Dejé a mi madre tirada en otra ciudad por desconsiderada y ella tuvo que tomar un taxi
La relación entre madre e hija es una sinfonía única de amor, aprendizaje y complicidad. Desde las risas compartidas hasta los momentos desafiantes, cada interacción teje un tapiz que nos acompaña a lo largo de la vida. A veces confidentes, otras veces cómplices, la conexión entre madre e hija es un poderoso legado que moldea nuestros sueños, desafíos y triunfos.
“El pasado sábado, mi hija de 3 años, mi madre y yo nos dirigimos al pueblo vecino para pasar un día de compras. En medio del verano en mi país, la temperatura sube considerablemente en nuestra ubicación. Después de disfrutar de una película, nos encaminábamos de vuelta a mi coche, estacionado bajo el sol en el estacionamiento en la azotea. Fue entonces cuando nos topamos con una antigua amiga de mi madre, residente en la misma ciudad que ella, y comenzaron a conversar.
Pacientemente, permanecí de pie bajo el sol ardiente con mi hija durante unos 10 minutos, escuchando su charla. Sin embargo, mi hija empezó a inquietarse y ponerse de mal humor. Consciente de que se estaba sobrecalentando y necesitaba sombra, le indiqué a mi madre que debíamos llevar a mi hija a un lugar más fresco y que podía continuar su charla en casa con su amiga. En respuesta, mi madre me reprendió, diciendo que debería ’enseñarle a mi hija a ser paciente y respetuosa cuando los adultos están hablando’.”
“Esta dinámica me recordó la historia de toda mi infancia, donde la sensibilidad hacia nuestras necesidades no era prioridad para mi madre. Siempre que se encontraba con amigos, nos hacía esperar en el coche o bajo el sol mientras charlaba con ellos durante 30 minutos. En los largos viajes en coche, si necesitábamos ir al baño, nos hacía esperar hasta llegar a nuestro destino, resultando en ocasiones incómodas.
Recuerdo orinarme un par de veces por esto, y ella me regañaba por hacerlo a propósito. Además, pasábamos días enteros sin comer, excepto por el desayuno, cuando estábamos fuera haciendo diligencias, y ella se negaba a llevarnos a casa para alimentarnos o comprarnos algo de comer. Pasaba horas al teléfono, distraída con sus amigos, ignorándonos por completo, y si nos atrevíamos a pedirle algo, nos respondía bruscamente y se quejaba de que nunca tenía tiempo para sí misma. La conversación actual y sus comentarios me afectaron profundamente y me enojé mucho.”
“Rápidamente, llevé a mi hija al coche y salí del estacionamiento. Me detuve junto a mi madre y le dije que me llevaba a casa con mi hija ahora, y que podía acompañarnos o encontrar otro medio de transporte. Ella se rio de mí y me dijo que dejara de ser dramática, que se tomaría todo el tiempo que necesitara con su amiga. Creo que subestimó mi decisión, pensando que me detendría y esperaría por ella. Sin embargo, decidí seguir adelante sin esperarla y recibí una llamada 20 minutos después preguntando dónde estaba. Le informé que estábamos camino a casa y que debería encontrar otro medio de transporte. No escuché el resto y le colgué.
Esa noche recibí un mensaje de texto en el que expresaba que mi comportamiento la había hecho sentir irrespetada y abandonada (su amiga se fue antes de que se diera cuenta de que me había ido y no respondió el teléfono mientras conducía).”
“En mi respuesta, le expliqué que no estaba dispuesta a poner en riesgo la salud de mi hija debido a una conversación extensa. También mencioné incidentes anteriores, señalando que es crucial considerar las necesidades de los demás por encima de los propios deseos. Este intercambio desencadenó un fuerte desacuerdo, y mi madre afirmó que había cruzado una línea significativa al dejarla varada, incluso si lo demás era cierto. Ahora, después de haber reflexionado sobre el incidente, siento cierta culpabilidad por no haber abordado el tema de una manera más madura. ¿Fui injusta en mí actuar?”
Tener unos recuerdos así de la infancia y cargarlos puede ser complejo y difícil, por eso en Genial.guru, hemos querido recopilar algunos consejos que podrían ser de ayuda:
- Comunicación Asertiva: Trata de expresar tus necesidades y preocupaciones de manera clara y respetuosa. La comunicación abierta puede ayudar a evitar malentendidos y conflictos innecesarios.
- Establecer Límites: Aprende a establecer límites saludables con tu madre. Es fundamental poner límites para proteger tu bienestar y el de tu hija. La autoafirmación es clave.
- Manejo del Estrés: Desarrolla técnicas para manejar el estrés, ya que las interacciones con tu madre pueden generar tensiones. El autocuidado es esencial, y encontrar formas saludables de lidiar con el estrés puede marcar la diferencia.
- Empatía: Intenta entender la perspectiva de tu madre, incluso si no estás de acuerdo. La empatía puede ayudar a suavizar las interacciones y a construir puentes en la comunicación.