16 Conversaciones telefónicas cuyo final no podría adivinar ni el vidente más poderoso

Historias
hace 2 años

Seguramente tú mismo marcaste un número incorrecto al menos una vez, o tal vez a ti te hayan llamado por error. Pero para los protagonistas de nuestra selección de hoy, una conversación informal por teléfono se ha convertido en una verdadera aventura, que ni siquiera los creadores de películas podrían imaginarse.

En Genial.guru buscamos por todo Internet epopeyas telefónicas con un desenlace intrigante. Y en el bono adicional, encontrarás la historia de una estudiante negligente que se olvidó de apagar su teléfono en la clase.

  • Mi esposa una vez recibió una llamada de una mujer enojada que decía: “¿De dónde conoces a mi esposo? ¡Encontré tu número en su teléfono!”. La celosa mujer describió a su esposo y el lugar donde supuestamente se conocieron mi esposa y él. Mi esposa dijo: “Querida, es imposible, yo vivo a 900 km de tu ciudad. ¿Crees que me subí a un avión? Para que sepas, es bastante incómodo para mí volar de un lado a otro, ya que por la mañana llevo a mis hijos a la escuela”. Llegamos a la conclusión de que la mujer con la que su esposo estaba coqueteando no quería nada con él y simplemente le dictó un número cualquiera. Y dio la casualidad de que ese era el número de mi esposa. © Jonathan Schaper / Quora
  • Me llamó un señor desconocido. Me preguntó por alguien, se dio cuenta de que se había equivocado, pero no se dio por vencido y siguió con la conversación: “Oye, tú eres mujer, ¿sabes cómo hay que freír el pescado?”. Le dije cómo, me agradeció y colgó el teléfono. © Natalya Golovishina / Facebook
  • Me llamaron de un número desconocido. Bueno, pensé que me volverían a ofrecer un préstamo. Atendí la llamada y escuché una voz femenina insegura diciendo que estaba buscando a sus parientes y nombró el apellido de soltera de mi abuela. En ese momento me di cuenta de que no había sido en vano recopilar nuestro árbol genealógico. Después de todo, mi abuela se graduó en el instituto en 1918. Sabía que en esos días era atípico para una mujer. ¡Pero no tenía idea de que mi abuela había sido la primera mujer graduada! El instituto estaba celebrando su aniversario y buscaba información sobre los estudiantes. Estoy tan orgulloso de mi abuela. © Nick M / Quora
  • Intentaba comunicarme con el cine llamado “Cosmos”, pero no atendían el teléfono durante mucho tiempo. Y finalmente escuché: “Hola”. De tanta alegría, dije: “¿Hola, es el Cosmos?”. Una tranquila voz masculina me respondió: “No, es la Tierra”. Me río cada vez que me acuerdo de eso. © Tatiana Onipko / Facebook
  • Recuerdo a una colega que se convirtió en la leyenda de la empresa. A la chica aprendiz le tocó un cliente muy molesto en el trabajo.
    —Señor García, ¡buenos días! Soy Claudia, de la empresa “Productos geniales”. ¿Me podría dedicar un minuto de su tiempo?
    —Claudia, conozco muy bien sus productos geniales y a su empresa. ¡Me llaman cada tres meses!
    —Ah, bueno, entonces, ¿va a comprar o qué? Ya que usted mismo afirma que los productos son geniales.
    —¿Y qué precios tienen ahora?
    —700 dólares anuales. ¿Podrá pagarlos?
    El señor se atragantó con algo y respondió:
    —La verdad que sí voy a poder.
    —Perfecto, le estaré enviando la factura por correo.
    En media hora hizo el pago. © Dant / Pikabu
  • Me despertó una llamada telefónica.
    —¡Buenos días! ¿Es usted tutora de matemáticas?
    —¡Buen día! Sí, a su servicio.
    —Necesitamos una tutora para un niño, décimo grado.
    —Lo siento, ya no queda lugar en el programa de décimo grado.
    —¿Entonces para qué atiende el teléfono? (Y cuelga).
    Lo bueno es que ella colgó primero, ya que sigo sin poder inventar una respuesta a eso. © ladarka / Pikabu
  • Mi esposa y yo nos acabábamos de casar y unas mujeres comenzaron a llamar a casa y a preguntar por Eduardo. No entendía de dónde habían sacado mi número, pero se lo advertí a mi esposa. Entonces un día yo no estaba en casa, y llamó una chica: “¿Puedo hablar con Eduardo?”.
    Esposa: “No está en casa, ¿quién lo busca?”.
    Chica: “¿Y tú quién eres?”.
    Esposa: “¡Soy su esposa!”.
    Chica: “No me mientas, ¿acaso hay otro Eduardo X en la ciudad?”.
    Ahora sabíamos el apellido de mi tocayo. Estaba seguro de que les daba a las chicas mi número a propósito. Pero encontré su número en la guía telefónica, y ahora, cuando las mujeres nos llaman, les damos el contacto correcto. © Carlos Eduardo Strauch / Quora
  • —Recepción, María, buenas tardes.
    —Hola, Malía. Tengo un asunto...
    —Para que sepa, mi nombre es María.
    —Pala que sepas tú, tengo “lotacismo”. © ramalmighty / Pikabu
  • Trabajaba como jefe de equipo en un taller, llamé al jefe de los ingenieros y charlamos. Pero luego él no colgó el teléfono y escuché su opinión sobre mí durante unos 5 minutos. Señor Esteban, te manda un saludo el de los “ojos cuadrados”. © Sibirskix / Pikabu
  • Me sacaron 3 muelas del juicio. Estaba acostado en casa, bajo el efecto de los analgésicos. Con la mandíbula hinchada, sin entender nada. Me entró una llamada, voz femenina:
    —Mario, ¿eres tú?
    —Sí.
    —Pero tu voz suena rara.
    Le expliqué el tema de los dientes. Charlamos durante 10 minutos mientras trataba de entender quién era ella. Finalmente, preguntó algo sobre el fin de semana y ahí me di cuenta de que definitivamente se trataba de un malentendido. ¡Y sí, resultó que llamaba a su amigo Mario y se equivocó por tan solo un número! Era una chica joven, y siendo yo un desconocido, igual me contó su desgracia. Al final, le di el contacto de un amigo que la ayudó. En eso terminó esa extraña llamada. © Mike McGuire / Quora
  • A una amiga, Silvia del Toro, una vez la llamaron a la casa y le preguntaron: “¿Es la casa de la familia León?”. Y ella, en un estado de ánimo melancólico, respondió: “No, aquí viven otros animales”. © Tatjana Martin / Facebook
  • Cuando éramos niñas, una amiga y yo charlábamos por teléfono. Ella estaba en su casa, yo en la mía. “Marquemos un número con los ojos cerrados y hablemos con quien atienda el teléfono”, dijo. Bueno. Mi amiga llamó primero y luego me contó: habló con una buena mujer, charlaron sobre su mermelada favorita. Mi turno. Cerré los ojos y, apuntando con el dedo, hice girar el disco del teléfono. Una mujer atendió y dijo: “Hola, acabo de hablar con tu amiga. Su mermelada favorita es la de cereza, ¿y cuál es la tuya?”. Vaya, estaba espantada. Sigo sin entender cómo pudo ocurrir. © Salivan / Genial.guru
  • Tenía 18 años. Recién me había levantado de la cama y seguía medio dormida. Toda mi familia se había reunido enfrente del televisor. Anunciaban los resultados de los exámenes en las escuelas, incluyendo la mía. El ministro de Educación en directo llamaba y felicitaba a los cinco mejores alumnos. Entonces sonó nuestro teléfono.
    Mi padre atendió y susurró: “Hija, es para ti”. Yo dije hola. En respuesta escuché una voz confiada: “Hola. Soy el ministro de Educación”. Noté a toda mi familia riéndose muy contentos: me veía tan ridícula en ese momento. ¡Y entonces escuché mi voz en la tele!
    Ministro: “Te felicito. ¿Quieres decir algo?”. Yo: “Eh, gracias por haber llamado”. Toda la familia se me vino encima con felicitaciones, un montón de personas se apresuraron a escribirme en las redes sociales. Todo ese tiempo pensaba: “Esperen, ni siquiera me he cepillado los dientes”. © Salma Medina / Quora
  • Pasó una semana antes del Año Nuevo. En el contestador automático había un mensaje de una señora mayor: se disculpaba con su hermana durante mucho tiempo, lloraba, pedía que la llamara. Mencionó el nombre de su hermana y su hija. Y que la hermana era una pediatra. Llamé a todos los hospitales buscando a una pediatra llamada Carmen con una hija llamada Sofía. La encontré. Llamé. Le conté a esa Carmen todo, no puedo decir que hubiera reaccionado mucho. Pero en Año Nuevo, me llamaron y me agradecieron. Resultó que se habían encontrado y se reconciliaron. © Irmali / Genial.guru
  • Mamá atendió el teléfono y dijo: “Hola”. En respuesta escuchó: “Niñita, llama a alguien de los adultos”. “Tengo miedo de decepcionarte, pero aquí no hay nadie mayor que yo”. No volvieron a llamar más a la “niñita”. © Belk Konoplyaniy / Facebook
  • Mi esposo y yo recién habíamos tenido a nuestro primer hijo. De repente recibí una llamada:
    —Hola, Silvia.
    —Hola.
    —He vuelto del servicio militar. ¿Me esperaste?
    Levanté la mandíbula del suelo y pregunté: “¿A quién estás llamando?”. Resultó que dentro del pueblo, los números eran de tres dígitos, y era el vecino que había vuelto del ejército y llamaba a su novia, pero se equivocó un poco en los números y los nombres coincidieron. © LuchikSweta / Genial.guru

Bono: Tono de llamada felino

  • Estaba en la universidad en una clase y olvidé apagar el teléfono. Tenía un tono para los mensajes entrantes: el maullido de un gato. Entonces, estaba sentada y escuché en mi bolso: “¡Miau!”. Por alguna razón, en lugar de apagar el sonido, simplemente respondí al mensaje. La charla continuó y el teléfono maulló un par de veces más. Los compañeros de clase primero no entendían nada, pero parece que después adivinaron quién estaba maullando y comenzaron a reírse. Y el profesor, luego del tercer maullido, no pudo resistir y dijo: “¡Pero denle de comer a ese gato de una vez!”. © Anastasia Chavez / Facebook

¿Qué incidentes con llamadas te sucedieron a ti?

Imagen de portada LuchikSweta / Genial.guru

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