La verdadera historia de Aron Ralston, el hombre que pasó 127 horas atrapado y vive para contarlo

Historias
hace 4 años

Hay situaciones que ponen a prueba tu capacidad de resistencia, y en las que, después de varios intentos fallidos, debes tomar una decisión que cambiará por completo tu vida. Este panorama fue el que vivió Aron Ralston, montañista y conferencista estadounidense, cuya historia se retrata en 127 horas, película dirigida por Danny Boyle y protagonizada por James Franco.

Genial.guru te invita a conocer la verdadera historia del hombre que sobrevivió más de cinco días atrapado en un cañón y que ha emocionado a miles de personas alrededor del mundo.

Quién es Aron Ralston

Aron Lee Ralston nació el 27 de octubre de 1975 en la ciudad de Marion, Estados Unidos. Completó sus estudios en ingeniería mecánica, inglés y piano, y en 2002, se dedicó al montañismo de tiempo completo. El viernes 25 de abril de 2003, Aron preparó su equipo de escalada para pasar el fin de semana en el Parque nacional Tierra de Cañones, en Utah. Sin haber avisado a algún familiar o amigo, ni tomando la molestia de llevar consigo un equipo de comunicación, tomó su camioneta y realizó un trayecto de cinco horas hasta llegar a una zona de descanso, donde se dispuso a dormir y recuperar energías, para iniciar el recorrido al día siguiente.

Las 127 horas

El sábado 26 de abril, Aron inició su recorrido hacia el cañón Blue John. Tras recorrer sus estrechas paredes, en un descenso, se apoyó en una piedra gigante, pero esta se venció y, al caer, quedó atorada en las paredes del cañón, presionado también su antebrazo derecho. El montañista trató de ejercer fuerza para empujar la piedra, sin éxito, comenzó a observar alternativas y decidió tomar una herramienta multiusos barata que había llevado, con un cuchillo de poco filo, raspó la piedra para quitarle peso. Al llegar la noche, decidió usar un arnés como columpio para poder sostener su cuerpo y no ser vencido por la gravedad.

El domingo 27, Aron considera, por primera vez, cortarse el brazo, pero desiste. Tomó su cámara de video y se grabó a sí mismo, contando su situación, y también sufre sus primeras alucinaciones. El lunes 28, ocurre lo mismo, intentó liberarse, grabó un video y sus alucinaciones se vuelven más fuertes, al grado de provocar sentimientos de llanto y desesperación. El martes 29, Aron terminó con sus provisiones de agua y su delirio fue más evidente. Impulsado por sus emociones fuertes, decidió aplicar presión a su brazo derecho con un tubo y una cuerda, para evitar el flujo de sangre en la parte afectada, e intentó cortar su brazo con el cuchillo. Al notar que el hueso era difícil de cortar, una vez más, se vio obligado a cancelar su plan.

Para el miércoles 30 de abril, y resignado de todo intento, Aron escribió un epitafio en una de las paredes del cañón y grabó su “último video”, a manera de despedida, aceptando su destino final. En la noche de aquel miércoles, su alucinación lo llevó a soñar con un niño y un hombre parecido a Aron, que jugaban como si fuera una relación de padre e hijo, ese sueño pareció ser una revelación de su futuro... ¡era Aron! Convencido de que ese era el destino que lo había llamado, el jueves 1.º de mayo, el escalador estaba decidido a hacer su radical acción: amputarse el brazo. Con el cuchillo y la fuerza de su cuerpo, logra romper el brazo y liberarse de esa pesada piedra.

Ahora, la siguiente misión era encontrar un lugar ideal para pedir ayuda. Aron salió del cañón, hizo rappel y descendió a tierra firme, para continuar su camino a pie. Recorrió 12 kilómetros en busca de ayuda, hasta que se encontró con los Meijer, una familia de Países Bajos, que avisó a las autoridades. Tras unos minutos de espera, un helicóptero lo rescató y fue llevado a un hospital cercano, con lo que se consumó una auténtica hazaña de supervivencia, tras pasar 127 horas atado a una piedra de más de 300 kilogramos de peso.

La vida después del suceso

Tras su rescate, Aron inició un periodo de recuperación que incluyó una serie de cirugías e hizo su primer aparición en una conferencia de prensa. Su historia obtuvo relevancia en los principales medios de Estados Unidos y el resto del mundo, e hizo varias apariciones en programas de radio y televisión. En 2004, publicó el libro autobiográfico Entre la espada y la pared y dio inicio a su etapa como conferencista, con la que ha recorrido el mundo platicando su experiencia de vida. En 2009, contrajo matrimonio con Jessica Trusty, y en 2010, aquella premonición que había soñado mientras estaba atado a esa piedra se hizo realidad con el nacimiento de su primer hijo, Leo Ralston.

¿Y qué hay de su aventura con la naturaleza?

Todo sigue tan normal como antes, en 2005, logró completar la escalada a todos los picos de montañas en Colorado. También escaló el monte Denali, en Alaska, los montes Pissis y Aconcagua, en Argentina, y el monte Kilimanjaro, en Tanzania, y ha realizado expediciones naturales, entre las que se encuentra el Gran Cañón del Colorado. Después de su accidente, Aron ha visitado el cañón Blue John en repetidas ocasiones, y ahora, cada vez que sale a explorar el mundo, siempre deja una nota indicando en qué lugar se encontrará.

Aron Ralston se ha ganado el respeto y la admiración del mundo entero gracias a su perseverancia y a la voluntad de vivir, demostrando que, cuando crees que todo está perdido, siempre habrá una luz que te guiará al final del túnel y te abrirá paso a un mundo lleno de nuevas oportunidades que perdurarán por el resto de tu vida. ¡Nunca hay que rendirse!

Ahora que conoces la verdadera historia de 127 horas, cuéntanos cuál ha sido el mayor aprendizaje que has tenido sobre esta inspiradora persona. Y si has tenido la dicha de escucharlo en persona, platícanos tu experiencia y las enseñanzas que llegaron a tu corazón.

Comentarios

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La primera regla de los montañistas, escaladores, campistas, etc es NUNCA SALIR SOLO, y siempre avisar a dónde se va y cuando se tiene pensado volver. Aaron es absolutamente responsable por lo q le paso. Eso no quita valentía y coraje a lo q hizo para sobrevivir

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Me llama la atención que siga escalando como antes, creo que yo lo cogería miedo

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