Una noche con mi hermana y su hijo casi terminan en un tribunal después de los daños ocasionados

Historias
hace 4 horas

Recibir a un familiar en casa puede ser una experiencia hermosa... hasta que aparece el caos en forma de niño con energía infinita, berrinches y cero límites. A todos nos ha pasado, y aunque es fácil señalar al pequeño como el problema, la realidad es que los niños no se crían solos. Cuando hay desorden o falta de respeto por los límites, no es culpa del niño, pero sí es un reflejo de su crianza. Y eso fue justamente lo que vivió la protagonista de esta historia que estás a punto de leer:

Soy una estudiante (25 años) de desarrollo de software y una PC Gamer empedernida en mi tiempo libre. Vivo sola en un apartamento y he gastado años haciéndolo cómodo y funcional. Ahorré por mucho tiempo para armar la PC de mis sueños... Triple monitor, teclado mecánico personalizado, silla ergonómica, todo. En total, mi equipo tiene un valor por arriba de los 2000 dólares, y lo cuido como si fuera mi hijo.

El fin de semana pasado, mi hermana mayor (30 años) me preguntó si podía quedarse en mi casa por una noche porque su apartamento iba a ser fumigado, y su esposo iba a estar fuera de la ciudad. Ella tiene un hijo de 3 años, Max, quien... es bastante “animado”, por decirlo de una manera. Lo amo, pero es un pequeño duende del caos. Tuve mis dudas, pero ella juró que le echaría un ojo a él y que sería solo por una noche.

Ellos llegaron el sábado por la tarde y quedó claro de inmediato que ella no bromeaba con que Max era trabajo duro. Después de 10 minutos de haber llegado, botó 4 libros de mi librero, tiró mis plantas al suelo y derramó jugo en mi piso alfombrado. Intenté permanecer tranquila, él tiene 3 años, lo entiendo... pero le pedí a mi hermana muy gentilmente que lo mantuviera lejos de mi oficina, donde está mi PC.

Ella giró los ojos y dijo: “Él solo está explorando, tiene curiosidad, es normal”. Pero igual cerró la puerta de la oficina.

Pasemos al domingo en la mañana. Me desperté por unos gritos. Aparentemente, Max despertó antes que su mamá, logró abrir la puerta de la oficina y decidió que mi computadora era su nueva área de juegos.

Botó uno de mis monitores al piso, quebrándole la pantalla. Metió galletas dentro de las rendijas de la ventilación de la torre (no, no estoy bromeando), quitó las teclas del teclado y coloreó con marcador permanente mi silla. ¿La cereza en el pastel? Derramó jugo de manzana dentro de la torre, ¡DENTRO!

Cuando les digo que me quedé en silencio, me refiero a un silencio sepulcral. Mi hermana entra a la oficina, ve el daño causado y solo dice: “oh, nooo” en este tono increíblemente monótono, como si alguien hubiera volcado una taza de café. Yo comencé a enloquecer, y ella tuvo la AUDACIA de decir: “debiste hacer el cuarto a prueba de niños si era tan importante para ti”.

Me volví loca. Le dije que 1) ella SABÍA que él no debía estar ahí. 2) que este era mi espacio, no una guardería, y 3) que volver a prueba de niños una computadora de 2000 dólares no era un requerimiento estándar para adultos que viven solos.

Ella me dijo que debía calmarme, que él era solo un niño y que las cosas eran reemplazables. Yo le dije que entonces ella podía reemplazarlas, y me contestó que por ahora no tenía el dinero, pero que tal vez en unos meses me podía dar unos cuantos cientos de dólares. Le dije que eso no era aceptable y que debía hacerse totalmente responsable.

Se marchó haciendo una rabieta y ahora toda mi familia está inundando mi celular. Mi mamá dice que estoy siendo “materialista” y que debería entender que mi sobrino no lo hizo a propósito. Mi papá dice que debí haberle puesto seguro a la puerta si era tan importante. Y mi hermano me dijo que “para qué necesitas 3 monitores. Ya eso es una exageración”.

Llené un formulario con mi aseguradora, pero no hay garantía de que sea posible cubrir los daños, ya que, técnicamente, fue un daño causado por el usuario. También le dije a ella que si no pagaba, la llevaría a juicio por lo sucedido.

Ahora solo recibo mensajes de mi hermana exigiendo una disculpa por “culpar a su hijo de ser curioso”. Yo le dije que me retractaría de la idea si ella cubría los costos de la reparación y los repuestos... o que al menos me ayudara con la mitad. ¡Y me bloqueó!

Entonces, ¿estaría exagerando si llevo a mi hermana a juicio por esto?

¿Cómo se pudo evitar una situación como esta?

Por desgracia, situaciones como estas pasan a menudo y, lo peor de todo, es que siempre se pueden evitar disciplinando correctamente a nuestros hijos. Ahora, tampoco queremos juzgar porque no conocemos el resto de la historia ni la situación de la hermana, lo que sí es cierto es que si ella hubiera sido un poco más estricta con él, posiblemente los eventos se hubieran desarrollado de otra manera.

Estos son algunos ejemplos de cosas que la madre podría corregir en su hijo para evitar que algo similar suceda en el futuro:

  • Identificar qué actitudes se deben corregir: puede parecer obvio, pero no lo es. Muchos padres suelen generalizar las acciones de un niño como infantiles, cuando en realidad hay una gran diferencia. Por eso es importante discernir cuáles comportamientos se deben corregir, y también cuáles se deben premiar.
  • Dejar de excusarlo: al hacer comentarios tipo “es solo un niño” se refuerzan ese tipo de comportamientos, lo cual a la larga solo empeorará el problema. Tampoco es conveniente que la madre sea quien se disculpe. Aun cuando sea un niño pequeño, él debe tomar responsabilidad por sus acciones y pedir disculpas por lo que hizo.
  • Establecer reglas consistentes: para que un niño corrija su actuar, es necesario establecer reglas y aplicarlas sin importar el lugar donde nos encontremos. La consistencia es importante, porque si un día cumplimos las reglas y otro no, esto puede confundir al niño y hacer menos probable que cambie su actitud.
  • Deja que otros adultos le llamen la atención: no nos referimos a que lo eduquen en tu lugar, pero sí a no interferir cuando otros adultos corrigen malas actitudes, en especial en situaciones como las de la historia que contamos.
  • No sucumbas al chantaje emocional: los niños pueden usar el llanto y los berrinches como una herramienta de manipulación. Y muchos padres, con tal de evitar estos comportamientos, ceden y no corrigen a sus hijos. Esto solo reforzará esas actitudes. Por el contrario, debemos hacer que ellos entiendan que solo por medio de la calma y la razón podrán alcanzar lo que quieren.
  • Refuerza buenos comportamientos: corregir los malos comportamientos es importante, pero no suficiente. También es recomendable premiarlos cuando hacen algo bien. Hacerlo, les hará entender que el esfuerzo que pusieron en cambiar es reconocido.
  • Disciplina con amor: por último, y no menos significativo, es entender que es posible disciplinar con firmeza y amor, y no desde el enojo o la vergüenza. Después de todo, somos el modelo a seguir de nuestros hijos, y si les pedimos que controlen sus emociones, es esperable que nosotros también sepamos hacerlo. Nunca condiciones el amor.

Lidiar con niños mal portados no es sencillo, en especial si hay lazos familiares de por medio. En el caso de la historia que leímos, no se trata solo de lo material, sino también del respeto por los límites y el esfuerzo de otro ser querido. Tener familia no nos obliga a aceptar cualquier cosa en nombre del amor; también implica responsabilidad y voluntad para reparar errores. Debemos cuidar a quienes amamos, cierto, pero también debemos exigir respeto por parte de ellos.

Y tú, ¿has vivido una situación similar? ¿Reaccionarías igual que la protagonista de la historia?

Imagen de portada Ok-Jelly-6298 / Reddit

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