17 Historias sobre una codicia exagerada. Algunos se ríen y otros piensan que hicieron lo correcto

Historias
hace 3 años

En el mundo existen personas que no te darán absolutamente nada. Pero pueden ver su beneficio a kilómetros y no se lo perderán por nada del mundo. Puedes encontrarlos en cualquier lugar: en el trabajo, en el transporte público e incluso entre tus conocidos y familiares. Pero prácticamente todos hemos tenido alguna vez estos ataques de codicia. Aunque la mayoría de las veces, el karma nos llega y solo nos queda reírnos de nuestro ridículo intento de ahorrar dinero.

A Genial.guru no le gustaría encontrarse con estas personas sobre las cuales se hablará en este artículo.

  • Mi hermana, con su marido y su hijo de 9 años, se fueron de vacaciones a una playa del sur del país. Llevaban 20 horas en el autobús e hicieron una parada en algún pueblo. Había un mercado cerca de la estación de autobuses, donde abuelitas sonrientes ofrecían todo tipo de comida. Por supuesto, su hijo quiso comer de inmediato y pidió una empanada de carne. Después se subieron al autobús y su marido sacó el cambio del bolsillo. Lo contó una, dos, tres veces. Se puso triste, guardó su dinero y se quedó mirando por la ventana.
    —¿Qué pasó? —le preguntó su esposa.
    Resultó que la abuela lo había engañado. Pasó aproximadamente una hora. Su marido todavía suspiraba con fuerza y miraba por la ventana. Su mujer decidió animarlo y trató de distraerlo con una conversación. Para empezar con algo, le preguntó si le había faltado mucho cambio.
    —Diez centavos —dijo su marido suspirando—. Como si me regalaran el dinero. © axuta.ru / pikabu
  • Un día tocaron a nuestra puerta. Abrí y había una mujer de edad avanzada y una chica, a quienes no conocía. Llamé a mi madre, pero ella tampoco sabía quiénes eran. Resultó que eran familiares de un conocido de mi padre, que habían venido a nuestra ciudad para realizar una rinoplastia y que decidieron quedarse en nuestra casa por un par de semanas. Por supuesto, estábamos sorprendidos, pero no las echamos. Estuvieron con nosotros durante este tiempo, se fueron y nunca más supimos de ellas. © Sirarpi Sahradyan / facebook
  • Una conocida trabaja en una universidad. Recientemente han tenido una acreditación, y se han visto obligados a trabajar todas las tardes y los fines de semana. Prometieron darme una buena remuneración por ayudarlos en todo esto. Después de un par de meses, cumplieron su promesa y me dieron un “bono”: una tarjeta para comer en el comedor universitario. ¡Qué codos! Aun así les siguen pagando un sueldo muy bajo. © Oído por ahí / ideer
  • Tengo una empleada en el trabajo que suele acercarse y preguntar si hay chicles o caramelos. Si le dices que hay, te dirá: “Voy a tomar dos”. ¡Siempre! Y cuando alguien tiene una fiesta de cumpleaños, se come su rebanada de pizza o pastel y toma otra y la guarda en su bolsa para llevarla a su casa. Y al mismo tiempo, nunca ha traído algo cuando es su cumpleaños. © Alina / AdMe
  • Estaba llevando un horno de microondas que era de mi madre, y estaba en buen estado. Quise ahorrar y en vez de tomar un taxi (el viaje habría costado 3 USD), esperé un autobús. El conductor frenó bruscamente para no chocar con un coche. Me golpeé la rodilla y el microondas dio una vuelta. La puerta de cristal quedó estrellada en el suelo del autobús. Estoy pensando ahora: ¿debería arreglarlo o ya no importa? © darya.chicherina / instagram
  • Conozco a mi amiga desde hace 10 años. Con el paso del tiempo, empecé a notar cómo contaba cada centavo cuando nos cooperábamos para algo. Acostumbro a invitar a mis amigos, siempre doy más si hace falta, y en general el dinero nunca ha jugado un papel importante en la amistad. Pero es molesto cuando no tienes cambio y le pides a tu amiga que pague tu pasaje. Entonces piensas en cambiar un billete grande y devolverle inmediatamente lo que te ha prestado, porque si no, ella cada 10 minutos te estará recordando que le tienes que devolver esos miserables 50 centavos. © Oído por ahí / ideer
  • Hace unos cinco años, salimos con unos compañeros de clase. Éramos unas 15 personas, y por la noche al final solo quedamos cuatro. Así que tuvimos que pagar por todos. Dejé de ir a esas reuniones. De todos modos, me veré con las personas que en verdad necesite. © Irina Titova / facebook
  • Un día estaba pagando mi pasaje y se me cayó un montón de cambio al suelo. Me incliné hacia abajo del asiento para recoger las monedas. Sentí que un tipo sentado detrás de mí me tocó el hombro y me dio algo. Me ayudó a recoger el cambio, pero resultó que el tipo también lo seleccionó. Solo me entregó las monedas de 10 centavos, y se llevó todas las que superaban los 50 centavos. © Planeta Sveta | AdMe
  • Combatiendo la codicia humana en mi ciudad. Tuvieron que instalar letreros muy peculiares en el jardín. © Exame / pikabu

Sembramos plantas
¡¡¡Pero fueron robadas!!!
¿¿No te da vergüenza??
(ROSAS)

  • Mi exempleado tacaño construyó una casa. Tardó en decidir si debía instalar un pararrayos o no. Finalmente decidió que no, porque era demasiado caro. Durante la primera tormenta eléctrica, se quemaron todos sus electrodomésticos. © YurisKrass / twitter
  • Cuando daba clases privadas como tutora, vino una mujer conocida y me dijo: “Tú y yo estudiamos en el mismo grupo de la secundaria. Siempre te defendía cuando muchos se burlaban de ti porque eras recién ingresada. Por eso tienes que darle clases privadas a mi hija por 2 USD”. Finalmente me acordé de ella. Ella fue la que empezó a burlarse de mí en la escuela. Le dije que recordaba todo bien, que no le guardaba rencor y que le daría clases a su hija, pero a precio normal. La señora resopló y se fue. Después de un par de semanas, su marido y su hija vinieron a disculparse. Su hija era muy buena, a lo mejor lo heredó de su padre. © Conejo inteligente / AdMe
  • Mi amiga suele recoger la comida de la mesa en las fiestas. Mientras que los demás invitados están pensando en tomar otra porción, ella ya dice: “Llevaré un poco para mi Miguelito... Ha de tener mucha hambre”. Una amiga la invitó a su cumpleaños en un restaurante. Se la pasaron bien y sobró un pastelito. La cumpleañera pensaba llevárselo, pero nuestra hambrienta amiga sacó una bolsa y miró a su alrededor: “Nadie está en contra, ¿verdad?”. Y sabes, no se trata de escatimar, pero eso es un poco asqueroso. Por cierto, esta chica es muy adinerada. © Kate / AdMe
  • Nuestro jefe siempre apaga las luces en todas partes. También nos multa por 2 USD. Pero estas son las pequeñeces. Una vez, en el trabajo noté que del tanque del inodoro salía poca agua. Como resultado, no era posible deshacerse de los desechos presionando una sola vez el botón. Decidí abrir el tanque y allí había 2 botellas llenas de 0,5 litros. Resultó que en cada descarga nuestro jefe ahorraba un litro de agua. © biotoxin / pikabu
  • Poco antes del comienzo del año escolar, mi tía me llamó y me dijo: “Tu hijo tenía una buena mochila, y ahora mi bisnieto va a ir a la primaria, le vendría muy bien usarla”. Querida tía, mi hijo está terminando la universidad. ¿De qué mochila está hablando? Pensé que se había olvidado, después de todo, tiene 90 años. No, ella se acuerda de todo, solo está muy molesta por mi descuido con las cosas. ¿Cómo no pude guardar un objeto de tan alta calidad? © TrianoRivera / pikabu
  • Una vez, cuando estaba en un viaje de negocios en Asia, fui con mis colegas a un restaurante caro. Llegamos allí en transporte público, pero tuvimos que tomar un taxi de regreso. Ese mismo día, el equipo de fútbol local tuvo un partido y un montón de fanáticos se habían reunido en la plaza cerca del restaurante. Cuando encontramos un taxista, obviamente nos dijo un precio alto. Mis colegas estaban indignados: “Con esta cantidad de dinero se puede viajar de ida y vuelta”. Les expliqué que no encontraríamos algo más barato aquí y ahora. No me creyeron y fuimos a esperar un autobús. Empezó a llover, y nosotros, todos mojados, nos quedamos atorados en la parada del autobús durante unos 20 minutos.
    Como resultado, paré a un taxista y nos cobró el doble de la suma anunciada anteriormente. ¿Qué puedo decir? La codicia es algo malo, especialmente cuando no conocen las realidades locales y no tienen la capacidad de hacer caso a los demás. © Hangover Unicorn / AdMe
  • Estábamos a −28 °C. El coche no arrancaba, así que llamé a un taxi. La tarifa habitual para llegar al trabajo era de 5 USD. Ahora con este clima me cobraron 10 USD. © mporhun / twitter
  • Desde hace mucho tiempo, llevamos nuestra propia comida a la casa adonde nos invitan. El pasado Año Nuevo hice un pastel y fuimos a casa de mi prima. Comimos solo ese pastel, aunque al mismo tiempo tenía guardado pollo marinado con especias en el refrigerador. Lo pusieron a hornear después de que nos fuimos. © Vera Tsynbaeva / facebook

¿Y tú te has tenido que enfrentar alguna vez a situaciones parecidas? ¿Sigues comunicándote con las personas codiciosas o dejas de tener contacto con ellas enseguida?

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