No iré a la boda de mi hermana a menos que cambie algo que me exige hacer ese día
Hay invitaciones a una boda que, en vez de darnos alegría, nos causan preocupación. El solo hecho de pensar en el vestido, los zapatos, el desplazamiento y hasta el regalo para los novios, suelen ser temas que pueden volverse un poco difíciles de solucionar. Más, cuando los novios ponen protocolos estrictos o que se pasan de ingeniosos. En el caso de esta invitada, el problema era aún mayor porque se trataba de la boda de su propia hermana.
Los problemas más comunes al planear una boda
Con tantas cosas que planear al rededor de una boda, casi ninguna está exenta de alguno que otro tropiezo en el camino hacia el altar. Ya sea que se presenten malentendidos entre la pareja o discusiones entre los novios y otros miembros de la familia, lo importante es poder tener herramientas para solucionarlos.
- La formalidad del evento: Es algo que, si bien debe ser definido por la pareja con mucha anticipación, debe considerar más el fondo que la forma. Los novios siempre deberían hacerse preguntas como: ¿Qué es realmente lo más importante para nosotros?, ¿A qué aspectos le daremos más valor en nuestra celebración?. Teniendo en cuenta estas premisas, se pueden o no flexibilizar algunos protocolos, según sea necesario.
- Los invitados: Ya sea que viajen desde otra ciudad o que tengan que hacer ajustes en sus agendas, los invitados ya están teniendo un gesto especial hacia la pareja, al estar presentes en un momento tan importante. Por eso, es bueno considerar también sus necesidades, escucharlos si tienen algún inconveniente específico y tener detalles de agradecimiento con ellos.
- Lo que se sale del plan: Por más que se quiera tener todo bajo control, siempre van a haber imprevistos que no se puedan controlar. Obviamente, es mejor si se reducen sus consecuencias al mínimo, pero hay que estar abiertos a que puedan ocurrir cosas con las que no se contaban, aceptarlas y dejar que todo fluya, sin que eso impida disfrutar del gran día.
Cómo rechazar la invitación a una boda
Si, por cualquier motivo, no quieres o no puedes asistir a una boda a la que te hayan invitado, es mejor hablar con claridad y a tiempo, para que los novios no tengan que incurrir en un gasto innecesario. Esto lo puedes hacer perfectamente a través de una llamada, explicando tus motivos de forma amable, para evitar herir los sentimientos de quienes te invitaron.
Otra forma de hacerlo es enviarle a la pareja un regalo de bodas, a pesar de no asistir. Eso, acompañando de un mensaje de felicitación, les hará sentir que cuentan con tu apoyo y que, el hecho de no estar presentes, no significa que no haya un cariño especial hacia ellos.