“Me ayudó como si fuera su hermana”: 18 historias que celebran el poder entre mujeres


El reparto de los gastos en un hogar, así como el tiempo o la cantidad de trabajo para conseguirlo, puede ser un tema de disputa o de conflicto en una pareja. En la siguiente historia, el protagonista no percibe que su pareja valore su trabajo sin descanso y el esfuerzo que hace para conseguirlo, mientras que ella lo que siente es la ausencia.

Trabajo en el área de infraestructura tecnológica para una empresa financiera, un puesto que, si bien es gratificante, también es implacable. Mi rol implica estar de guardia constante para cuando hay fallas o incidentes críticos. Y ‘guardia’ es una palabra amable para describir lo que realmente significa: estar listo para responder en cualquier momento, día o noche. Eso se traduce en que, algunas semanas, termino acumulando más de 60 horas de trabajo, especialmente si algo se rompe fuera del horario laboral.
Recuerdo una vez que pasé 72 horas seguidas casi sin dormir porque se cayó un sistema vital un viernes por la tarde. El pago es bueno, no voy a negarlo, y soy plenamente consciente de que ese es el motor de nuestra comodidad: yo me hago cargo del alquiler (unos $2,600 en esta ciudad no es poca cosa), los servicios, la comida y prácticamente todos los gastos del hogar.

Mi novia (25 años), en contraste, trabaja a tiempo parcial en una cafetería, un trabajo que disfruta por su ambiente relajado y en el que gana 1500 $ al mes. Entiendo que, a veces, se sienta sola. Lo veo en su mirada cuando me marcho de madrugada o cuando suena el teléfono en medio de una cena que apenas hemos logrado tener.
La semana pasada, la tensión alcanzó un punto de quiebre. Se molestó muchísimo porque no pude ir a la cena por el aniversario de sus padres, un evento que ella había planeado con mucha ilusión. Fue justo ese día cuando uno de nuestros servidores críticos ‘cayó’ inesperadamente, un fallo mayor que afectaba directamente las operaciones bursátiles de la empresa. No podía simplemente apagar el teléfono y desentenderme. Tuve que quedarme hasta la madrugada para solucionarlo. Pero ella, con los ojos llenos de lágrimas, me dijo que mi trabajo siempre está por encima de todo.

Le respondí de forma más cortante de lo que hubiera querido: “Pues gracias a ese dinero, cariño, tenemos un departamento cómodo, no pasamos apuros y podemos permitirnos el estilo de vida que tenemos, incluidos sus caprichos más lujosos. Si no fuera por este trabajo, viviríamos de forma muy diferente”. Eso, por supuesto, no le cayó nada bien. La vi encogerse, las lágrimas brotaron y, sin decir una palabra más, recogió sus cosas y se fue a casa de su hermana.
He estado dándole vueltas al tema sin parar. Me pregunto si realmente el problema es mi falta de tiempo y mi constante disponibilidad para el trabajo, o si la raíz de todo es una brecha más profunda: una dinámica en la que ambos aportamos de forma tan desigual, no solo económicamente, sino en cómo percibimos el valor y el sacrificio. Me pregunto si ella realmente valora mi esfuerzo o si solo ve la ausencia y la frialdad del dinero.

De acuerdo con la psicología relacional, el conflicto principal de esta historia no es la carencia de tiempo, sino que el cariño sea transaccional. Los investigadores del Gottman Institute, los cuales son reconocidos especialistas en el estudio de las relaciones de pareja, describen que las relaciones se asemejan a una “cuenta bancaria emocional”.
Asimismo, investigaciones sociológicas acerca de la dinámica de poder y la inequidad económica entre parejas indican que, cuando uno de los integrantes asume el total del peso financiero, frecuentemente desarrolla un sentido de “derecho” sobre el tiempo de la relación sin darse cuenta. Esto se llama la teoría de la equidad: si él tiene la sensación de que su “input” (estrés/dinero) excede el de ella (trabajo relajado), puede pensar que ella le debe flexibilidad y comprensión totales, sin tener en cuenta el trabajo y las aportaciones de ella en casa.
A la situación que vive el personaje principal se le llama “Spillover Stress” (desbordamiento del estrés). Los estudios de la Asociación Americana de Psicología (APA) muestran que el estrés laboral crónico no solamente disminuye la energía física, sino que también afecta en el plano emocional y mental.
¿Cómo repartís los gastos en casa? ¿Y el resto de las tareas y responsabilidades del hogar y la familia?
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