Mi suegra siempre ha sido entrometida, pero la semana pasada llevó las cosas demasiado lejos

Desde que somos pequeñas, muchas mujeres crecemos escuchando frases como “cuando seas mamá lo vas a entender” o “todas las mujeres tienen ese instinto maternal”. Es como si fuera algo automático, una parte más del “paquete” de ser mujer. Pero, con el tiempo, muchas se dan cuenta de que no sienten ese impulso, o simplemente no tienen ganas de tener hijos. ¿Está mal? Para nada. Solo que, a veces, el mismo entorno y la sociedad no terminan de entender con facilidad que hay mujeres cuyo camino no incluye la maternidad. Ese tipo de decisiones personales todavía generan cierta sorpresa o incomodidad.
La idea de que todas las mujeres nacen con el instinto maternal bajo el brazo es más un mito que una verdad universal. La realidad es que la maternidad no se vive, ni se desea, de la misma forma para todas. Y eso está bien. No se trata de poner en duda lo valioso que es para muchas ser madres, que para muchas es lo más hermoso, sino de abrir un espacio para quienes no lo sienten igual, y también merecen ser escuchadas sin prejuicios. Al final, cada persona tiene su propia manera de vivir, de amar y de elegir su camino.
El “instinto maternal” suena como algo natural e inevitable en todas las mujeres, algo que desde niñas algunas mujeres han escuchado... pero la ciencia no lo respalda del todo. Investigaciones recientes señalan que no existe un impulso biológico universal que se active por ser mujer. Lo que muchas veces se interpreta como instinto es, en realidad, el resultado de aprendizajes, emociones, vínculos y contexto. Es decir, cuidar y criar no viene programado, sino que se desarrolla con el tiempo y las experiencias. No hay un chip maternal que se active automáticamente al tener un bebé en brazos, es más bien un proceso.
Entonces, ¿por qué seguimos escuchando que “todas las mujeres lo sienten”? Porque es una idea que la cultura ha repetido durante generaciones, al punto de parecer una verdad absoluta. Pero muchas mujeres que son madres incluso tardan en sentir afecto hacia sus hijos, y algunas mujeres no sienten ese deseo de tener hijos, y eso no las hace menos empáticas, ni menos capaces. La maternidad es una decisión personal, no una obligación natural. Cada camino es válido, y el amor no depende de un instinto, sino de elecciones conscientes. Tal vez es hora de repensar lo que nos han contado.
Desde preguntas inocentes como “¿y para cuándo el bebé?”, hasta comentarios con tono de juicio, la presión para ser madre está en todas partes. Muchas mujeres sienten que, si no tienen hijos, están fallando en algo o “dejando pasar el tren”. La sociedad ha vendido la idea de que la maternidad es el paso natural, casi obligatorio. Y cuando alguien elige otro camino, aparecen las miradas raras y los cuestionamientos no pedidos.
Pero decidir no tener hijos no es egoísmo ni inmadurez, es simplemente otra forma de vivir. Cada persona tiene sus razones, y no tienen por qué explicarlas o justificarse. A veces, lo más difícil no es tomar la decisión, sino lidiar con las expectativas ajenas. Por eso es importante hablar de esto, romper mitos y respetar que no todas las mujeres sueñan con lo mismo.
Elegir la maternidad como una decisión personal y no como una obligación social es cada vez más común. Muchas mujeres optan por ser madres solteras por elección, utilizando métodos como la inseminación con donante, demostrando que la estructura familiar tradicional no es la única vía para criar hijos felices y bien adaptados. Estudios indican que lo más importante no es la cantidad de padres, sino la calidad del vínculo y el ambiente emocional que se les brinda a los niños. Aunque este camino puede implicar desafíos únicos, al final, lo esencial es que cada mujer tenga la libertad de decidir cómo y cuándo quiere vivir la maternidad, si así lo desea.
Aunque tradicionalmente se ha pensado que el cuidado infantil es un terreno exclusivo de las mujeres, cada vez más hombres están demostrando que también pueden manifestar una gran capacidad de protección, cuidados y conectar emocionalmente con sus hijos. De hecho, estudios indican que al convertirse en padres, los hombres experimentan cambios hormonales que aumentan su empatía y deseo de cuidar.
Además, el número de padres que eligen quedarse en casa para cuidar a sus hijos ha ido en aumento. Investigaciones de Yale muestran que los niños prosperan cuando sus padres están presentes activamente en su crianza, beneficiándose emocional y cognitivamente. Estos padres no solo cambian pañales y preparan comidas, sino que también están redefiniendo lo que significa ser papá en este siglo.
Cada elección de vida merece respeto, incluso cuando no encaja con lo que se espera. ¿Cuál ha sido tu experiencia con la maternidad y el llamado instinto maternal? ¿Qué te llevó a decidir tener hijos o no hacerlo?