Qué hubiera pasado si el asteroide que extinguió a los dinosaurios hubiese caído en otro lugar

Curiosidades
hace 1 año

Hace 66 millones de años (yo aún no existía), un enorme asteroide cayó en la Tierra y provocó la extinción en masa de casi todos los seres vivos del planeta, incluyendo a los dinosaurios. Si el objeto espacial hubiera caído en otro lugar, algunos dinosaurios habrían sobrevivido y seguirían con vida en la actualidad. Según ciertas investigaciones, el asteroide tenía una probabilidad de 1 en 10 de acabar con los dinosaurios y otros animales de aquella época. Era mucho más probable que no desatara ninguna consecuencia destructiva mayor. Para entender qué podría haber pasado si el lugar de la colisión hubiera ocurrido en otro sitio, tenemos que averiguar qué ocurrió ese día y por qué el desastre resultó ser tan devastador.

Esta enorme roca espacial cayó en la zona costera de la península de Yucatán, en México, lo que provocó una reacción en cadena que desató desastres naturales en todo el mundo. El lugar donde cayó el asteroide se conoce como cráter de Chicxulub. Actualmente, la mitad de esta zona se encuentra bajo el agua. El asteroide tenía unos 12 km de diámetro y se movía a una velocidad de 43 500 km/h. ¡Esta roca, que era más grande que el Everest, cayó a la Tierra casi 40 veces más rápido que la velocidad del sonido! Guau... La energía liberada por la colisión fue tan potente como la explosión de unas 10 000 millones de bombas atómicas, y la fuerza destructiva de la onda expansiva fue solo uno de los varios desastres producidos: el asteroide cayó en uno de los peores lugares posibles.

Por la forma en que cayó, lanzó una gran cantidad de polvo al aire. Imagina que saltas al agua como un atleta profesional, de manera vertical, sin salpicar casi nada. Y ahora imagina en la cantidad de agua que salpicarías al saltar a la piscina haciendo una bala de cañón. Pues bien, el asteroide aterrizó con una bala de cañón. El segundo desastre que provocó fue la producción de hollín. Una pequeña parte de la superficie de la Tierra está compuesta por rocas. En aquel entonces, solo un porcentaje menor de esa parte era rica en petróleo y azufre. El asteroide ardió y levantó tanto hollín en el aire como para llenar un estadio de béisbol cubierto.

Según las investigaciones, hace 65 millones de años, solo el 13 % de la superficie de todo el planeta contenía materia orgánica suficiente como para la formación de semejante volumen de hollín. Por eso, este lugar fue considerado el peor. Si la catástrofe hubiera ocurrido en algún lugar del 87 % restante, los dinosaurios seguirían con vida en la actualidad. Una enorme nube de hollín y dióxido de carbono se elevó por los aires y bloqueó el sol. El hollín volvió el cielo gris y bloqueó parcialmente la luz solar. Esto provocó un rápido descenso de las temperaturas en casi todo el planeta. Parecía que la Tierra estaba dentro de un velo gris. Muchas plantas y animales no lograron sobrevivir a la ola de frío. Los árboles comenzaron a marchitarse por la falta de sol. El proceso de fotosíntesis se interrumpió. El frío y la muerte de las plantas provocaron otra catástrofe: la hambruna mundial.

Los herbívoros no tenían manera de sobrevivir, habían perdido casi todo su alimento. Las plantas, las flores y los árboles no lograron superar la catástrofe. Estas hecatombes se extendieron mucho más allá del lugar de impacto del asteroide. Las partículas de polvo caliente, los trozos del asteroide y los pequeños fragmentos de roca se asentaron en el suelo de todo el continente y provocaron incendios forestales a gran escala. Los árboles en llamas arrojaron más hollín al aire, lo que empeoró aún más la situación. El enorme asteroide trajo del espacio unos metales pesados y con un mayor nivel de toxicidad. La fusión de estas sustancias durante la colisión desató tormentas de fuego. El asteroide no solo chocó con tierra firme, también con el agua, lo que desencadenó un enorme tsunami. Pero eso no fue lo peor. El fondo del mar estaba lleno de sulfato; cuando la energía del asteroide lo quemó, provocó la liberación de ácido sulfúrico hacia la atmósfera.

La nube de ácido se mezcló con una nube de hollín y comenzó a extenderse por el cielo. Las partículas de roca caliente caían como una lluvia de fuego. El azufre generó una lluvia ácida que duró varios días y no dejó ninguna posibilidad de supervivencia a los animales. La lluvia ácida envenenó el agua de ríos, lagos y mares. El ácido destruyó todo lo que no podía arder. Una parte de las nubes destruyó el suelo firme, y la otra parte, el océano. Esto empeoró la situación, ya que las gotas de azufre acabaron con una gran cantidad de algas y fitoplancton. El océano genera casi la mitad de las reservas de oxígeno de nuestro planeta. Las criaturas marinas que vivían en las partes superiores del mar en aquel entonces fueron destruidas. No fue la onda expansiva, sino la falta de sol, el ácido, la oscuridad y el frío lo que llevó a la extinción de los dinosaurios. Pero, incluso cuando algunos de estos animales escaparon de los incendios y el azufre, se encontraron con el factor marino.

El impacto del asteroide provocó tsunamis a gran escala en todo el planeta. La primera ola tuvo una altura de aproximadamente 1,6 km, casi tres veces más alta que el Empire State Building. Miles de millones de litros de agua se movieron a 145 km/h. Una ola tan fuerte podría destruir fácilmente la mitad de Nueva York. El meteorito creó una serie de olas de casi 16 m de altura. Unos enormes muros de agua del tamaño de edificios de cuatro pisos azotaron la orilla y derribaron todo lo que encontraron a su paso. La falta de luz solar, el descenso de la temperatura, las lluvias ácidas y de fuego, la caída de la producción de oxígeno, los incendios forestales, los tsunamis gigantes y la onda de choque con la potencia de mil millones de bombas atómicas... todo eso redujo la diversidad biológica de la Tierra en un 75 %. Sí, eso cambiaría cualquier clima, claro.

No era raro que los asteroides gigantes cayeran en Tierra antes, pero nunca habían provocado tantos desastres a nivel mundial. ¿Y si este asteroide hubiera caído en otro lugar, como, por ejemplo, en un bosque, lejos del agua y el terreno montañoso? Habría generado graves incendios. Una enorme nube negra de ceniza se habría elevado hacia el cielo y ocultado el sol, pero es poco probable que hubiera generado lluvias ácidas o de fuego. La mayoría de las especies del planeta habrían sobrevivido a esta catástrofe. ¿Y si el meteorito hubiera caído en algún lugar lleno de hielo y nieve? Habría desatado un rápido aumento de la temperatura en todo el planeta. Unos enormes tsunamis habrían hundido grandes extensiones de tierra. Sin embargo, la ceniza y el dióxido de azufre no habrían oscurecido el cielo.

La lluvia ácida no habría llegado al océano. Muchas criaturas marinas podrían haber sobrevivido hasta la actualidad, y los dinosaurios alejados de los mares ni siquiera se habrían enterado de la caída del meteorito. Probablemente, los acontecimientos más terribles habrían ocurrido si un meteorito hubiera caído sobre un volcán activo. Esto habría desencadenado la mayor liberación de lava de la historia. Unos terremotos destructivos se habrían desatado, y todo el cielo se habría cubierto de ceniza volcánica. ¿Y si el meteorito hubiera impactado en algún desierto? Habría fundido miles de millones de toneladas de arena y las habría convertido en vidrio. Imagina unas dunas de cristal calentando aún más nuestro planeta. Por otro lado, podríamos desenterrar del vidrio los restos bien conservados de reptiles antiguos.

En fin... Había muchos escenarios catastróficos posibles, y el peor de ellos se hizo realidad para los dinosaurios. Es poco probable que regresen. Aunque... ¿sería posible que renazcan? Los científicos se inspiraron en una idea de una famosa película de Hollywood: se propusieron hallar un mosquito atrapado en ámbar. A partir de él, planeaban extraer el ADN de los dinosaurios. Pero hubo un problema: la muestra de ADN más antigua que consiguieron tenía un millón de años. Los dinosaurios se extinguieron hace unos 66 millones. Además, el ADN es algo muy frágil; la probabilidad de que se conserve intacto en algún lugar durante tanto tiempo es muy pequeña.

Por eso, en lugar de buscar este antiguo ADN de dinosaurio, los científicos decidieron tomar el ADN de sus antepasados más cercanos: las aves. A lo largo de millones de años de evolución, las patas de los dinosaurios podrían haberse transformado en alas, y las bocas alargadas, en picos. Los pelícanos son muy parecidos a los pterodáctilos, los avestruces se parecen a los velocirráptores, y las gallinas se parecen mucho a los tiranosaurios. Bien, detengámonos un momento e imaginemos una gallina del tamaño de un T-Rex. “¡Oye, tú! ¿Quieres pelear?”. El pollo es reconocido como el pariente más cercano del enorme lagarto. Quítale el plumaje, cúbrelo con escamas, ponle una boca dentada en lugar de pico, agrégale una cola larga, y... obtendrás un verdadero minitiranosaurio en cuanto a estructura del cuerpo y movimiento. En lo profundo de su ADN, comparte varios genes con estos depredadores formidables. Con la ayuda de la ingeniería genética, los científicos planean “jugar” con su ADN y tratar de revertir la evolución, lo que significa que la cría de dinosaurios podría volverse una realidad. Vaya, ¡eso podría salir muy mal para nosotros!

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