¿Qué pasará con las mareas oceánicas cuando la Luna se aleje de la Tierra?
Es el año 2065 y estás de pie en la polvorienta superficie de la Luna, trabajando en el último conjunto de paneles solares para ayudar a alimentar la red energética de la ciudad. De repente, la superficie empieza a temblar. ¿Es un terremoto lunar? ¿O es que esos adolescentes nacidos en la Luna están de nuevo de fiesta en el ayuntamiento? Miras a la Tierra. Estás tan acostumbrado que apenas la notas, pero ahora luce diferente. Tardas unos instantes en saber por qué. Parece que se está encogiendo. El pánico se apodera de ti. ¡La Tierra se aleja! El suelo vuelve a retumbar y te das cuenta de lo que está pasando. La Tierra no se mueve. ¡Pero lo que estás pisando sí! La Luna se ha salido de su órbita y se dirige al espacio profundo. Destino desconocido.
Lo extraño es que está sucediendo ahora mismo. Y ha ocurrido durante mucho tiempo. Incluso está afectando la duración de nuestros días. Eventualmente, se alejará por completo y afectará dramáticamente los océanos de nuestro planeta. Para explorar lo que sucederá, retrocedamos un poco para poner todo en perspectiva. La Luna lleva 4510 millones de años rondando, literalmente, a nuestro alrededor. Hay algunas teorías sobre cómo surgió el satélite. La principal es que se formó cuando un gran objeto chocó con la joven Tierra. El sistema solar primitivo era un lugar caótico. Se crearon varios cuerpos estelares que no llegaron a convertirse en planetas completos. Uno de estos cuerpos, tan grande como Marte, se estrelló contra la Tierra, lanzando al espacio enormes trozos de la corteza de nuestro planeta. La gravedad se encargó de unir estos elementos separados. Esto explica por qué la Luna está hecha de partículas más ligeras que las que encontramos aquí en la Tierra.
Miles de millones de años después, estamos más que acostumbrados a tener la Luna con nosotros. Afecta a muchas cosas de nuestra vida cotidiana. La más obvia es el movimiento de las mareas. La atracción gravitatoria o fuerza de marea que la Luna ejerce sobre nuestro planeta crea las mismas. Esta fuerza hace que toda el agua de la superficie de la Tierra que está más cerca de la Luna se abulte hacia un lado. Una explicación muy breve es que empuja hacia dentro desde la parte superior de nuestro planeta y también desde la parte inferior, mientras que empuja hacia fuera desde los lados al mismo tiempo. La Tierra también tiene un efecto sobre la Luna, al que llegaremos en un minuto. Pero parece que a la Luna no le gusta nuestra compañía tanto como podríamos pensar. Se está alejando lentamente de nosotros, ¡incluso mientras hablamos!
La Luna puede parecer pequeña o grande según el ciclo lunar, pero en realidad tiene poco más de un cuarto o un 27 % del tamaño de la Tierra. El diámetro de la órbita de la Luna alrededor de nosotros es de casi 768 000 km, pero el mismo aumenta 3,8 cm cada año. Lo que, por supuesto, significa que se está alejando en un factor de 3,8 cm cada año. Para ayudar a explicar por qué tenemos que analizar nuestra relación con la Luna un poco más de cerca. Ambos cuerpos celestes están acoplados de marea. Sincronizados de tal manera que siempre vemos el mismo lado de la Luna. El hemisferio que nunca observamos se suele denominar lado oscuro, pero eso no es del todo correcto. A medida que la Luna orbita alrededor de la Tierra, diferentes partes están en la luz del sol o en la oscuridad en distintos momentos. Este cambio de iluminación es el paso de la Luna por sus distintas fases.
Las fuerzas de marea no solo afectan a nuestros océanos, sino también al cuerpo de la Tierra. Como la Tierra tiene una estructura más rígida que el agua, las mareas sobre una materia más sólida, como la corteza terrestre, tienen un efecto mucho menor. Las fuerzas de marea son interdependientes. El campo gravitatorio de la Tierra también aplicará mareas en el cuerpo de la Luna. De nuevo, al no tratarse de un fluido, el efecto es muy pequeño, pero está ahí. Este intercambio de mareas es bastante complejo. Los interiores de ambos cuerpos se calientan por estas mareas, al igual que la fuerza aplicada a cualquier objeto puede crear fricción o su propio calor. Tomemos como ejemplo el planeta Júpiter y su luna Ío. Las fuerzas de marea del planeta gigante son tan enormes que la superficie de Ío, que es sólida, sube y baja varios cientos de metros en cada periodo de rotación. El calor generado hace que el interior de Ío esté probablemente fundido. Como resultado, su superficie está cubierta de volcanes activos. Es uno de los lugares geológicamente más caóticos de nuestro sistema solar. A pesar de su calor, definitivamente no es el lugar para llevar a la familia de vacaciones de verano.
De vuelta a la Tierra. Nuestro planeta gira sobre su eje una vez cada 24 horas. Y la Luna realiza una revolución alrededor de nosotros en 27,3 días. El abultamiento de la Tierra en realidad acelera al satélite. Nuestro planeta tira de la Luna hacia delante en su órbita. En otras palabras, la protuberancia de la Tierra aumenta el radio de la órbita de la Luna alrededor de nosotros. Mientras esto ocurre, el satélite tira hacia atrás de la protuberancia de marea de la Tierra, disminuyendo su velocidad de rotación, aunque solo una fracción. Una fracción muy pequeña. Esto significa que, dentro de 100 años, un día en la Tierra será 2 milisegundos más largo que ahora. Parpadea y te lo perderás. Literalmente. Además, como la Tierra es más grande, la atracción gravitatoria es más fuerte, lo que hace que la Luna se acelere lentamente. A medida que pase el tiempo, su órbita será cada vez más grande. Esto nos lleva de nuevo a esa medida de 3,8 cm. Puede que no parezca mucho, pero durante un largo periodo de tiempo, esta cantidad se vuelve significativa.
Demos un salto hacia adelante de miles de millones de años a partir de ahora, donde vemos que la órbita de la Luna es tan grande que sí abandona el placer de nuestra compañía. De forma permanente. ¿Qué ocurre entonces con nuestros océanos? Ya lo adivinaste. Las mareas dejarán de existir. Eso hará que haya mares muy tranquilos para cualquier viaje en barco. Eso si es que queda algún humano dentro de, ah, 50 mil millones de años. Antes de ese momento, debido a que el bloqueo de las mareas disminuye la velocidad de rotación de la Tierra, es posible que esta se frene lo suficiente como para quedar permanentemente de cara a la Luna. A su vez, puede impedir que la Luna se aleje de nosotros. Imagina el efecto en nuestro planeta si dejamos de girar. Una mitad estará siempre en la oscuridad, la otra, en la luz. Eso hará estragos en nuestras estaciones y en la vida natural. Aunque suena dramático, y la pérdida de las mareas sería un fenómeno importante, hay otras cosas más graves de las que preocuparse que ocurran antes.
En una décima parte de ese tiempo, 5000 millones de años, nuestro Sol probablemente consumirá tanto a la Luna como a la Tierra. Sip, nuestro Sol va a celebrar una fiesta del tamaño de una galaxia, como nunca ha visto nuestro sistema solar. Y todos están invitados. El Sol está quemando continuamente el hidrógeno de su núcleo en helio. En este momento, está aproximadamente a la mitad de su ciclo de vida. Hacia el final, se quedará sin hidrógeno en su núcleo. El Sol se convertirá finalmente en una gigante roja. Se prevé que su superficie llegue a Marte. Será entonces cuando las fuerzas gravitacionales tomen el control. La Tierra será arrastrada hacia este nuevo Sol y se desintegrará. El Sol se vuelve un 10 % más brillante cada mil millones de años, así que mucho antes de que el planeta se destruya totalmente, el calor habrá derretido cualquier hielo y hecho polvo casi todo lo que vive. Todos nuestros océanos se habrán secado también. Así que, aunque el planeta tiene todavía un ciclo de vida de 5000 millones de años, todo lo que vive en él puede tener solo mil millones.
Recapitulando, puede que la Luna se aleje de la Tierra, pero el Sol habrá acabado con ambas mucho antes de que se detengan las mareas. Alejémonos de ese tema tan candente y volvamos a la relación de hermandad entre la Luna y la Tierra. El hecho de que el satélite tenga el mismo período de rotación que el período orbital de la Tierra y de la Luna no es una coincidencia. A lo largo de miles de millones de años, el acoplamiento de mareas entre ambas ha conducido a la sincronización que conocemos hoy. Y, sin embargo, sigue evolucionando. La Tierra está ralentizando su periodo de rotación. Con el tiempo, coincidirá con el de la Luna, y serán exactos. Y como mencioné antes, los días en la Tierra también se harán más largos. En 2 milisegundos cada siglo. Para tener un impacto significativo, se necesitarán muchos miles de años. Sin embargo, es agradable pensar que tanto la Tierra como la Luna se afectan mutuamente de muchas maneras poderosas y beneficiosas. Es casi como si simplemente pasaran el rato juntos, como un par de viejos amigos intergalácticos.