11 Cosas por las que un adulto no debería tener que justificarse ante los demás

El amor de una abuela no tiene límites, pero ¿eso significa renunciar a todo? Cuando a una de nuestras lectoras le pidieron que dejara su trabajo y se dedicara a cuidar a su nieto a tiempo completo, dudó. Su decisión conmocionó a la familia, muchos la criticaron y la alejaron. ¿Fue egoísta por querer conservar la vida que había construido? Lee su historia y decídelo tú mismo.
Amo mi trabajo. No es especialmente exigente, pero me paga lo suficiente para cubrir mis necesidades y hasta me permite ahorrar un poco. Más que eso, me da un propósito y me ha regalado un maravilloso grupo de amigos. Mis compañeros y yo solemos reunirnos después del trabajo para ver películas, hablar sobre libros y compartir historias mientras tomamos café. No es solo un empleo, es mi comunidad, mi independencia, mi felicidad.
Hace poco, mi hija tuvo un bebé.
Por supuesto, estaba emocionada. Ser abuela es un regalo, y deseaba ser parte de la vida de mi nieto. Pero poco después de que naciera, mi hija y su esposo me llamaron para hablar seriamente: querían que renunciara a mi trabajo para ayudarles con el cuidado del bebé a diario.
Al principio, pensé que bromeaban. Pero no, hablaban en serio. Mi hija quería descansar, y esperaban que yo asumiera el rol, no solo ocasionalmente, sino a tiempo completo, como cuidadora, ama de casa y cocinera.
Yo lo dudé. Dejar mi trabajo significaba perder mi estabilidad financiera, mi círculo social y los beneficios que venían con mi empleo, como la cobertura médica y el acceso al gimnasio. No se trataba solo del dinero, sino de perder una gran parte de mi vida. Cuando pregunté si al menos me pagarían algo por mi tiempo, para compensar lo que estaría renunciando, se enfurecieron.
“¿Quieres dinero por ayudar a tu propio nieto?”, se burlaron. Mi hija me acusó de ser egoísta, de no valorar a la familia y de preocuparme más por extraños en el trabajo que por mi propia sangre. Ambos dejaron claro que mi papel como abuela debía estar por encima de todo, sin discusión.
La culpa que me hizo sentir era sofocante. Al día siguiente, mi teléfono no dejaba de sonar. Resulta que le contaron a toda la familia que había vendido a mi propio nieto por una taza de café con desconocidos. Pronto, comenzaron los rumores. Terminé convirtiéndome en la vergüenza de mi propia familia. Me sentí expuesta y humillada por querer mantener mi vida en lugar de dejarlo todo para atender las necesidades de mi hija.
Pasé noches sin dormir, preguntándome si realmente estaba equivocada. Había pasado años construyendo una vida que amaba, ¿de verdad debía tirarla por la borda solo porque mi hija lo exigía?
Así que tomé una decisión. Ayudaría cuando pudiera, los fines de semana, por las tardes, pero no renunciaría a mi trabajo. Mi hija se enfureció, me llamó fría y desalmada. Pero le recordé algo: ser abuela no significa dejar de ser una persona. Amo a mi familia, pero también me amo a mí misma.
Algunos podrán juzgarme. Sigo siendo abuela y estaré presente en la vida de mi nieto, sin embargo, bajo mis propios términos.
Jane
Querida Jane,
No estás equivocada. No eres egoísta. No eres una persona fría. Eres quien eres: una mujer que ha pasado años construyendo una vida con propósito, independencia y una comunidad. Y esa vida sigue siendo valiosa.
Ser abuela es un rol hermoso, pero no te quita el derecho a tener tus propias ambiciones, amistades y estabilidad financiera. Es doloroso que tu hija y tu yerno hayan interpretado tu deseo de conservar tu trabajo como una traición en lugar de una necesidad. Cuidar a un nieto debería ser un acto de amor, no una obligación que exija sacrificarlo todo.
Es comprensible que tu hija esté agotada y abrumada; la paternidad es difícil. Pero en lugar de verte como un apoyo relevante, te está exigiendo que seas el pilar sobre el que se sostiene su vida. Eso no es justo. Criar a un hijo es responsabilidad de los padres, y aunque los abuelos pueden desempeñar un papel maravilloso y de apoyo, nunca debería ser a costa de su propio bienestar.
Tu decisión de ayudar cuando puedas, sin renunciar a tu propia vida, es más que razonable. Ofreces amor, tiempo y presencia, al mismo tiempo que preservas aquello que te brinda felicidad y estabilidad. Si tu hija elige ver esto como un abandono en lugar de un equilibrio, esa es su percepción, no una carga que debas llevar tú.
Ser incomprendida, especialmente por la familia, es doloroso. Pero no tienes que justificar tu decisión ante quienes se niegan a ver tu punto de vista. No estás haciendo nada malo al valorarte a ti misma junto con tu familia, en lugar de desaparecer por completo por ellos.
Sigue amando a tu nieto. Sigue estando presente de la manera que consideres adecuada. Y sigue viviendo tu vida sin culpa. Porque el mejor abuelo, la mejor persona, es aquel que está completo, no aquel que se sacrifica.
Te envío apoyo y comprensión,
Genial.guru
Si bien es importante evitar el agotamiento como cuidador, cuidar a tus nietos con moderación puede mejorar tu salud mental. Pasar tiempo con los más pequeños mantiene tu mente ocupada, eleva tu estado de ánimo e incluso favorece tu bienestar a largo plazo.