12 Errores involuntarios que cometemos y que podrían afectar a nuestros hijos en el futuro

hace 3 años

Tener un hijo puede hacernos apreciar mucho más a nuestros padres a medida que comenzamos a comprender lo difícil que puede ser la paternidad. Incluso cuando pensamos que lo estamos haciendo con las mejores intenciones, nuestro comportamiento podría ser perjudicial o contraproducente para nuestros hijos. En ocasiones, olvidamos la manera en que los niños ven y experimentan el mundo y cuánto nos admiran.

En Genial.guru, hemos recopilado algunas de las trampas clásicas de la crianza de los hijos en las que cualquiera de nosotros puede caer, junto con un bono sobre lo importante que es no sentirse una mala madre.

1. Necesitar que sean físicamente afectuosos contigo

Debes evitar este tipo de conducta, porque puede provocar que tu hijo sienta que su principal propósito en la vida es complacer a los demás. Cuando esto ocurre, corremos el riesgo de que los niños sientan que no tienen sus propios derechos y que sus necesidades son secundarias. En el futuro, podrían sentirse inútiles si no están complaciendo a los demás. Este tipo de comportamiento se conoce como “agradar a la gente” y puede estar estrechamente relacionado con el sentimiento de inseguridad, así como con un bajo sentido de autoestima.

2. Hacerlos responsables de tus emociones

Tal comportamiento puede cargar a tu hijo con un sentido de responsabilidad excesiva o promover la codependencia. Esto puede llevarlos a tener relaciones disfuncionales más adelante en la vida, especialmente con una pareja y también con sus amigos. Cuando se trata de relaciones románticas, pueden sentir que son responsables de hacer feliz a su pareja en lugar de comprender que no es algo que puedan controlar.

3. Hablarles sobre tu vida en pareja y privada en detalle

Dado que los niños dependen de los adultos, es importante que se sientan seguros con sus padres. Cuando un padre le cuenta a su hijo todos los detalles de su vida privada, el concepto de autoridad corre el riesgo de irse perdiendo a medida que se van rompiendo los límites. El resultado suele ser que nuestros hijos comienzan a tener comportamientos rebeldes, así como problemas de disciplina.

Por supuesto, esto no significa que no debas compartir nada con ellos. Pero en cambio, se trata de establecer límites y de comprender lo que demasiada información puede hacerle a tu hijo y a la relación que tienes con él.

4. Hacerlos suprimir lo que ellos quieren

Las exigencias, como hacerlos practicar deportes o elegir una carrera que creas que es la mejor para ellos, pueden tener un efecto nocivo. Tus hijos tal vez se conviertan en personas profundamente rebeldes solo para demostrar que no van a responder a las demandas de nadie más; o quizás se vuelvan incapaces de defenderse por sí mismos, lo cual puede ser aprovechado por individuos agresivos.

5. Ser un padre “helicóptero”

La “crianza en helicóptero” significa que tú controlas muchos aspectos de las experiencias de tu hijo con la impresión de que lo estás manteniendo a salvo. Básicamente, estás interviniendo como cuidador de todas las consecuencias, buenas y malas. El problema con esto es que, desde la perspectiva del niño, él aprende de ti que el mundo y las personas no son seguros, algo que le puede resultar difícil de cambiar más adelante en la vida.

6. Tratar de pasar tiempo con ellos las 24 horas del día, los 7 días de la semana

Por supuesto, quieres estar a su lado y no perderlos de vista. Sin embargo, la independencia también es importante. Cosas simples como jugar solo pueden ser una parte importante del desarrollo de tu hijo. De esta manera, aprenderá a entretenerse y a tener una actividad independiente que puede disfrutar sin tu ayuda.

7. Ignorar las preguntas y las conversaciones importantes

Pasar por alto las charlas serias es una oportunidad perdida de educar a tus hijos e impactar positivamente en ellos. Puede ser cualquier cosa, desde preguntas inquisitivas hasta grandes temas sociales. Tus hijos ya se sienten lo suficientemente seguros para tratar estos temas y, por lo tanto, es un buen momento para hacerles saber que está bien hacer estas preguntas y que pueden acudir a ti cuando lo necesiten.

Al mismo tiempo, debes asegurarte de que se sientan cómodos y ser lo más abierto y neutral posible a la hora de responder.

8. Forzar sus amistades

Por supuesto, podemos alentar a nuestros hijos a hacer amigos, pero solo si los escuchamos. Forzar a los niños a tener una amistad en la que no están particularmente interesados, o que incluso no desean, conducirá al fracaso de la amistad. Por otra parte, tu hijo no se sentirá escuchado y considerará que defraudaste su confianza.

Y si esa confianza se rompe repetidamente, tu hijo puede desarrollar ansiedad y tener dificultades para relacionarse con los demás más adelante. Además, es probable que sufra una sensación incómoda de aislamiento y que tenga problemas con las figuras de autoridad, entre otras cosas.

9. Compararlos con otros niños

Esta actitud no solo puede hacer que tu hijo se sienta culpable, sino que además se sienta herido por no ser quien cree que tú quieres que sea. También puede dañar sus amistades a medida que comienzan a aparecer la rivalidad y los celos, haciéndoles sentir que son imperfectos en comparación con otras personas. Esto puede causar en tu hijo una baja autoestima e ideas de perfeccionismo, al asumir que nunca será suficiente a los ojos de los demás.

10. Cambio frecuente de niñera u otro servicio de cuidado infantil

La inestabilidad puede resultar bastante difícil para tu hijo, especialmente si pasa por grandes cambios cuando es pequeño. La falta de rutina suele ser un gran problema. Si cambias de niñera con mucha frecuencia, tu hijo no entenderá a qué se debe. Desde su perspectiva, ha formado un vínculo con una persona, que simplemente desapareció para ser reemplazada por otra.

Así, su capacidad para formar relaciones sanas en el futuro podría dificultarse; por otra parte, los niños podrían comenzar a mostrar un comportamiento problemático.

11. No confiar y creer en ellos lo suficiente

Confiar más en otra persona que en tu hijo, y no darle el espacio suficiente para experimentar (de manera segura) y probar cosas nuevas puede romper la confianza entre ustedes. Este tipo de comportamiento suele generar rebeldía e invita a los niños a hacer cosas que no deberían hacer. Al mostrarle a tu hijo que confías en él, lo estás ayudando a actuar con más integridad y honestidad, ya que no tiene que esforzarse para demostrar su valor ante ti.

12. Proyectar tus experiencias personales en ellos

Todos tenemos nuestros propios miedos y preocupaciones en la vida y queremos que nuestros hijos estén seguros y felices. Sin embargo, cuando comienzas a reflejar tus propios miedos, frustraciones y expectativas personales en tu hijo, puedes causarle mucho dolor. Ellos pueden confundir tus temores con la decepción y creer que piensas que fallarán al ser independientes. El resultado es que podrían sentirse inseguros y pensar que no los estás apoyando con sus propios proyectos.

Bono: sentir que estás fallando en tu rol maternal

Quizás el bebé no duerme bien, el entrenamiento para ir al baño no ha sido exitoso o te abruman todas tus actividades. Esto es conocido como “culpa de mamá”, cuando te sientes culpable por no ser perfecta. Pedir ayuda es un buen comienzo, así como también abrirse a otras mamás para comprender que no estás sola y que no eres la única que se siente así. Compartir este tipo de experiencias puede ayudarte a sentirte más acompañada.

¿Cómo manejas los temas difíciles con tus hijos? ¿Qué te gustaría que tus padres hubieran hecho diferente en tu crianza?

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