Padre cruza medio país en bicicleta para escuchar latir el corazón de su difunta hija una vez más

Historias
hace 1 año

La donación de órganos es un acto de generosidad y solidaridad que puede salvar vidas y ofrecer segundas oportunidades. En ocasiones, estas donaciones pueden generar vínculos únicos, como lo demuestra la conmovedora historia que une a Bill Conner y Loumonth Jack quienes, tras una partida repentina, fueron unidos por el corazón de una tierna y altruista adolescente que decidiría donar parte de sí para que otros puedan continuar su vida. Aquí te contamos su historia.

En los Estados Unidos se difundieron imágenes del emotivo momento en el que un padre pudo escuchar los latidos del corazón de su hija fallecida, latiendo en el pecho de un hombre cuya vida ella había salvado.

Bill Conner, después de recorrer cientos de kilómetros en bicicleta desde su hogar en Wisconsin hasta Baton Rouge, Louisiana, finalmente pudo escuchar el latido del corazón de su hija, quien había donado sus órganos a Loumonth Jack tras su fallecimiento.

Con lágrimas en los ojos, Bill utilizó un estetoscopio para sentir los latidos que ahora habitaban en el pecho de Loumonth Jack gracias al generoso acto de su hija fallecida.

Al Jack le informaron que solo le quedaban unos días de vida después de sufrir un ataque al corazón. “Sabiendo que está vivo gracias a Abbey, Abbey está viva dentro de él; es su corazón el que lo tiene de pie”, dijo Conner. “Estaba muy feliz por él y su familia y, al mismo tiempo, pude reunirme con mi hija”, agregó.

En enero, Abbey y su hermano fueron hallados inconscientes en una piscina mientras disfrutaban de sus vacaciones en el centro turístico de Cancún, México. Abbey fue trasladada en avión a Fort Lauderdale, Florida, donde los médicos la mantuvieron con soporte vital hasta que pudieron utilizar sus órganos para donación.

Afortunadamente, su hermano sobrevivió. Conner relató que Abbey había tomado la decisión de ser donante de órganos cuando tenía solo 16 años. “Ella se registró. Es algo que sabía hace mucho tiempo. Desafortunadamente, se concretó, pero así es Abbey”, dijo.

“Si era tu amiga, ella siempre te apoyaría, y trataría de ayudar a las personas necesitadas, eso encaja a la perfección con lo que ella era”, comentó el padre. Por ello, el Sr. Conner decidió emprender un largo viaje en bicicleta de más de 4.000 km con el propósito de crear conciencia sobre la donación de órganos y también para visitar el Centro Médico Broward Health en Florida, donde reposaba el cuerpo de su hija.

Sin embargo, durante su travesía, se dio cuenta de la posibilidad de encontrarse con el Sr. Jack en el Día del Padre, cuando aún estaba a unos 2.250 km de su destino. La clínica encargada del cuidado del cuerpo de Abbey había enviado cartas a los cuatro receptores de sus órganos, solicitando que se reunieran con él.

Entre esos cuatro se encontraba el Sr. Jack, cuya salud había empeorado rápidamente antes de recibir el corazón de Abbey.

“Me salvó la vida y no puedo pagarle. Ojalá pudiera, pero no puedo”, expresó Jack. “Lo único que puedo hacer es enviar mi amor a su familia”, concluyó.

La escena fue tan conmovedora que varios de los testigos describieron el encuentro de la pareja como profundamente emotivo y desgarrador. “Fue asombroso, la decisión de Abbey de donar sus órganos tras su fallecimiento le brindó a otra persona una segunda oportunidad en la vida”, dijo la vocera de la Agencia de Adquisición de Órganos de Luisiana, Mary Klemenok.

“Bill pudo escuchar los latidos del corazón de su hija y grabarlos para poder llevarlos con él por el resto de su vida, lo cual es absolutamente hermoso”, agregó.

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