentado una demanda contra la empresa de limpieza contratada por no brindar una capacitación adecuada al empleado. Según los abogados del instituto, durante el interrogatorio el trabajador parecía no reconocer su culpa y creía estar tratando de ayudar.

Sin embargo, el equipo legal del instituto acusa a la empresa de no haber proporcionado una formación adecuada a su empleado.

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