Psicólogos nombraron las lecciones que los padres deberían enseñarles a sus hijos
Richard Branson, el multimillonario y fundador de Virgin Group, una vez dijo: “Si le preguntaras a todas las personas del planeta sobre quién les ha dado el mejor consejo de su vida, apuesto a que la mayoría respondería ’mamá’”. Creemos que el resto mencionaría a papá. Entonces, ¿qué necesitas enseñarles a los niños para que, después de muchos años, te recuerden con gratitud?
1. Cocinar
Julie Ohana, una trabajadora social y terapeuta culinaria, está convencida de que cocinar ayuda a expresar amor y desarrollar habilidades de comunicación. Es el acto más puro de altruismo, que trae felicidad y una sensación de unidad con las personas. Entonces, ¿por qué no enseñárselo a los niños?
Además, al aprender sobre la preparación de los platos, el niño comprenderá rápidamente la diferencia entre los alimentos útiles y los nocivos, se volverá más consciente a la hora de elegir los productos y, tal vez, lo pensará dos veces antes de comprar otra hamburguesa en compañía de sus amigos.
Jamie Oliver cree que los niños deberían involucrarse en la cocina desde una temprana edad. Para que a los niños les guste cocinar, empieza con recetas simples, permíteles tocar y oler la comida y, lo más importante, no dudes en invertir el tiempo necesario para las explicaciones que les hagan falta y para limpiar después de las hazañas de los jóvenes chefs.
2. Expresar afecto
El psicólogo de Texas, Carl Pickhardt, dice que muchos niños, al convertirse en adolescentes (de 9 a 13 años) se niegan a las manifestaciones físicas de sus sentimientos y, a veces, dejan de aceptarlos de los adultos. Así quieren demostrar su “adultez”, pero, al mismo tiempo, corren el riesgo de perder la inestimable capacidad de mostrar cariño no verbal.
Es posible ayudar al niño a mantener la capacidad de expresar emociones físicamente. Para esto, en la edad de transición a la adultez hay que seguir expresando tu amor físicamente, pero en una forma menos cariñosa. Unas palmadas en el hombro, un masaje de pies después de un entrenamiento, un abrazo corto al encontrarse: son algunas excelentes opciones. Después de un tiempo, el niño ya maduro podrá volver a los besos y los abrazos.
La capacidad de expresar los sentimientos físicamente en el futuro ayudará al niño a crear una relación de confianza con las personas, a sentirse más satisfecho y lidiar con el estrés más fácilmente.
3. Ganar dinero
Si le deseas a tu hijo bienestar financiero, debes hacer dos cosas: enseñarle los conceptos básicos de la educación financiera y enseñarle a trabajar. A partir de los 3 años, puedes comenzar a contarle al niño qué es el dinero, cómo aparece en la familia y por qué no se puede comprar todo lo que hay en la tienda. Con una educación adecuada, a la edad de 7 años, se formará la comprensión correcta en relación al dinero.
Puedes infundirle amor por el trabajo pidiéndole ayuda en pequeñas tareas domésticas, compras y cuidado del gato. A la vez, no hay que pagarle al niño por la ayuda en el hogar. Kimberly Palmer, autora de libros sobre la maternidad, está segura de que los niños deben realizar las tareas domésticas no por dinero, sino porque son parte de la familia y comparten sus preocupaciones.
Entre los 10 y los 14 años, cuando el niño ya sepa trabajar y conozca el valor del dinero, hay que ayudarlo a encontrar un trabajo por el que pueda recibir una recompensa monetaria. Puede ser ayudar a un vecino, vender fresas juntadas en la huerta, o simples pedidos de mensajería. El dinero ganado le permitirá al niño sentir la alegría de la independencia financiera y garantizará su subsiguiente aspiración a ella.
4. Ser feliz solo
La psicoterapeuta y profesora de la Universidad del Nordeste de los Estados Unidos, Amy Morin, sostiene que todos debemos aprender a pasar el tiempo solos. Esta práctica aumenta la capacidad de trabajo y la creatividad, y evita los trastornos mentales. Una persona que sabe estar sola conoce mejor sus necesidades y, por lo tanto, tiene más éxito en satisfacerlas.
Hay que aprender a disfrutar de la soledad desde una edad temprana. Los niños que pueden pasar un par de horas sin comunicarse con otra persona, entreteniéndose por su cuenta, en la vida adulta se vuelven más independientes y encuentran buenos compañeros de vida, ya que no se aferran a la primera persona que conocen, solo para no estar solos.
Además, los niños independientes son más creativos y más emprendedores, lo que constituye otro argumento de peso para dejar de idear mil y una formas de entretener al niño y dejar que lo haga él mismo.
5. No avergonzarse de ser él mismo
Los niños muy pequeños no tienen problemas para expresarse. Dicen y hacen lo que sienten, sin tratar de agradarle o gustarle a alguien. Sin embargo, comprenden bastante rápido que a veces conviene ocultar las emociones y “ser buenos” para obtener lo que quieren: otro caramelo, ir al cine o el buen estado de ánimo de papá.
La supresión de las emociones es seguida por las aficiones “como las de los demás”, ropa que no llame la atención, miedo a contradecir a un profesor y el terror de bailar de forma ridícula en la discoteca del campamento de verano. Para que el conformismo adolescente no se convierta en una pérdida total de sí mismo, los padres siempre deben estar abiertos a cualquier manifestación del estado de ánimo del niño y aceptar sus diferentes formas de ser.
Cuando los niños están seguros de que las emociones negativas y los deseos “extraños” no los alejarán de sus seres queridos, mantendrán en la edad adulta la audacia de tomar sus propias decisiones y un enfoque creativo para la vida.
6. Adaptarse a los cambios rápidamente
Si un niño tiene la tendencia a controlarlo todo y desea saber de antemano lo que sucederá a continuación, será útil hablar con él sobre el hecho de que la incertidumbre es una parte natural de la vida. Los padres deben enseñarle al niño a aceptar los cambios imprevistos de la vida, a no tenerle miedo a los eventos impredecibles, y a prepararse para recibir sorpresas agradables y otras no tanto.
Una percepción positiva de los cambios y la preparación para recibirlos, en el futuro ayudará al niño a adaptarse rápidamente a los cambios más serios: mudanzas, cambios del lugar de trabajo, separaciones y relaciones nuevas. La actitud adecuada hacia lo imprevisible debe inculcarse desde la infancia, de modo que el cierre del café favorito cercano a casa no sea causa de depresión.
7. Soportar para obtener más
Terrie E. Moffitt, doctora en Ciencias Psicológicas de la Universidad Duke, ha presentado los resultados de una investigación que demuestra que la capacidad de los niños para el autocontrol a una edad temprana afecta a casi todos los ámbitos de su vida: desde los ingresos económicos hasta — ¡imagínalo! — la velocidad del envejecimiento.
Esto también fue confirmado por el conocido experimento de los malvaviscos de la Universidad de Stanford. Los niños que participaron en él, y que superaron la tentación de comer un dulce inmediatamente para luego recibir 2 veces más, en el futuro mostraron un mayor nivel de bienestar y satisfacción con la vida.
Si se le enseñas al niño a ser paciente en las filas y en paseos largos, así como durante la realización de un trabajo escolar de alto consumo energético, después de un par de décadas, tendrás todas las posibilidades de estar orgulloso de sus progresos. Explícale al niño que un gran sueño requiere un logro metódico y tranquilo de objetivos más pequeños, y a veces una elemental capacidad de esperar un poco más.
8. Cuidar de los más débiles
Los niños reciben mucha atención y cuidado por defecto. Para una transición indolora del pequeño favorito de todos en un adulto es importante enseñarle al niño desde una temprana edad que no solo se puede recibir, sino también mostrar el cuidado.
Trata de encontrar a alguien de quien el niño pueda hacerse cargo. La opción ideal sería una mascota: un gato, un perro, un hámster. La necesidad de alimentar a Tomi o de pasear a Rex le inculcarán al niño el sentido de la responsabilidad. Pero la ayuda de los padres seguirá siendo necesaria, a fin de asegurarse de que el niño no se agote demasiado y no declare una protesta.
Si hay varios niños en la familia, el mayor puede encargarse de los más pequeños. Solo no delegues alegremente sobre sus hombros el cuidado de los otros niños. El niño no debe cumplir una función parental. Solo se le debe pedir el cuidado, el cariño y una ayuda a mamá en los asuntos simples del cuidado de los niños más pequeños.
9. Mantener la limpieza del cuerpo
El tema de la higiene infantil siempre es muy agudo. Si bien es fácil bañar a un bebé, con un niño mayor, que puede resistirse y escapar, las cosas son más complicadas. Pero hay que ser paciente y enseñarle al niño a asearse.
Es muy importante no hacer hincapié en el mal olor (“¡No pareces un niño, sino un cerdito!”), o en la suciedad de los dientes (“Si no los limpias, ¡se pudrirán!”), sino cambiar el enfoque al placer de los procedimientos higiénicos. Una pasta de dientes que huele delicioso, un cepillo con dibujos animados, toallas suaves y coloridas, champú con olor a chocolate, divertidas tradiciones en la bañera: son las cosas que harán que el niño corra felizmente al baño.
Además, no solo hay que enseñarle al niño a disfrutar del proceso, sino también explicarle por qué es importante oler bien, hablar sobre la conexión entre la limpieza y el respeto por los demás. Entonces, tu pequeño no se convertirá en otro señor oloroso del metro.
¿Por cuáles lecciones invaluables les estás agradecido a tus padres?