No quería a la esposa de mi ex en la boda de mi hija y el resultado fue catastrófico

Una madre cede una casa a su hija, pero años más tarde decide que quiere recuperarla y lo que se desenvuelve después abre un amplio debate sobre un tema muy común: ¿hasta cuándo es razonable que un hijo adulto se quede en casa de sus padres? Si enfrentamos dificultades para costearnos un lugar donde vivir y hay una casa familiar disponible, es natural que nos permitan quedarnos allí mientras nos estabilizamos. Pero ahí surge otra gran incógnita: ¿Qué ocurre si el tiempo sigue pasando y hacer que se marchen se vuelve difícil? La historia que te compartimos hoy explora este dilema.
“Hace ya un tiempo heredé una casa de mi madre. Aunque es algo anticuada, está en buen estado y queda a cinco horas de donde vivo ahora. Hace unos dos años, mi hija (26) y su esposo pasaron por un mal momento y les permití mudarse allí sin cobrarles renta. La casa queda cerca de la ciudad donde ellos trabajan, así que era una muy buena opción. Yo asumí todos los gastos y les permití usarla para que pudieran recuperarse.”
“Antes les aclaré que podían hacer cambios en la casa, siempre y cuando no derribaran paredes ni hicieran modificaciones importantes. La última vez que los visité fue hace aproximadamente un año y parecía que solo la habían pintado.
Pero la verdad es que ahora la casa me está causando problemas financieros y varias personas ya me han contactado para comprarla. Además, me recuerda a mi madre y su ausencia, y eso afecta mi salud mental. Así que decidí venderla. Llamé a mi hija y le dije que tienen seis meses para encontrar un nuevo lugar.”
“Pero ella lo tomó mal. Me dijo que hicieron muchas mejoras, como renovar las escaleras, la cocina y el baño. Dicen que los estoy perjudicando y que ahora la casa vale más.
Mi hija piensa que soy una egoísta, pero yo le recordé que les di dos años de vivienda gratis. Ahora estoy indecisa, no sé si estoy actuando bien.”