Por qué nos gustan las películas “basadas en hechos reales”, y qué tan reales son

Arte
hace 1 año

Las películas son una parte integral de nuestra vida diaria, ya sea para descansar o para sumergirnos en un mundo desconocido. Entre nuestras favoritas, no podemos dejar de mencionar aquellas ambientadas en épocas pasadas, que nos sorprenden por el arduo trabajo de los realizadores en sus producciones. A menudo, nos preguntamos cómo era realmente el pasado, pero la verdad es que las películas no siempre representan fielmente la historia, aunque puedan ser realistas. Los historiadores pueden proporcionar una visión más precisa.

¿Cuál es tu película de drama histórico preferida? ¿Qué personaje histórico te hubiera gustado conocer en persona?

¿Qué perspectiva tienen los cineastas sobre la historia?

A lo largo de la historia, los cineastas han demostrado la versatilidad del séptimo arte al presentar imágenes de cualquier cosa que podamos imaginar. Desde los primeros días del cine, hace más de un siglo, la historia humana ha sido retratada en películas.

Las cintas basadas en hechos históricos han evolucionado con el tiempo, no solo en términos de producción, vestuario y otros aspectos, sino también en cómo se manejan los datos históricos, la verosimilitud histórica, etc. Como se dice, el tiempo y los cambios van moldeando tanto la forma en que se hacen las películas como su mensaje y cómo las percibimos como audiencia.

Durante la primera mitad del siglo XX, en la época dorada de Hollywood, las producciones eran de gran magnitud. No es sorprendente que películas como Cleopatra (protagonizada por Elizabeth Taylor y Richard Burton) contaran con diez mil extras, mientras que hoy en día se utiliza menos de la mitad para escenas similares en películas históricas.

Aunque nos parezcan impresionantes los vestuarios y escenografías en películas históricas como Cleopatra, Ben-Hur, Espartaco, entre otras, no todo en ellas cumple con rigor histórico. En comparación, una serie como Roma es más fiel en términos de escenografía, vestuario y utilería. Al comparar esta serie con cintas históricas clásicas de Hollywood sobre la misma época, vemos una clara diferencia en cuanto al maquillaje y apariencia de la ropa de los personajes. Mientras que en los filmes más antiguos todo parece perfectamente pulido, en los más modernos, los materiales parecen más duros y opacos.

No se sabe mucho sobre cómo lucía Cleopatra en la vida real, solo se pueden hacer especulaciones, pero en la versión más clásica del personaje histórico con Liz Taylor parece un retrato meticuloso y limpio. Hoy en día, si vemos esa Cleopatra de los 60 nos parecerá muy artificiosa; en cambio, una más “descuidada” sin perder los atributos de elegancia del personaje nos parecerá mucho más realista.

¿Qué causó el cambio en la representación de la época histórica en el cine? La razón principal es la evolución de la información y el acceso que tenemos como audiencia a la misma, lo que nos permite tener una visión más crítica sobre lo que vemos en pantalla. Además, los cineastas han empezado a prestar más atención en la verosimilitud histórica, trabajando desde la creación de la historia hasta la realización de la película para lograr un resultado más realista. Este enfoque ha mejorado la calidad de la producción en términos de escenografía, vestuario, utilería y maquillaje, permitiendo una representación más verdadera de la época histórica en el cine.

Hoy en día, es común ver unos créditos finales llenos de pequeñas letras que enumeran a numerosas personas en diferentes puestos de trabajo, desde el director hasta aquellos que brindan apoyo al equipo. Estos incluyen expertos en diversas áreas, a quienes la producción consulta para asegurarse de que todos los detalles relevantes sean precisos y auténticos en pantalla. Por ejemplo, en Downton Abbey, se contó con un experto en etiqueta para asegurarse de que todas las reglas fueran respetadas en las escenas de la serie, desde las cenas hasta los bailes y las relaciones entre la servidumbre y los dueños de la casa.

Habiendo dicho eso, no quiere decir que una película ambientada en cierta época sea igual a leer un libro de historia o ver un documental. No es así, porque al igual que las novelas históricas, no todo lo que vemos en pantalla es 100 % lo que pasó, es decir, los cineastas modifican y acomodan los hechos para un fin: narrar una historia. Al final, nos están contando un cuento como cualquier otro, y para eso se valen de trucos para convertir un evento que se cuenta en tres páginas de un libro de historia en una cosa que nos ancla al asiento, desesperados por saber qué pasará durante hora y media.

Biopic o drama histórico

Por definición, toda película que no sea un documental es ficción, es decir, un producto sacado de la mente de una persona que se inventó todo o casi todo, esto incluye las cosas que vemos “basados en hechos reales”. Hoy en día, existe una distinción entre un biopic y un drama histórico en cuanto a su grado de fidelidad a los hechos reales.

Un drama histórico (tal como el género de novelas de autores como Ken Follet) es una narración que tiene como escenario un momento histórico verídico, y pueden aparecer personajes que existieron en ese momento. Sin embargo, los protagonistas de estas historias pueden ser completamente inventados por los cineastas. Tal es el caso de, por ejemplo, Gladiador, que está ambientada en el reino del emperador Cómodo (el principal villano de la cinta), pero su protagonista, Maximus, es un personaje completamente ficticio.

En lugar de eso, un biopic es una película basada en la vida de una persona real y en los acontecimientos significativos que la definieron. Aunque puede ser considerado un tipo de biografía cinematográfica, es importante tener en cuenta que los biopics suelen ser una representación dramatizada y no necesariamente un reflejo preciso de la vida del personaje. Ejemplos de películas biopic incluyen Spotlight, Una mente brillante, Elizabeth: la era dorada, La reinaSpencer.

  • La narrativa y la representación de los acontecimientos y las personalidades pueden ser subjetivas y tener un enfoque dramático. Por lo tanto, los biopics se consideran una forma de ficción basada en hechos reales más que una representación precisa y objetiva de la vida de una persona.
  • Como es una combinación de hechos reales y elementos de ficción, los detalles de la historia pueden haber sido cambiados o alterados. Por ejemplo, el orden de los eventos puede haber sido alterado, las personalidades o apariencias de los personajes pueden ser diferentes a como se describen en la historia real, y algunos detalles importantes pueden haber sido omitidos. En resumen, los biopics contienen partes de verdad y partes de ficción que fueron modificadas por los cineastas con el objetivo de contar una historia interesante. Por ejemplo, en Un sueño posible se cuenta que Michael Oher tenía problemas grandes de aprendizaje, cuando no era del todo cierto.

Entonces, ¿eso de verdad pasó?

En un biopic, la verdad histórica se combina con la interpretación del guionista. Algunos detalles pueden ser fieles a la realidad, mientras que otros pueden ser añadidos o modificados para mejorar la narrativa o hacerla más interesante.

La complejidad aumenta cuando se incluyen trastornos mentales en la narrativa. Este fue el caso en la cinta Una mente brillante, que retrata la vida del matemático John Nash y su lucha con la esquizofrenia. En la película, Nash (interpretado por Russell Crowe) tiene conversaciones con personajes que solo él puede ver, pero no se revela hasta cierto punto en la película que estos no son reales. Sin embargo, la representación de la esquizofrenia en la película no es precisa, ya que Nash experimentaba alucinaciones auditivas, no visuales.

¿Te imaginas ver una película en la que se escucharan las ilusiones de Nash sin poder verlas? Es probable que descubriríamos en poco tiempo que se trata de ilusiones y perderíamos interés en el filme. Lo que mantiene a los espectadores atentos es ver a los personajes interactuar en pantalla. Al mostrar las ilusiones de Nash como visuales, hace que sea más fácil ver la historia avanzar y viajar con Nash en su descubrimiento.

En El código Enigma, la película que retrata la vida del matemático y criptógrafo Alan Turing, el guionista se enfrentó a un desafío al adaptar su biografía a la pantalla. La historia de Turing descifrando la máquina Enigma era interesante, pero insuficiente como para llenar los requisitos de duración de una película completa. Por lo tanto, se vieron obligados a incluir elementos adicionales para ampliar la trama.

La solución cayó en añadir dos subtramas: el encarcelamiento en los 50 y la niñez de Alan. La primera está documentada como tal y comprobada que sucedió. En cambio, no hay mucha información acerca de la niñez de Turing, por lo que el guionista se las ingenió para crear una micro historia con la poca información y su visión del personaje histórico para enriquecer el producto final. Una de las cosas que fueron completamente inventadas fue el hecho de que Turing bautizara a sus inventos como Christopher en honor a su único amigo de escuela, por ejemplo.

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