Mi suegra fingió estar enferma, y ahora soy la mala por no querer cuidarla

Los problemas matrimoniales suelen surgir de situaciones cotidianas, pero pocas decisiones ponen a prueba la estabilidad de una pareja, como la llegada de un familiar a vivir bajo el mismo techo. Cuando la madre anciana de uno de los cónyuges plantea la posibilidad de mudarse con ellos, lo que empieza como un acto de amor y responsabilidad puede convertirse en una fuente inesperada de tensiones; justo como sucede en esta historia.

“Mi suegra tiene 81 años. Ella solía ​​ser muy independiente, pero desde que mi suegro falleció hace unos años, su salud ha ido desmejorando. Aunque puede caminar y cuidarse sola, está más frágil y se ha vuelto mucho más sensible.

Siendo totalmente honesta, nunca ha sido fácil llevarse bien con ella, y mi marido está de acuerdo con eso, pero de todos modos, no teníamos mucho contacto con ella. Ella tenía su propia vida y mi marido la visitaba una vez cada pocos meses, porque vivimos muy cerca de ella, aproximadamente a media hora”.

“Sin embargo, de un tiempo para acá, ella quiere que él la visite más a menudo y se enoja cuando no la invitamos a las cosas que hacemos. Por ejemplo, hace poco fuimos de viaje para celebrar el cumpleaños de mi marido. Él no quería llevarla porque realmente iba a limitar el tipo de actividades que podíamos hacer, pero ella insistió en que debíamos hacer un viaje ’tranquilo’, y él terminó llevándola.

La semana pasada, fuimos a visitar a mi familia. Mi suegra llamó a mi marido y le dijo que estaba muy enferma y que la habían ingresado en el hospital. Obviamente, mi marido entró en pánico y los dos tomamos un vuelo esa misma tarde para volver a casa y ver qué le pasaba”.

“Resultó que estaba totalmente bien y que, al parecer, tenía un resfriado leve. Hablamos con el médico y dijo que mi suegra había dicho que ’no podía respirar’ y que, cuando el médico le dijo que podía irse a casa, insistió en que la internaran.

Le dije a mi marido que lo que parecía era que ella solo quería que la internaran para que él regresara a ver cómo estaba. Se quedó horrorizado, pero después estuvo de acuerdo en que tenía sentido y parecía algo que ella haría”.

“Ahora, ella quiere quedarse con nosotros porque está ’enferma’. Yo le dije a mi marido que no, que ella está fingiendo y que no quiero lidiar con ella todo el día, así que mi marido piensa que soy una egoísta”.

Consejos para manejar en pareja la vejez de los padres

• Hablen de sus expectativas: Antes de tomar cualquier decisión, es importante sentarse a conversar. ¿Cómo se sienten ambos respecto a la idea de cuidar a tu suegra o suegro? Hablar de lo que cada uno espera puede prevenir malentendidos y tensiones más adelante.
• Pónganse límites saludables: Es normal que quieras ayudar, pero eso no significa que debas renunciar a tu espacio o rutina. Establezcan juntos qué tipo de apoyo pueden brindar sin descuidarse como pareja. Recuerda que tu bienestar es igual de importante.
• Compartan responsabilidades: No cargues todo el peso solo en uno. El cuidado de una persona mayor puede ser emocionalmente y físicamente agotador, así que dividan las tareas o busquen ayuda externa si es necesario. El trabajo en equipo es clave.
• Encuentren tiempo para ustedes: A veces, la atención a los padres mayores puede absorber toda la energía de la pareja. No dejen que su relación se pierda en el proceso. Programen tiempo para estar solos, aunque sea una caminata corta o una cena tranquila.
• No temas buscar apoyo: No tienen que hacerlo todo ustedes. Si la situación se vuelve difícil, no duden en pedir ayuda profesional, ya sea de cuidadores, terapeutas o grupos de apoyo. Cuidar de una persona mayor es un reto grande, y no está mal reconocer cuando necesitan una mano extra.
• Mantén la empatía: Recuerda que para tu pareja, ver envejecer a sus padres puede ser emocionalmente duro. Practica la paciencia y trata de ponerte en su lugar. Apóyalo, incluso si a veces te resulta complicado entender lo que está viviendo.