El hombre más inteligente de la historia del que seguro no has oído nada

Curiosidades
hace 8 meses

En 1898, una persona verdaderamente única nació en Boston, Massachusetts. Se trataba de William James Sidis. Su padre, Boris, era un conocido psicólogo y su madre, Sarah, era médico. Se dieron cuenta de que su hijo era especial cuando aún era pequeño.

Un día, la madre encuentra a su hijo escribiendo una carta antes de su primer cumpleaños. Otro día, los padres ven a William leyendo atentamente The New York Times, entendiendo cada palabra. No hay nada raro en eso, salvo el hecho de que William tiene menos de dos años.

Los padres comprenden que su hijo es un genio. Gastan los ahorros de la familia en libros, mapas, libros de texto y diccionarios para apoyar a su hijo y darle nuevos conocimientos. Cuando William cumple 4 años, lee la literatura de Homero en el original. Cuando cumple 6 años, aprende el trabajo de Aristóteles. A los 6 años, termina de escribir su cuarto libro. Uno de estos es un trabajo sobre anatomía.

A los 8 años, William habla y escribe con fluidez en inglés, latín, francés, ruso, hebreo, turco y armenio. Esto no es suficiente para él, y se inventa su propio y único lenguaje. Sus padres están un poco sorprendidos por las habilidades de su hijo. Se dan cuenta de que es demasiado brillante para una escuela normal. Es más inteligente que todos los profesores y alumnos. A los 9 años, William aprueba fácilmente todos los exámenes y entra en Harvard. Pero la institución no le permite ir ahí a una edad tan temprana. Así que, durante los dos años siguientes, sigue asistiendo a su antigua escuela y se aburre. No deja de escribir libros.

Termina una novela, unos poemas en francés y una constitución para una utopía fantástica. Y esto es lo que distingue a William de otros prodigios. Un joven genio suele empezar a aprender una sola ciencia. Pero nuestro héroe se interesa y tiene éxito en campos de conocimiento completamente diferentes. Matemáticas, astronomía, idiomas, política, biología, filosofía y mucho más. Finalmente, William cumple 11 años. Le permiten estudiar en Harvard. Todos los alumnos y profesores se sorprenden al ver a un estudiante tan joven. Pero, sobre todo, les asombra su nivel de conocimientos. Algunos lo admiran; otros piensan que es extraño.

A William le va muy bien en Harvard, aprueba fácilmente todos los exámenes e incluso da lecciones en el club de matemáticas. El tema de las clases es una de las asignaturas más difíciles de las Matemáticas: los cuerpos de 4 dimensiones. A sus conferencias asisten no solo los estudiantes, sino también un centenar de profesores universitarios. Para la mayoría de la gente, estas lecciones son demasiado. Pero los pocos que entienden de lo que habla William quedan asombrados por sus conocimientos verdaderamente geniales

Los profesores creen que William se convertirá en un gran astrónomo y matemático. Encontrará nuevos mundos, hará descubrimientos, inventará nuevas formas de estudiar la astronomía. Probablemente se convertirá en el mejor matemático del mundo. Desafortunadamente, el conocimiento no es suficiente para lograr el éxito en la vida. William no encuentra compañeros en la universidad. Muchos estudiantes no lo entienden y no quieren ser sus amigos.

William se gradúa de Harvard a los 16 años. Intenta encajar en el gran mundo, llevar una vida feliz hecha y derecha, pero no puede. Después de la universidad, consigue un trabajo en otra institución de Texas. Enseña Matemáticas, pero su carrera de profesor termina rápidamente. La dirección del colegio le pide que deje el trabajo por su cuenta, ya que es mucho menor que todos los profesores y alumnos. A la gente no le gusta que un chico tan joven les imparta conocimientos.

Junto con esto, William se convierte en una celebridad. Los periódicos escriben sobre él y los periodistas lo entrevistan. Pero él no soporta ser el centro de atención. Así que decide esconderse de todos los que lo conocen y llevar un estilo de vida tranquilo. En sus siguientes años de su vida, William se traslada de ciudad en ciudad y vive bajo diferentes nombres para que nadie descubra que es él. Consigue trabajos ordinarios: como tornero, cerrajero y contador en una pequeña empresa con un sueldo humilde. Cuando la gente lo reconoce, William se muda a una nueva ciudad.

Sigue escribiendo libros. Termina su trabajo en un volumen de 1 200 páginas sobre la historia de Estados Unidos. Colecciona boletos de tren y tranvía y escribe un libro sobre estos. También escribe sobre ciencia y astronomía. Publica todos estos con distintos nombres. Por desgracia, no son populares y no le traen dinero. Todavía no sabemos cuántos ha escrito con nombres falsos. Años más tarde, uno de sus libros se venderá en una subasta por varios miles de dólares. Domina 40 idiomas. Pero algunos expertos y biógrafos afirman que podría hablar más de 200. Lleva una vida tranquila y feliz. Trabaja como carpintero en Nueva York, vive en un modesto apartamento y se reúne con amigos.

Los biógrafos que estudian su vida dicen que las personas que conocían a William lo adoraban. Todos lo describían con palabras excepcionalmente amables. Por lo tanto, parece que él se sentía satisfecho con su edad adulta a pesar de los duros días de juventud. Pero algunos expertos creen que fue infeliz durante el resto de su vida. Entonces, en 1937, su tranquila vida cambia al conocer a una mujer que se convierte en su amiga. Ella lo visita y hablan de varios temas. Las cosas van bien. William se alegra de tener una nueva compañera. Pero entonces, se publica un enorme artículo sobre él en una conocida revista. En él se describe su vida con detalle y de forma negativa.

En este artículo, William parece ser un recluso loco. Resulta que su nueva amiga era reportera y se había acercado a él a propósito para saber todo lo posible sobre su vida. Ahora cientos de miles de personas tienen una imagen equivocada de él. William no va a dejarlo así y decide demandar a la revista por invasión de la privacidad. Al cabo de un tiempo, pierde el caso. A pesar de su vida secreta, el juez lo considera una persona pública. Y no hay nada malo en que la gente descubra algo sobre la vida de una persona pública.

Sale de su casa y vuelve a esconderse de la gente. Nadie sabe cómo pasa su vida durante los siguientes años. En 1944, fallece a la edad de 46 años. En ese momento no era rico y trabajaba como oficinista. No había dinero en su cuenta. No tenía amigos alrededor. Nadie sabe lo que había estado haciendo en sus últimos años. Casi nadie lo entendió en toda su vida. ¿Quién sabe el éxito que podría haber alcanzado si la gente hubiera sido más amable con él?

A lo largo de su vida, William pasó varias pruebas de inteligencia. En cada ocasión, los resultados de las pruebas demostraron que era un genio. Albert Einstein tenía un CI de 160 puntos. Leonardo da Vinci poseía 180 puntos, Isaac Newton 190. William Sidis tenía entre 250 y 300 puntos. Probablemente fue la persona más inteligente de la historia. La vida de muchas personas listas demuestra que tener un coeficiente intelectual de genio nunca es suficiente. Una inteligencia elevada no garantiza el éxito. Es importante tener inteligencia social. Es saber cómo comportarse en público, cómo hablar correctamente y cómo agradar a la gente.

Muchas personas pueden adivinar lo que siente el interlocutor gracias a su intuición. Saben cómo y cuándo hacer la pregunta correcta y dar la respuesta adecuada. Alguien puede pintar cuadros increíbles pero no saber presentarlos correctamente. Como resultado, sus obras de arte pueden ser reconocidas como baratas durante la vida del artista. Un violinista que no sepa negociar un precio alto por su concierto acabaría tocando en la calle toda su vida. La capacidad de convertirte en una celebridad y vender tus habilidades también es un talento importante.

Muchos genios fueron ermitaños y vivieron mal porque nunca consiguieron socializar. A veces, uno de ellos lo sabe todo sobre ingeniería genética pero no tiene ni idea de cómo comportarse en una fiesta. Las personas malintencionadas suelen utilizar a los genios con fines egoístas y los engañan. Por otro lado, algunas personas que no tienen una gran inteligencia o conocimientos consiguen puestos de alto nivel, se hacen famosas y alcanzan el éxito gracias a la inteligencia social y al trabajo duro.

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