Qué pasaría si pasaras tus vacaciones fuera de la Tierra
¡Fuuush! ¡Tu nave espacial está a punto de llegar! Gracias a los últimos avances tecnológicos, ahora puedes viajar a cualquier planeta del sistema solar más rápido que nunca. Y por fin podemos visitarlos con total seguridad. Reservaste un viaje espacial, y ahora te encuentras en una nave con tu guía, astronautas y un par de pasajeros más. Primera parada: el planeta más pequeño de nuestro Sistema Solar, Mercurio. Está a solo 1/3 de la distancia de la Tierra al Sol. ¡La vista va a ser espectacular! En cuanto la nave aterriza en la superficie sólida de este planeta rocoso, ves un universo interminable; estrellas, cometas y... El Sol, tres veces más grande de lo que lo vemos desde la Tierra, sin nubes que bloqueen la vista. No hay lunas, Mercurio y Venus no tienen ninguna.
Intentas moverte, pero, debido a tu traje espacial y a la gravedad reducida, sientes que estás sobre un trampolín en una película en cámara lenta. No es seguro venir aquí durante el día. En Mercurio, un día completo dura casi 59 días terrestres. Si bien el traje espacial te mantiene a salvo, las temperaturas pueden ser bastante extremas. Durante el día, llegan a 430 °C. No hay atmósfera que mantenga el calor, por lo que la temperatura durante la noche puede bajar a −180 °C. Por eso Mercurio no es el planeta más caliente, aunque sí es el más cercano al Sol. Venus es el segundo planeta más cercano, pero tiene una atmósfera que retiene el calor. Si bien estás a salvo en el traje especial, sería muy duro pasar por cambios de temperatura tan drásticos. Tienes que darte prisa.
Como pesa menos que la Tierra, Mercurio tiene una gravedad más débil. Eso significa que su gravedad te atrae menos. Si una persona pesa 45 kilos en la Tierra, pesaría 17 kg en Mercurio. ¡Y efectivamente, te sientes más ligero! “¡Apresúrate, no tenemos mucho tiempo!”. Oyes la voz del guía en tu traje espacial. Está de pie a tu lado y señala con el dedo. “¡Mira a tu izquierda, por eso estamos aquí!”. La cuenca Caloris. Increíble. Mercurio tiene una atmósfera tan fina que no hay nada que lo proteja de los asteroides que chocan contra su superficie. Tiene la mayor cantidad de cráteres de nuestro sistema solar, por eso recuerda a la Luna. Y ahora estás aquí, mirando la cuenca Caloris, el mayor cráter de impacto de todo el sistema solar, formado hace casi 4000 millones de años por un objeto de al menos 100 kilómetros de largo.
Puedes ver su interior rocoso, lleno de profundas fracturas y crestas elevadas y afiladas; todo esto rodeado por las montañas más altas que puedas encontrar en este planeta, que se elevan 3 kilómetros por encima de numerosos respiraderos volcánicos. Solían estar activos. El otro lado, que está oculto al Sol, tiene pequeños depósitos de hielo, la única forma de agua aquí. Pero no tienes tiempo para ver eso. Mercurio es solo una de las paradas antes de seguir avanzando. Una vez que te instalas en la nave, ves que tu guía se acerca. “No podremos pasar por Venus”, dice. “A veces podemos acercarnos a la superficie y salir, o incluso aterrizar. Pero los vientos de hoy son una locura”. Suelen superar los 350 km/h, y mantienen las brillantes nubes blancas o amarillas del planeta en constante movimiento. La actividad volcánica formó la superficie de Venus: el 90 % es lava basáltica solidificada, así que, de todos modos, no es el mejor lugar para visitar. Además tiene una atmósfera densa.
Mientras estás en la nave, recibes una videollamada de tu amiga en el sistema de comunicación espacial. Se tomó unos días libres un poco antes que tú y viajó a Júpiter. Júpiter es un gigante gaseoso, no hay ningún lugar donde se pueda aterrizar. Además, la presión es muy fuerte: comprime el gas hasta convertirlo en líquido, por lo que la atmósfera podría aplastar cualquier nave espacial de metal que atraviese las nubes de colores como si fuera de papel. La mayoría de los visitantes hacen excursiones de un día para verlo desde las naves y tomar fotos desde arriba. Es fabuloso: es como un torbellino de viento, y tiene las auroras más brillantes de todo el sistema solar. Tu amiga incluso vio la Gran Mancha Roja, una gigantesca tormenta de forma ovalada que se mueve en sentido antihorario. “¡Fue increíble!”, te cuenta. “La Mancha Roja es cuatro veces más grande que la Tierra”. Pero lo mejor fue Europa, la sexta luna de Júpiter.
Los científicos creen que es joven por su superficie lisa y relativamente intacta. Se trata de un gran mundo oceánico con todos los ingredientes adecuados para la vida que aún no hemos descubierto. Incluso ofrecen excursiones donde puedes tratar de descubrir si hay algo esperando bajo una gruesa capa de hielo. Los visitantes deben llevar unos trajes espaciales extraprotectores, ya que Europa recibe enormes cantidades de radiación de Júpiter. Y también está Ío, otra de sus lunas, muy bonita y colorida. Tiene más actividad volcánica que la Tierra, ¡y posee la mayor cantidad de volcanes activos de nuestro sistema solar! Hablamos de más de 400 volcanes, 150 de los cuales pueden entrar en erupción en cualquier momento. La gravedad de Júpiter influye en la actividad volcánica: aprieta a Ío como una pelota de goma, lo que da lugar a los volcanes. ¡Te gustaría haber estado allí con ella! Pero en este momento te diriges hacia el próximo destino. Los días pasan y, por un momento, ves la Tierra a lo lejos. Te sientes un poco nostálgico, piensas en tus amigos y tu familia... Pero al rato te emocionas al ver tu próximo destino.
¡Por fin, el planeta rojo! Oyes el sonido lejano y apagado de la nave espacial aterrizando en la superficie oxidada. Todo lo que te rodea es un desierto gigante y estéril. El viento es fuerte y levanta polvo. ¡Así es como nacen esas dunas de arena enormes y extrañas! Y una tormenta se desatará en estos días, o eso dicen. Hace miles de millones de años, Marte tenía agua líquida en la superficie: lagos, ríos... y puede que hasta hubiera vida alrededor o dentro de ellos. El eje de rotación está un poco inclinado, por lo que Marte tiene estaciones similares a las de nuestro planeta. Cuando un hemisferio se inclina más cerca del Sol, es primavera y verano. El otro hemisferio, que queda inclinado hacia afuera, entra en el otoño y el invierno. La atmósfera de Marte es mucho más fina que la nuestra, así que el planeta no puede atrapar tanto calor cerca de la superficie. La presión del aire es unas 50 veces menor que la del monte Everest. Llegas al hotel espacial; por el momento, Marte es el único que cuenta con este tipo de instalaciones. En los demás planetas tienes que dormir en la nave espacial, dado que no es posible ofrecer condiciones lo suficientemente seguras como para que la gente permanezca afuera por mucho tiempo.
El personal de este hotel es estupendo. Están acostumbrados a los turistas, puesto que Marte es el lugar más visitado de nuestro sistema solar. La comida es deliciosa, te mueres de ganas de comer y dormir un poco. Al día siguiente, te levantas al amanecer y te preparas para esquiar con tu grupo. Los días aquí tienen aproximadamente la misma duración que en la Tierra. Ha estado nevando toda la noche, pero, debido a la atmósfera seca y de baja presión, la nieve no dura mucho tiempo, así que debes apresurarte. Marte tiene montañas y valles increíbles. Esos casquetes polares helados son geniales. ¡Oh, y mira los volcanes! Al día siguiente, una pequeña aeronave especialmente diseñada para trasladarte por el planeta viene y te recoge para una excursión de un día al monte Olimpo, el mayor volcán de nuestro sistema solar. Está a 22,5 kilómetros sobre la superficie, es tres veces más alto que el Everest. Aterrizas en el borde exterior del volcán. ¡La cima es tan alta que parece ir más allá del horizonte!
En el tercer día visitas Valles Marineris, el emblemático sistema de cañones que solo podías ver en fotos, ¡hasta ahora! Se trata de una red asombrosa, 5 veces más larga y 4 veces más profunda que nuestro Gran Cañón. En su punto más ancho alcanza los 320 km. Decides pasar los próximos 5 días en el hemisferio sur. Allí hay otro hotel donde puedes reservar excursiones de un día a numerosos volcanes extintos de la zona. Todo está cubierto de polvo de diferentes tonos de rojo, naranja y marrón por el óxido de hierro. Pero el cielo está polvoriento todo el tiempo. Es más, un día se desata una fuerte tormenta, así que nadie puede salir del hotel. Miras al Sol, un poco más lejano que la versión que vemos desde la Tierra. Extrañas tu planeta, donde puedes pasear sin trajes especiales, sentir la brisa fresca, nadar en el océano o tomar un café con tus seres queridos.
Hay un lugar más por conocer antes de regresar a casa. Es más peligroso y difícil de visitar que los otros. En la constelación de Cygnus, se encuentra Kepler-16b, un planeta que orbita alrededor de dos estrellas y que tiene dos puestas de sol, por lo que tendrás dos sombras. El planeta está hecho de gas y roca, así que aterrizar no será fácil. Pero la nueva aventura te espera... Es hora de partir.