Cómo han ido cambiando los modales en la mesa a través del tiempo

Historias
hace 3 años

No apoyes los codos en la mesa, no mastiques con la boca abierta, no hables con la boca llena. Estas son algunas normas en la mesa que seguramente te hayan enseñado en tu niñez. ¿Pero te has preguntado alguna vez de dónde vienen estas costumbres que se consideran “los buenos modales en la mesa”?

Genial.guru decidió contarte la historia de los modales en la mesa y cómo fueron cambiando a través del tiempo.

La Antigua Grecia

En la antigua Grecia se hacían tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y cena, con una dieta basada en los tres pilares mediterráneos: trigo, aceite de oliva y vino. Normalmente comían sentados en el piso, ya que el uso de banquetas estaba reservado a los banquetes. Como plato, utilizaban unos recipientes de metal o terracota, o bien unas tortas de pan. Si bien comían con los dedos, sí utilizaban un cuchillo para cortar carne y una cuchara para las sopas. Hombres y mujeres comían por separado y se juntaban al terminar de comer.

Hasta el siglo III a.C. los griegos rechazaron las innovaciones e investigaciones en materia culinaria. La alimentación debía ser simple y frugal.

El Imperio Romano

La gastronomía y las costumbres romanas recibieron una fuerte influencia de la cultura griega a partir del año 300 a.C. Pero la riqueza del imperio los llevó a realizar comidas cada vez más grandes y elaboradas. La comida más importante era la cena, que consumían en una habitación especial en la que se recostaban en unos sillones especialmente diseñados alrededor de la mesa. Comían con la cabeza orientada hacia la mesa y los pies fuera del sillón. Entre los miembros de las clases altas, hombres y mujeres podían comer juntos. Si no, las mujeres comían sentadas frente a sus esposos. Antes de comer se lavaban los pies y las manos. Se comía con los dedos y con dos tipos de cucharas. Después de tomar un alimento se lavaban los dedos y usaban una especie de servilleta para limpiarse la boca. Los desechos de la comida (huesos, cáscaras, etc) se tiraban al suelo.

El Imperio Bizantino

Bizancio nació como una colonia griega en el alrededor del 660 a.C., pero fue refundada en el año 330 por el emperador Constantino I el Grande como capital del Imperio Bizantino y bajo el nombre de Constantinopla. Los bizantinos tenían fama de ser muy exigentes con la elaboración de los alimentos y la presentación de la mesa. Un cambio muy significativo con la época anterior es que los bizantinos empezaron a comer sentados. Las camas para comer reclinados fueron desapareciendo y comer sentado en una silla se hizo oficial. Se limpiaba la mesa, se ponía un mantel y servilletas, y un cuenco para lavarse las manos.

Fueron ellos los que inventaron el tenedor y lo llevaron a Venecia a principios del siglo XI de la mano de Teodora, hija del emperador Constantino X Ducas. Este instrumento fue considerado extravagante, y San Pedro Damian llegó a llamarlo “instrumento diabólico”. El tenedor en este tiempo era plano y solo tenía dos púas. No fue hasta el siglo XVIII que su forma se fue adaptando a la que hoy conocemos y que empezó a popularizarse su uso en Europa.

La Edad Media

En la Europa de la Baja Edad Media, habitualmente se realizaban dos comidas: almuerzo y cena. El desayuno era una costumbre aceptada para los trabajadores, los niños, los ancianos y las mujeres. Los hombres de la nobleza lo evitaban, porque consideraban inmoral romper el ayuno nocturno tan temprano por la mañana.

Se comía con cuchara y generalmente cada comensal llevaba su propio cuchillo. Antes de cada comida, los invitados se lavaban la cara y las manos.

En la Edad Media los banquetes se hicieron populares entre las clases altas que empezaron a aprovechar cualquier oportunidad para celebrar un buen festín. Idealmente, se celebraban en lugares amplios, lejos del humo y de las cocinas. Los comensales se distribuían según su jerarquía. El anfitrión tenía su propia mesa, un poco más elevada que la del resto y especialmente iluminada; en otras palabras, era el protagonista de la comida. Los invitados se acomodaban a su alrededor según su estatus, cuanto más alto, más cercano al anfitrión. Se sentaban en un solo lado de la mesa y se comía de frente. Era costumbre compartir copas y el pan entre dos personas. Un trinchador cortaba la carne y la disponía sobre el pan.

El Renacimiento

Durante esta época las normas de etiqueta marcan una clara diferencia entre la corte, la nobleza y los plebeyos. En 1528 se publicó el libro El cortesano, del diplomático Baltasar Castiglione, y en 1530 Erasmo de Roterdam publica De civilitate morum puerilium. Estos dos libros pueden ser considerados como manuales de urbanidad y civismo, que incluyen las buenas maneras de comportarse en la mesa y los banquetes. Erasmo, por ejemplo, aconseja comer con las manos limpias, reposar ambas manos sobre la mesa, no apoyar los codos, sentarse erguido, poner los cubiertos y la copa a la derecha y el pan a la izquierda, y otros tantos consejos para ser un buen invitado a un convite.

Los banquetes ofrecidos por la corte se convirtieron prácticamente en un espectáculo influidos por la gastronomía italiana. Todos los alimentos se presentaban al mismo tiempo, así los invitados podían elegir lo que quisiesen. A partir del reinado de Isabel la Católica, los hombres y las mujeres comenzaron a compartir la misma mesa.

En el siglo XVII, el uso del tenedor, que hasta el momento estaba reservado para las clases altas, se normalizó en Francia. De allí se extendió hacia la península ibérica, Italia y a las Islas Británicas.

Siglos XVIII y XIX

Los modales en la mesa distinguían a la nobleza del pueblo. Los manuales sobre cortesía y buenas maneras eran un éxito y hacia 1800 estas reglas se incluían en los libros de educación infantil. Se generaliza el uso de vajilla y cubertería específica para alimentos determinados, tal como los conocemos hoy día. Los hombres y las mujeres, para considerarse bien educados, debían demostrar que sabían comer y beber con modales, pero también ser un buen anfitrión o un buen convidado.

Había que saber aceptar una invitación, qué temas se podían tocar en una comida, dónde había que sentarse y cómo se debía cortar la carne. Generalmente el anfitrión cortaba la carne y su mujer servía la sopa. Los cubiertos se colocaban a la derecha y a la izquierda el pan y la servilleta.

A principios del siglo XX, ya se dan por sentadas las normas de etiqueta, y los manuales dejan de incluir cosas básicas como la correcta forma de sujetar los cubiertos, pero complican las reglas llegando a extremos tales como los de sugerir la temperatura ideal de la sala de comer.

Siglo XXI

Hoy en día, ya todos tenemos incorporados los modales básicos en la mesa, como por ejemplo: no beber si tienes algún alimento en la boca, no comer con la boca abierta, no hablar con la boca llena... pero existen algunas reglas de buen comportamiento en la mesa que conviene tener en cuenta para no hacer el ridículo si tienes que ir a una comida formal.

  • No empieces a comer antes que tu anfitrión, es de mala educación.

  • Utiliza los cubiertos desde afuera hacia adentro, están colocados de esa manera para facilitar su uso.

  • Tu porción de pan es la que está colocada a la izquierda y se troza con la mano y no con el cuchillo.

  • La servilleta se extiende sobre tu regazo (sí, aunque no te parezca educado, lo es)

  • No cambies comida con el plato de otra persona.

  • No soples la comida para que se enfríe.

¿Qué modales en la mesa te enseñaron durante tu infancia? ¿Fuiste alguna vez a otro país en el que los modales en la mesa fuesen diferentes al tuyo?

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Interesante evolución! En la actualidad casi todos conocemos los modales en la mesa

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