18 Personas comparten anécdotas del pasado que los jóvenes de hoy no podrán disfrutar

Historias
hace 1 año

No tiene sentido tratar de explicarle a un adolescente de hoy lo emocionante que era que el locutor de radio pusiera la canción que habías pedido. Hay recuerdos del pasado que hoy podrán verse como algo fuera de serie, y en cierta manera lo son, ya que la tecnología ha avanzado tanto que ha hecho que algunas de nuestras memorias se vuelvan irrepetibles y, por ende, que causen más nostalgia.

  • Solía ​​​​sentarme frente a la radio y llamar al programa de radio local de rock. Pedía canciones y luego las grababa en casete. Una noche me di cuenta de que si colgaba y presionaba volver a marcar lo suficientemente rápido, pasaría directamente a la estación en lugar de tener que esperar media hora. Llamé tantas veces seguidas que la DJ, mi crush, me dijo personalmente que no llamara más. Yo, con 11 años, estaba devastado. Todavía tengo ese casete de mezclas. ©Exciting_Fee_370 / Reddit
  • Un recuerdo que tengo es que cuando era pequeña, volvía de la escuela con mis hermanos y al tomar la merienda mirábamos nuestros dibujos animados favoritos con más puntualidad que con la que íbamos a clases, porque te perdías un capítulo y no lo volvías a ver hasta que lo repitieran, si es que lo hacían.
  • Cuando era adolescente, Messenger era la neta del planeta. Recuerdo que después de salir a la calle con mis vecinos a conversar y jugar, llegaba a casa y me conectaba para hablar con ellos, y seguíamos hablando a pesar de vivir a 2 metros de distancia y habernos visto hacía nada. Hoy en día existe WhatsApp, pero mis amigos no viven a 5 segundos de mi casa. Hasta tengo unos que viven a miles de kilómetros de distancia y me tendría que ir en avión a verlos.
  • Recuerdo que tenía 14 años y pensábamos que el primer teléfono móvil era una moda hilarante solo para gente de negocios elegante, riéndonos de lo incómodos e innecesarios que parecían, era como “espera, ¿así que llamas a alguien cuando no estás en casa? ¿Por qué?”. Después todo pasó muy rápido. ©unknown author / Reddit
  • Soy hija de padre soltero (viudo), pero siempre le tuvimos mucho cariño a la familia de mi madre. Ellos vivían en pueblos y campos (algunos de ellos todavía viven allí). Un día, cuando fui de visita, me salió un sarpullido que me tenía sin cuidado (porque sabía que se iría rápido). Cuando mi tía lo vio, le dije que no se preocupara sin entrar en detalles. De pronto la tenía a ella y a mis tíos agarrándome la cara y bañándome en vinagre cual ensalada. Me dio gracia, porque minutos después, cuando me soltaron, me encontré con unos vecinos en la calle que me decían que tenía olor a vinagre y yo les decía: “Emm... es una larga historia, cambiemos de tema”. Ahora si te sale un sarpullido, uno usa crema, en lo posible con aroma a rosas y no a ensalada de lechuga con vinagre.
  • ¿Las burlas telefónicas? ¿Les suena o solo lo hacíamos nosotros en Brasil? Llamábamos a la gente (no había identificadores) y preguntábamos, por ejemplo, si había un coche verde delante de la casa. Si la persona contestaba “no”, le decíamos que entonces debía haber madurado. O llamábamos al lugar de renta de cintas VHS para preguntar si tenían la peli Regreso de los que nunca han ido.
  • ¡Tenía 14 años cuando los beepers se hicieron populares! Recuerdo caminar hacia el teléfono público cuando sonaba el beeper de mis amigos y buscar una moneda de veinticinco centavos. Solía ​​llamar a mis padres al teléfono para cobrar y cuando te decían quién llamaba, les decía rápidamente dónde estaba. ¡Entonces negarían los cargos! ©toootired2care / Reddit
  • Antes había en los cines algo que se llamaba “permanencia voluntaria”, en la que podías ver varias veces la misma película una vez tras otra. Recuerdo un día que me escapé de la secundaria (no hubo clases) y me metí a ver una película un par de veces en la mañana. Después, a la tarde, a mi papá se le ocurrió que fuéramos al cine a ver la misma película, pero yo no podía decir que me había pasado toda la mañana en el cine. Y la vimos otro par de veces por la tarde. ¡En un día vi la misma película cuatro veces!
  • Recuerdo que una vez fui a la casa de una amiga a hacer tareas y empezamos a llamar a números del directorio telefónico (tan vieja soy) al azar. Ella escogía el número, marcaba y me pasaba la bocina para que yo hiciera la broma. En una de esas, me pasó el teléfono y yo hablé imitando a Celia Cruz, diciendo que llamaba desde Cuba. Del otro lado me contestó una voz enojada diciendo: “¡¿Quién habla?!”. En ese momento, caí en la cuenta de que era mi papá, y ¡quise matar a mi amiga!
  • Con esta anécdota se van a dar cuenta de lo vieja que soy: cuando éramos niños, nuestro papá nos regaló a mis hermanos y a mi un reproductor/grabador de música. Sintonizábamos una estación de radio que nos gustaba y grabábamos las canciones en un casete TDK. Esto podía llevarnos horas, porque teníamos que esperar a que pasaran nuestros temas favoritos. ¡Y siempre, siempre finalizaba la cinta en medio de una canción particularmente preferida o se escuchaba la voz del locutor mencionando el nombre del tema! Nuestras compilaciones caseras eran fatales, pero nos entreteníamos mucho haciéndolas. Ahora esto no existe, solo te armas una lista de reproducción en Spotify y listo.
  • Solía descargar música por LimeWire y torrents de mis series favoritas y las veía en mi compu. Fui una adolescente emo, aunque sin los looks, más bien en gustos y actitud. Era capaz de colocar la misma canción horas y horas sin parar; en esa época me gustaban mucho Hilary Duff, Lindsay Lohan, The Rasmus, 30 Seconds to Mars, Evanescence... ya se dan una idea.
  • En mi escuela las niñas organizaban algo que se llamaba “chismógrafo”, que era una libreta que tenía muchas, muchísimas preguntas personales. Empezaba desde el nombre hasta la comida favorita o si alguien te gustaba del salón, o tu signo zodiacal. Te la pasaban para que contestaras todo y de paso conocieras más de tu crush. Facebook destruyó esa bonita tradición.
  • Durante muchos años de mi infancia, no tuve televisión por cable, entonces veía mis animes por tele nacional, en Venezuela teníamos dos canales en donde los pasaban. Mi hermano y yo corríamos a la casa para ponernos al día, pero siempre pasaba que nuestros amigos y compañeros que tenían cable iban unos cuantos capítulos adelantados. Ahora podemos ver nuestros programas en la compu o por internet y no pasa nada, ya no tenemos ese problema de “están desactualizados” o “eso pasó tantos capítulos atrás”.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia que tus hijos ya no podrán vivir debido a los avances tecnológicos?

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