¿Qué pasaría si un meteorito se estrellara contra tu casa?

Curiosidades
hace 10 meses

Era una noche tranquila y despejada en el campo. Una mujer dormía plácidamente con su perro al pie de la cama. De pronto, un fuerte golpe la despertó. Algo atravesó el techo. El perro comenzó a ladrar ante el ruido fuerte y repentino del intruso. Mientras la mujer recuperaba la lucidez y se limpiaba la cara, encendió la luz. Examinó la habitación, intentando hallar la causa del ruido. Se quedó sorprendida y confundida al ver un gran agujero en el techo. Debajo del agujero, justo al lado de donde su cabeza descansaba, vio una roca del tamaño de un puño. Sorprendida, llamó a un contratista de inmediato, quien le dijo que la roca probablemente provenía de una obra cercana.

Esto solo la confundió más, ya que se encontraba en medio de la nada. No había nada que pudiera haber causado esto. Al día siguiente, unos especialistas fueron a investigar. Un análisis más detallado demostró que no era una roca cualquiera, ¡sino un meteorito! ¿Sabías que las probabilidades de encontrarte bajo un meteorito son de una entre doscientos cincuenta mil? Parece una probabilidad relativamente buena. Sin embargo, solo para comparar, la probabilidad de encontrarse con un tiburón es de una entre tres millones y medio. ¿Sueles viajar en avión? Tal vez te gusten más tus chances con el clima: quedar atrapado en un tornado tiene una probabilidad de una entre trece millones.

¡Y si te gusta tomar riesgos, la probabilidad de que ganes la lotería es de una entre doscientos noventa y dos millones! Con todo esto en cuenta, parecería que la caída de un meteorito sería un hecho bastante frecuente. Sin embargo, son muy pocos los casos conocidos donde alguien se haya encontrado con uno. La mujer canadiense que recibió el inesperado huésped tuvo suerte de que fuera una roca pequeña. En 2013, un asteroide ingresó en la atmósfera de la Tierra, al territorio de una ciudad rusa con una población de un millón de personas. Mientras conducía, un taxista desconocía que el asteroide que estaba ingresando en la atmósfera terrestre era el objeto espacial más prominente en entrar a nuestro planeta en más de cien años: medía unos 20 metros de ancho.

Todos saben que los asteroides son objetos gigantescos que viajan alrededor del Sol y que no son planetas ni lunas. Están hechos de rocas y polvo, y tienen todo tipo de formas extrañas. El más grande tiene un diámetro de unos 530 kilómetros. Los asteroides se encuentran principalmente en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Podrás imaginarte el viaje que hizo hacia la Tierra ese día. Como el cinturón de asteroides es tan extenso y está poblado de todo tipo de desechos, las colisiones entre objetos no son inusuales. Cuando dos objetos chocan entre sí, su trayectoria cambia, cosa que los aleja del cinturón de asteroides. Ese día, el objeto se encaminó hacia nuestro planeta. El taxista de la ciudad dejó a su pasajero cuando el asteroide ingresaba a la atmósfera, y vio a muchas personas en la calle señalando al cielo.

Salió de su taxi y miró en la misma dirección. Vio una larga cola de humo que atravesaba el cielo con un objeto brillante a la cabeza, precipitándose hacia la Tierra a una velocidad inimaginable. Cuando la presión atmosférica frenó y calentó el asteroide, haciéndolo brillar aún más, se dirigió a toda velocidad hacia la Tierra. El hombre, incapaz de apartar la vista, se quedó hipnotizado. Observó cómo el asteroide se volvía cada vez más brillante hasta que, por un momento, llegó a brillar más que el Sol. Apartó la cara y se cubrió con el brazo para bloquear el destello, era demasiado intenso para los ojos. Cuando el asteroide alcanzó su máxima luminosidad, se dividió en varios fragmentos que cayeron al suelo.

Sorprendido, el hombre miró a su alrededor. La gente de la calle seguía en silencio, insegura de lo que acababa de ocurrir. De repente, oyeron varios golpes fuertes a la distancia. La Tierra se estremeció cuando los fragmentos del asteroide impactaron. Las ventanas de los edificios que rodeaban la calle se hicieron añicos, y las alarmas de los autos estacionados se activaron por las vibraciones. Algunas personas corrieron, otras se quedaron petrificadas, mirándose unas a otras, intentando darle sentido a lo que acababa de suceder. El terreno afectado fue extenso, abarcó un ancho de hasta 100 kilómetros. Las ventanas de toda la ciudad se rompieron. Mientras el polvo se asentaba y las reparaciones comenzaban, los científicos analizaron los fragmentos del asteroide para identificar su procedencia.

Descubrieron que, efectivamente, una colisión dentro del cinturón de asteroides lo había provocado, ¡y que este intruso de 20 metros no era más que una pequeña parte de un asteroide aún más enorme! Dado que la zona de impacto era un lugar extensamente habitado, fue un milagro que nadie resultara herido. Solo ha habido un caso en que un meteorito haya hecho contacto físico con una persona. Ocurrió en 1954, en los Estados Unidos. Una mujer descansaba en su sofá y disfrutaba de una breve siesta, cuando fue despertada por un movimiento en el costado de su estómago. El asteroide había sido avistado por muchos en la misma zona. Según los informes, mientras caía hacia la Tierra, tenía el tamaño de un balón de baloncesto. Pero, tras haberse quemado en la atmósfera y haberse estrellado contra la casa de la mujer, se había encogido significativamente.

Una vez que se confirmó que se trataba de un intruso espacial, la estadounidense se convirtió en la primera y única persona de la que se tenga constancia que haya sido alcanzada por un meteorito. Dentro del cinturón, los asteroides comparten su hogar con cometas, los cuales tienen el mismo rango de tamaño que los asteroides, pero están compuestos principalmente por hielo. También pueden tener trozos de roca y polvo dentro de su cuerpo. Los cometas tienen una larga cola detrás, que se forma por su interacción con el Sol. Dicho eso, no solo se encuentran en el cinturón de asteroides. Se sabe que tienen todo tipo de trayectorias no restringidas a nuestro sistema solar.

Algunos avistamientos de estos cometas han sido documentados en la historia de la humanidad. Aparecieron en ocasiones poco frecuentes mientras realizaban su largo viaje a través del sistema solar. El más notable es el cometa Halley, que en promedio puede ser visto en la Tierra una vez cada setenta y seis años. El último avistamiento fue hace unos 36 años. El primer registro conocido por los humanos del cometa fue en el año 240 a. de C. Se espera que vuelva a saludarnos en unos cuarenta años, ¡así que asegúrate de tener tu telescopio listo para entonces! Los asteroides y los cometas son grandes y aterradores, y todos sabemos que los dinosaurios no fueron capaces de detectar el asteroide que impactó en la Tierra y que acabó con su reinado. Pero, por suerte para nosotros los humanos, tenemos científicos que observan nuestro sistema solar con atención. Los asteroides y los cometas son tan grandes que se detectan fácilmente, así que no hay que preocuparse en el corto plazo.

Ahora, dejemos de lado las rocas espaciales y pasemos a sus parientes más pequeños: los meteoros. Están formados por rocas y polvo tan pequeños que se queman en nuestra atmósfera sin más consecuencias que un espectáculo de luces. Las lluvias de meteoros son el espectáculo más emocionante para los astrónomos principiantes. Son bastante frecuentes, y tienen lugar unas 30 veces al año, por lo que es fácil predecir cuándo aparecerán. Solo tienes que asegurarte de estar fuera de la ciudad en una noche despejada y asegurarte de llevar una manta. Pero ¿por qué se producen las lluvias de meteoros? ¿Y por qué son tan fáciles de predecir? Bueno, está relacionado con la forma en que el cometa obtiene su cola. Cuando el calor del sol interactúa con un cometa y separa los gases y los fragmentos, la órbita de la Tierra termina por coincidir con la trayectoria de esos mismos restos, lo que crea el magnífico espectáculo que es la lluvia de meteoros.

Los meteoros son demasiado pequeños para llegar a la superficie de la Tierra y se queman en nuestra atmósfera, pero ¿qué pasaría si pudieran llegar hasta aquí? Bueno, pasarían a llamarse meteoritos. Están hechos con los mismos ingredientes que los meteoros. Pero, si nos topáramos con uno, solo encontraríamos roca sólida. ¡Lo interesante de los meteoritos es que son piezas de un antiguo rompecabezas que han estado volando por el espacio durante millones o miles de millones de años! Incluso podrían haber estado viajando sin rumbo durante más tiempo del que nuestro sol ha brillado en el cielo. El sistema solar seguirá dándonos más sorpresas de las que aprender, como el asteroide que llegó a Rusia en 2013, que los científicos no detectaron antes debido a otro asteroide que estaba siendo estudiado el mismo día. Pero, a medida que sigamos teniendo estas experiencias, seguiremos aprendiendo de ellas. Con suerte, cuando el próximo objeto grande pase volando, estaremos listos.

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