Por qué tras el éxito de “Casarse... está en griego”, Nia Vardalos desapareció por largo tiempo
Ser padres es una experiencia maravillosa que a muchos nos llega de forma inesperada y a otros, buscándola conscientemente. Sin embargo, están aquellos a quienes, por más que buscan y buscan, parece que nunca se les hará realidad. Ese era el caso de esta actriz. Tenía fama, éxito y dinero, pero a su vez, un gran deseo de convertirse en madre y tanto amor para dar que durante diez años luchó incansablemente para que llegara el día en el que pudiera tener a su hijo o hija entre sus brazos. Nia era una mamá sin bebé, y su preciosa historia demuestra cómo una madre es capaz de todo por sus hijos, incluso antes de conocerlos.
Aunque todos creamos que es griega, nació en Canadá
Nia Vardalos saltó a la fama internacional gracias a Casarse... está en griego. A lo largo de toda la película, nos fue mostrando tradiciones y curiosidades de la vida de las familias griegas, y si bien es de ascendencia griega, ella nació y se crio en Canadá. Desde muy pequeña le atrajo la actuación. Durante su infancia y su adolescencia, formó parte de diversos grupos de teatro, y a finales de la década del noventa, a través de pequeños papeles televisivos, comenzó su carrera artística.
Quería adentrarse a fondo en el mundo de la interpretación, pero por su peculiar perfil y por no ceñirse a los estándares estéticos de Hollywood, no llegaba nunca a conseguir buenos papeles. Eso fue lo que dio pie al nacimiento de la película que le cambiaría la vida. Decidió escribir un guion cómico basado en su vida real y en lo que había vivido con su familia griega durante la preparación de su boda con su exmarido estadounidense, el también actor Ian Gómez.
Su gran éxito cinematográfico surgió por casualidad
Nia tomó su propio guion, se lo aprendió y empezó a presentarlo en un teatro de Los Ángeles en forma de monólogo con la esperanza de que algún representante de actores se fijara en ella y le diera trabajo. La actriz se había asegurado de hacer buena publicidad de su obra en todos los lugares frecuentados por la colectividad griega.
La obra se hizo muy popular y varios ejecutivos de Hollywood y celebridades acudieron a verla. Entre ellos, Rita Wilson, la esposa de Tom Hanks, de madre griega también. La representación le gustó tanto que convenció a su esposo de ir a verla. Fueron ellos quienes le propusieron convertir su monólogo en un largometraje y encargarse de la producción manteniéndola a ella como protagonista.
El público se quedó con ganas de más y reclamaba una segunda parte
El largometraje, a pesar de ser una producción independiente, fue todo un éxito. A nivel económico consiguió recaudar varias veces los costos de producción, y alcanzó una recaudación total de más de trescientos millones de dólares. Nia pasó de ser una anónima a ser “la griega” más conocida de Hollywood. Pero cuando se le propuso hacer una segunda parte, ella respondió con un rotundo “no”, ya que tenía asuntos personales de los que ocuparse antes.
“Mi familia y mis amigos se sorprendieron cuando rechacé la oferta de secuela que me hicieron tras el éxito de la primera película”, contó más tarde. En aquel entonces, la actriz estaba luchando por convertirse en mamá, y teniendo en cuenta que las películas se basaban en su vida, consideraba que hasta que no tuviera un hijo, no podría escribir o interpretar la maternidad: “¿Cómo escribiría que Toula e Ian son padres, que es lo que había escrito al final de la primera en un momento de ilusión, pero sin haberlo experimentado yo misma?”.
Lo dejó todo a un lado y se concentró en lo que creía que era más importante: formar una familia
Tanto los productores como sus compañeros de reparto fueron comprensivos con ella y decidieron darle un tiempo, pero la cosa se alargó mucho más de lo que todos esperaban. Su lucha no fue sencilla, sufrió abortos espontáneos, se sometió a múltiples tratamientos de fecundación in vitro y otros tratamientos hormonales fallidos que la sumieron en una gran depresión. “Estaba tan deprimida que no quería aceptar trabajos ni estar frente a las cámaras”, confesó tiempo después. “Me sentía avergonzada de no poder tener un hijo”.
Finalmente, ella y su marido decidieron abrirse a más posibilidades barajando la adopción como una de ellas. “Lo intentamos todo, la adopción nacional a través de agencias privadas, estábamos en una lista de espera en China, estábamos también en lista de espera en Grecia, y el teléfono no sonaba nunca con buenas noticias. Entonces descubrí un sistema de adopción estadounidense”. Fue gracias a este último que Nia pudo ver su sueño hecho realidad.
Felizmente, la pequeña Ilaria llegó a su vida
Su búsqueda se vio recompensada con una llamada que recuerda con gran emoción. “Estaba sola en casa porque mi esposo estaba trabajando. El teléfono sonó y no apareció nada en el identificador de llamadas. Tenía curiosidad, porque por lo general, solo llamaban mi madre o mi hermana. Era un trabajador social que me dijo: ’¿Adivina qué? Te han concedido la adopción’”. Los años de lucha quedaron atrás, pero comenzaba un nuevo reto, conocerse, aprender a convivir y crear lazos.
“La primera noche la niña no durmió nada. Tenía casi tres años y lloró toda la noche. Nos hizo saber que estaba enojada. No entendía la situación. No sabía dónde estaba, quiénes éramos, y luchó, pateó y golpeó durante el día, durante semanas”, relata la actriz. Pero el amor todo lo puede, y con paciencia y cariño, la pareja le mostró que no tenía nada que temer, que estaba a salvo y era querida. Tiempo después, Vardalos contó sus vivencias en el libro Instant Mom, Madre al instante en español, con el cual pretende animar a más padres a acercarse a la adopción disipando los mitos y miedos que hay al respecto.
Ya con experiencia suficiente en la maternidad, se pudo poner a trabajar en la segunda parte de su película
Como ella decía, las experiencias de su nueva vida de mamá le dieron ideas e inspiración para la nueva película, como por ejemplo, la de no usar maquillaje. “Creo que hay un momento en la vida de todos los padres en el que nos damos cuenta de que nos hemos dejado estar un poco. Un momento de mirarse en el espejo y decir: ’Necesito ponerme lápiz labial’. Así me sentí yo. Entonces decidí que no usaría maquillaje en las escenas iniciales. Ni siquiera crema hidratante. Nada. Quería que fuera auténtico”.
Una vez que terminó el nuevo guion, llamó primero a su coprotagonista para darle la sorpresa, y luego no tuvo tiempo de llamar más que a dos compañeros antes de que ya todo el reparto supiera la buena nueva. Después de casi 14 años de espera, estaban tan contentos que se llamaron inmediatamente entre sí para contárselo unos a otros.
El éxito se repitió, lo que dio pie a una tercera entrega
La actriz recuerda que el último día de rodaje saliendo del set, John Corbett, su marido en la ficción, le dijo: “Oye, nena, hagámoslo de nuevo”, refiriéndose a una nueva entrega de la película, a lo que Nia le respondió: “Necesitaré un poco de tiempo para escribirla, pero tranquilo, no te haré esperar 14 años”.
Y dicho y hecho, este año se comenzó a rodar la tercera parte de esta magnífica historia, nada más y nada menos que en la mismísima Grecia. En esta ocasión, con Nia no solo como guionista y protagonista, sino también al timón del barco como directora. Aún no hay fecha de estreno, pero lo esperamos con ansias para ver qué locas aventuras nos tienen preparadas esta vez.
¿Qué opinas de la lucha de Nia y su esposo por convertirse en padres? ¿Conoces a alguna pareja que haya pasado por una situación similar? Nos encantaría conocer su historia.