Si no le gusta cómo educo a mis hijos, que no me pida que le cuide suyos

Las peleas entre hermanos son una experiencia casi universal en la infancia, pero cuando el conflicto se extiende a la etapa adulta y es generado por diferencias en los estilos de crianza, las tensiones pueden aumentar considerablemente. Mientras que algunos optan por reglas estrictas para sus hijos, otros prefieren un enfoque más flexible, haciendo que se presenten rivalidades aun entre los hermanos más cercanos, justo como lo detalla la mujer de este caso.

Tengo dos hijos, uno de 5 y otro de 7 años, y mi hermana tiene tres, de 3, 6 y 8 años. Siempre hemos sido muy unidas y a menudo cuido a sus hijos cuando ella y su marido necesitan un descanso. El fin de semana pasado, mi hermana dejó a sus hijos en mi casa durante unas horas, algo que hemos hecho antes, incontables veces.

Mientras estaba cuidando a los cinco niños, mi hijo de 7 años empezó a portarse mal, así que lo puse en ’tiempo fuera’. Mi hermana regresó antes de lo esperado y vio esto. Inmediatamente, me llevó a un lado y me dijo que no cree en los tiempos fuera y que yo estaba siendo demasiado dura con mi hijo.

Luego, me dio un sermón no solicitado sobre cómo debería manejar la disciplina, diciendo que debería usar, en cambio, una ’crianza positiva’. Me sorprendió porque yo nunca he criticado sus métodos de crianza, aunque no siempre estoy de acuerdo con ellos. Después de que se fue, me sentí muy molesta.

Al día siguiente, me preguntó si podía cuidar a sus hijos nuevamente este fin de semana, y le dije que no. Le dije que si no confía en mi criterio con respecto a mis propios hijos, no me sentiría cómoda siendo responsable de los suyos.

Se enojó mucho y me acusó de reaccionar exageradamente. Ahora, no me habla y mis padres piensan que debería dejarlo pasar por el bien de la armonía familiar. Pero no puedo quitarme la sensación de que cruzó la línea. Entonces, ¿metí las patas al negarme a cuidar sus niños después de que criticó mi forma de criar a mis hijos?

Consejos para sanar el vínculo entre hermanos

• Reconocer las emociones: Es importante que ambos hermanos reconozcan los sentimientos heridos y se den espacio para expresar sus emociones sin juicio. Validar el dolor o las frustraciones de cada uno es el primer paso para la sanación.
• Practicar la empatía: Intentar ponerse en el lugar del otro es clave para entender las decisiones tomadas desde su estilo de crianza. Ambos deben recordar que no hay un solo camino correcto y que las diferencias no tienen que ser una amenaza a su relación.
• Establecer límites saludables: Es fundamental respetar las decisiones de crianza del otro y evitar imponer opiniones o intervenir de manera constante. Establecer límites claros y mutuamente respetados puede prevenir futuros conflictos.
• Tener conversaciones honestas: Una charla sincera y respetuosa puede ser transformadora. Hablen de sus preocupaciones, miedos y expectativas, sin buscar culpas. Más que convencer al otro, el objetivo es comprenderse.
• Recordar lo importante: Por encima de todo, recordar el valor de la relación familiar puede motivar a ambos a dejar de lado los desacuerdos y priorizar el vínculo fraternal. Cultivar el respeto mutuo y la aceptación es esencial para una convivencia pacífica.