Hace 4 años me mudé a París, y la vida aquí no es tan fácil como yo creía
En 2014, tomé la importante decisión de cambiarlo todo radicalmente. Abandoné mi vida en Kiev, hice las maletas y me mudé a vivir a París. Parece el comienzo de una bella novela, pero en la vida real no tuvo nada de un cuento de hadas sobre cálidos restaurantes franceses, croissants de hojaldre recién horneados y vista de la Torre Eiffel desde mi ventana.
Especialmente para Genial.guru, contaré cómo es la vida en Francia si no eres un turista.
Esta soy yo, Kate. Así me veía en el lejano 2014, el día de la mudanza.
Mucha gente se pregunta por qué decidí dejarlo todo y partir. Me encanta responder: “¡Porque el amor por el queso y el vino venció mi amor por la patria!”. Es una broma, por supuesto. Hablando en serio, estudié francés durante la mayor parte de mi vida: desde el 1er grado en la escuela, luego en la universidad, en la facultad de lingüística. Siempre he soñado con vivir en Francia, conocer su cultura y su estilo de vida, no a través de los libros, sino viéndolo tal y como es realmente.
Cuando estaba terminando el 4to año de la universidad, decidí cumplir mi sueño. No tenía ni un buen trabajo, ni una casa propia, así que no perdía nada. Sabía que si no las cosas no me salían bien, siempre podía regresar a Kiev, al mismo lugar donde había empezado.
Yo en el vuelo Kiev - París, camino a mi nueva vida.
Fui a vivir con una familia francesa
En Europa y en los EE. UU. existe un programa internacional llamado Au Pair que te permite vivir al menos un año en otro país. Te mudas a vivir con una familia, donde se te proporciona comida, alojamiento y un salario a cambio de cuidar a los niños y ayudar en la casa.
Lamentablemente, no tuve suerte con la familia que me tocó. Mi habitación estaba ubicada en el sótano de la casa, cerca de la buhardilla con trapeadores y cosas viejas. Allí siempre olía a humedad y no me dejaba la sensación de que claramente no estaba allí en calidad de otro miembro de la familia.
No soy un “cliente” difícil y podría haber tolerado esas condiciones, pero no pude aceptar el carácter de los niños. Según mis observaciones, el mismo era el resultado de una educación deficiente y de la situación general de la familia. Los padres discutían constantemente, ahorraban cada centavo, ponían a los niños a dieta (comida magra sin carne), justificándolo con el hecho de que los niños todo el tiempo comían carne en la escuela para el almuerzo, y se sabe que comer mucha carne es perjudicial y costoso.
Los macaróns reservados para papá en el refrigerador familiar.
Pero ningún tabú referente a la comida se aplicaba al padre. Algunos postres de chocolate y dulces del refrigerador tenían la nota Réservé pour papa (“Reservado para papá”).
Naturalmente, también ahorraban en mi comida. Por ejemplo, la madre me daba yogures caducados, que le daba pena tirar.
Y decidí elegir otra familia
Mi nuevo departamento, debajo del techo del octavo piso.
Incapaz de soportar esa actitud, decidí dejar a la primera familia. Tuve que buscar urgentemente un reemplazo. La nueva familia no me trataba mucho mejor que la anterior. Según las reglas de Au Pair, la parte receptora debía proporcionarme una tarjeta de viaje, pero los padres me dijeron que era demasiado caro para ellos (aunque una tarjeta de viaje mensual cuesta € 37). Por lo tanto, tenía que ir a buscar a sus hijos a la escuela caminando, saliendo de la casa varias horas antes.
En cuanto a la vivienda, me dieron un departamento aparte, que estaba ubicado en un octavo piso, debajo del techo de un edificio que no tenía ascensor. Pero mi vecino era Rafael, el hijo de la cantante Hélène Segara, conocida por el papel de Esmeralda en el famoso musical Notre Dame de París. Y, por cierto, gracias, Rafael, por permitirme usar tu wifi gratis.
Mi pequeña favorita Eleya. Le encanta dibujar. En la foto de la derecha, estamos haciendo la tarea: coloreamos y conversamos sobre el oso de la imagen.
Los niños de la nueva familia eran lindos, nos hicimos amigos rápidamente. Un año después, decidí vivir por mi cuenta. La familia me ofreció quedarme con ellos por más tiempo, pero decidí que era hora de seguir adelante. Después de todo, no podía trabajar de niñera toda mi vida. Y entré en la Universidad de la Sorbona porque en Francia mi diploma de Kiev de traductora no sorprendía a nadie.
Fui a visitar a la segunda familia 3 años después de haber trabajado para ellos. Aquí Eleya ya está más grande, tiene 9 años.
Ahora he terminado una licenciatura local y he recibido el diploma de gerente de hoteles y restaurantes. Y podemos decir que obtuve un trabajo según mi especialidad: soy la administradora general de dos hoteles. Trabajo un día en uno y otro día en el otro.
La ventaja de trabajar como administradora: a veces los clientes me agradecen por el buen trabajo y me hacen pequeños regalos.
El costo de vida en París
A la izquierda: un boleto de metro a un precio reducido de € 1,49. A la derecha, la fila de gente para visitar Versalles.
El salario mínimo en París es de € 1 200. El almuerzo en una cafetería cuesta un promedio de € 15. Viajar en metro cuesta € 1,9, pero si compras 10 boletos a la vez, ahorrarás dinero, ya que el precio será más bajo: € 1,49 . En cuanto a los museos, el precio promedio de las entradas arranca desde los € 15. Por ejemplo, para subir a la Torre Eiffel, deberás pagar € 25. La entrada al Louvre costará € 20 y navegar en un barco por el río Sena, unos € 15.
Un típico desayuno francés que cuesta € 7,5. Incluye una taza de café expreso o café con crema a elección, media baguette, un croissant, un cubo de mantequilla y una pequeña jarra de mermelada.
En mi primer trabajo cobraba € 80 por semana. Así que los fines de semana muchas veces no iba a ninguna parte para ahorrar dinero. Pero, por otro lado, caminé de arriba abajo todas las inmediaciones, porque cuando no conoces a nadie, no tienes mucho qué hacer.
La Basílica del Sagrado Corazón es uno de mis lugares favoritos. Primero, porque el templo se puede visitar gratis (si no vas a subir a lo alto). En segundo lugar, desde allí se abre una increíble vista de París.
El costo del alquiler
Alquilar una vivienda en París es increíblemente caro. Así por un “ascensor” de 9 metros cuadrados tendrás que pagar unos € 450 por mes. Un estudio con un pequeño balcón costará de € 800 en adelante. Las viviendas se alquilan sin muebles. Tendrás que ocuparte de comprar un sofá, un armario, sillas, mesa y otras cosas que te hagan falta. Yo tuve suerte, en el departamento que estoy alquilando había un armario empotrado, cosa que me permitió ahorrar dinero.
Alquilar un departamento de 1 habitación en este edificio te costará de € 800 por mes en adelante.
En París, existe una demanda tan alta de viviendas que los agentes de bienes raíces se sienten como reyes. Aquí no son ellos los que se desviven por complacerte, sino que, por el contrario, el cliente es el que debe demostrar que puede pagar regularmente, que es una persona limpia y agradable.
Cuando firmé el contrato de arrendamiento, ni siquiera llegué a ver al propietario. Todo se arregla con el agente de bienes raíces. Y si en los primeros meses en el apartamento, por ejemplo, se rompe una canilla, la agencia se compromete a solucionar los problemas de forma gratuita.
¿Cómo es vivir en la capital de la moda?
Siempre me río cuando veo en las tiendas libros a la “1 000 y 1 secreto de las francesas” o “Cómo verse como una verdadera francesa”. En realidad, las mujeres francesas usan lo que les queda cómodo. Y no son unos stilettos y un pequeño vestido negro. En la mayoría de los casos es un pantalón de corte ancho y unas zapatillas. Si son tacones, su altura máxima será de unos 3 o 4 cm.
En Francia, desde hace mucho tiempo se considerada de mal gusto usar piel natural. La gente lucha por los derechos de los animales, por lo que nadie tiene abrigos de piel. Se usan sobretodos, gabardinas, chaquetas, y si tienen piel, siempre será sintética.
Pedí prestado el abrigo de piel sintética a una amiga francesa específicamente para la sesión de fotos.
Las mujeres francesas casi no se maquillan. Como máximo: base tonal, rímel y lápiz labial rojo. Lo natural se prefiere en todo. Es importante que la piel esté limpia y bien cuidada. Aquí, nadie se hace extensiones de pestañas y aumento de labios con ácido hialurónico. Las niñas se pintan con esmaltes comunes, y no con gel. Y en el metro, muchas veces veo mujeres con esmalte descascarado.
Es por eso que algunas turistas resultan tan llamativas: grandes cantidades de accesorios para que todo brille, minifaldas, tacones altos y un montón de cosméticos. Esto es lo que revela en ellas a una turista.
¿Existe realmente joie de vivre (la alegría de vivir)?
Mi amigo es un verdadero parisino. Una vez decidimos divertirnos y vestirlo como un “típico francés”, tal y como suelen imaginárselo los extranjeros.
Los habitantes de Dinamarca tienen el Hygge, y los franceses la joie de vivre (“la alegría de vivir”). Es una cierta capacidad de percibir la vida de una manera positiva, reducir todo a una broma. No se puede decir que todos los franceses sean optimistas, depende del temperamento de la persona, como en cualquier otra parte. Pero tratan de tener un enfoque positivo incluso ante los fracasos, considerándolos una experiencia favorable. También toman muchas decisiones muy espontáneamente. Por ejemplo, los fines de semana, pueden ir a la ópera o “airear la cabeza” en algún lugar de la costa o de las montañas.
Durante el intermedio en la Ópera Garnier.
Creo que joie de vivre consiste en que los franceses respetan las tradiciones familiares, como las cenas obligatorias con la familia. Los franceses se reúnen muy seguido en los restaurantes con sus seres queridos y amigos, solo para chismear y divertirse. Y sí, la mayoría de los franceses realmente beben una copa de buen vino todos los días durante la comida.
¿Qué me molesta de los franceses?
Tras haber vivido aquí durante un par de años, noté un patrón: en Francia es mucho más fácil establecerse siendo un refugiado y aprovechándose de los beneficios ofrecidos por el estado, que siendo un extranjero que trata de obtener una educación local y trabajar según su especialidad, que paga enormes impuestos y aun así prácticamente debe suplicar por un permiso de residencia.
La burocracia: los franceses son unos campeones en el amor por el papeleo. Cuando renuevas tu permiso de residencia, es posible que necesites unos documentos que ni siquiera estaban en la lista. Cuando busques un departamento, tendrás que presentar un expediente completo no solo sobre ti, sino también sobre tu garante. En una agencia llegaron al punto de pedirle a mi garante el certificado de matrimonio. Los mismos kilogramos de archivos se necesitarán en todas partes: para sacar la licencia de conducir, obtener un seguro médico y otra clase de seguros, para ingresar a la universidad, etc.
Después de 4 años de vivir en Francia
Esta soy yo ahora. En la foto tengo 26 años.
Después de 4 años, tengo la posibilidad de alquilar mi propio departamento, tengo un buen trabajo, he viajado por 13 países e intento conocer nuevas ciudades cada fin de semana. No planeo detenerme aquí y en el futuro quiero obtener la licencia de conducir francesa (ya tengo la ucraniana), terminar la maestría y cambiar mi trabajo por uno que me guste más. Espero lograrlo.
A la pregunta de si vale la pena mudarse o no, mi respuesta es: sí, lo vale. Son emociones y vivencias increíbles, un desafío que te lanzas a ti mismo. Y créeme, después de una experiencia así, ¡ya no habrá obstáculos que puedan impedirte alcanzar tus metas!