10 Hábitos inofensivos que ponen en peligro tu dinero, tu salud y tu carrera profesional

Psicología
hace 3 años

Si piensas que los que se preocupan por nuestra seguridad son las compañías de seguros, los vigilantes, la policía y el Estado, tienes razón, es cierto, se preocupan. Pero nosotros mismos, a juzgar por los acontecimientos, no nos preocupamos para nada. Cada uno, constantemente, lleva a cabo una serie de acciones a primera vista insignificantes, que un día pueden ocasionar grandes pérdidas. Para evitar este tipo de situaciones desagradables, basta con prestar atención a algunos de nuestros hábitos cotidianos.

Para que te sientas cómodo y seguro, Genial.guru preparó una lista de errores que amenazan día a día tu propio bienestar.

1. No cubres con la mano la pantalla de tu teléfono mientras viajas en transporte público

Gracias a los teléfonos inteligentes, puedes aprovechar el tiempo de un viaje en transporte público: trabajar sobre un proyecto en marcha, hacer compras en línea o bien revisar fotos de tus viajes al extranjero, una casa nueva o la colección de tus bolsos favoritos. Sin embargo, no te olvides de que estas cosas con las que estás tan familiarizado pueden convertirse en una "fuente de inspiración" para ciertos intrusos.

Tú mismo no te das cuenta de cómo les estás mostrando dónde está tu lugar de residencia, tu número de tarjeta de crédito y el monto aproximado que aparece cada mes. Por lo tanto, mientras te mueves, no te olvides de mirar a tu alrededor de vez en cuando para notar a tiempo si unos ojos curiosos están espiando lo que te concierne solo a ti.

Por cierto, Google ya cuenta con una función que te advierte si alguien está mirando a escondidas la pantalla de tu teléfono inteligente.

2. Respondes a las llamadas de números desconocidos

A través de números desconocidos, por norma general, llaman representantes de entidades financieras, operadores de telefonía móvil, compañías de seguros y otras instituciones que recibieron ilegalmente tu información de contacto. En el mejor de los casos, estas entidades te robarán parte de tu tiempo. En el peor, te convencerán de que gastes dinero en sus servicios.

Sin embargo, en el otro extremo de la línea también pueden ocultarse ladrones y extorsionadores profesionales que pueden gravemente ponerte de los nervios, e incluso llevarte a transferirles dinero casi "por obligación". Así que no te apresures a responder cuando ves un número desconocido, y no disemines tus datos por Internet. Y si, no obstante, respondes y te sientes incómodo, no te prives de cortar la llamada.

3. Les cuentas tu vida a los meseros y peluqueros

No es de extrañar que digan que los peluqueros y meseros son los mejores psicólogos. Pero es mejor ir con un tormento existencial a un especialista y, con las noticias y chismes, a una amiga o a tu mamá. Cualquier información tiene la particularidad de propagarse y llegar a las personas más inadecuadas. Especialmente, esto se aplica a los residentes en localidades pequeñas, cuyo mundo es ciertamente un pañuelo.

Incluso si una conversación agradable no atrae ladrones a tu casa, sí puede costarte una buena reprimenda por parte de un jefe que ¡sorpresa! resultaba ser el amigo de tu mesero favorito, que no ostenta la capacidad de guardar secretos. Así que ten cuidado y, cuando estés sobre la butaca de un peluquero, o detrás de una barra, debate y cuenta solo los temas que no te atañen personalmente.

4. Prestas dinero a tus amigos sin un recibo

Entre amigos, existe la confianza. Si, con este lema, prestas de vez en cuando unos cuantos cientos de euros a un viejo amigo, o a un compañero del trabajo, ya va siendo hora de reconsiderar tal punto de vista. La gente tiende a subestimar la importancia de las personas que les rodea en cuestiones económicas. Si un pago puntual de una hipoteca es algo sagrado, entonces un amigo puede esperar un poco más para devolverte tu dinero.

A menudo, las personas que prestaron dinero a sus seres queridos en base a la palabra dada, esperan su devolución durante meses. ¿No quieres este tipo de problemas, verdad? Pues entonces, cada vez que prestes una cantidad significativa para ti, que no quieras perder debido a la deshonestidad de la otra persona, lo mejor es que le hagas firmar un recibo indicando el monto prestado y la fecha prevista para saldar dicha deuda.

5. Dejas que un repartidor entre a tu departamento

Él ya sabe dónde vives. Así que, al menos, que no sepa cómo vives. Especialmente si se trata de un servicio de mensajería privado de una empresa pequeña, y no del representante de un servicio de entrega a lo grande. En cualquier caso, siempre es mejor aceptar el pedido y firmar su entrega quedándote en el exterior, cerca de la puerta. Al dejar entrar a un extraño en casa, pones en peligro no solo tu propiedad, sino también tu vida, así como la vida de otros miembros de tu familia.

Y si crees que solo se puede engañar a los ancianos ingenuos, estás muy equivocado. Incluso un hombre fuerte puede, si lo desean los asaltantes, ser atacado. Así que sé cauteloso con los mensajeros; especialmente, cuando estés solo en casa.

6. Muestras fotos de tus boletos en las redes sociales

Has esperado mucho tiempo a que tu artista favorito diera un concierto en tu ciudad, y aquí están las valiosas entradas en tus manos. Quieres compartir tu alegría enseguida con tus amigos. Pero debes ser comedido. Después de publicar una foto con las entradas en las redes sociales, corres el riesgo de quedarte sin fotos del concierto en sí mismo.

En cada boleto hay un código de barras, que alguien puede copiar sin esfuerzo y disfrutar de esta fiesta por ti y sin tu permiso. Por lo tanto, es mejor compartir las emociones una vez acabado el evento, o concluido el viaje, pero si de todos modos tienes muchas ganas de poner una foto de los boletos en Internet, no te olvides de tapar el código con algo, o bien pixelarlo con un editor de fotos.

7. No sabes de memoria los números de teléfono de tus seres queridos

Las baterías de los teléfonos inteligentes duran poco, estos mismos se pierden, se rompen sobre el asfalto o pasan de forma desapercibida a manos de unos delincuentes. En el momento menos adecuado, estas cosas suelen pasar. Pero más aterrador será si, en este instante, simplemente, te quedas sin las llaves debajo de las ventanas de tu propio departamento. Es mucho más terrible no poder comunicarte con nadie cuando estás en peligro, te han robado el dinero o te has perdido en una ciudad desconocida.

En este caso, es útil recordar de memoria al menos 2-3 números de teléfono a los que podrás llamar con el móvil de otra persona. Y también no está de más memorizar algunos números de emergencia.

8. Te avergüenza generar molestias a los demás

Si tienes miedo de volver a casa por la noche, atravesando un barrio marginal, no necesitas hacerte el valiente y reprimir tus temores. No dudes en pedirle a tus amigos que te acompañen hasta la parada del taxi o a la del metro. No dudes en llamar a tu esposo y pedirle que vaya a buscarte, incluso si mañana él tiene que levantarse temprano. Es posible recuperar el sueño durante el fin de semana, pero no será posible devolverte la vida si, por cualquier cosa, te sucediese algo.

Si no tienes posibilidad alguna de pedir ayuda a tus amigos o familiares, y te sientes intimidado por otra persona, encuentra a alguien que te genere confianza entre los transeúntes, y pide ayuda. Siempre es mejor arrebatar un poco de tiempo de otra persona que arriesgarse a un final fatal.

9. Pides a los vecinos que rieguen tus flores durante las vacaciones

O bien, que entren para darle de comer a tu gato. Y algunos incluso dejan las llaves atendiendo a aquello de "por si acaso". Queremos creer que contigo en el vecindario viven solo personas de buen corazón y con los pensamientos más puros. Pero si tu comunicación aún no ha ido más allá de la escalera, confiar en dejarle las llaves del departamento se antoja precipitado.

Es mejor leer en Internet cómo conservar esas flores sin regar durante varios días, o trasladar al gato a casa de unos amigos o a un lugar especial para animales.

10. Engañas a tus familiares sobre tu paradero

Si un ser querido no quiere que pases tiempo en un club nocturno o en un bar, no tienes que recurrir a la mentira. Por supuesto, siempre es más fácil mentir diciendo que pasarás la noche en casa de una amiga, que, de una manera adulta, expresar tus deseos con argumentos y encontrar un modo de que esta situación sea aceptada por ambos.

Sin embargo, al dedicar un poco de tiempo a esta conversación, matarás dos pájaros de un tiro: resolverás el problema de la limitación de tu libertad personal en la relación y, a la vez, podrás salir sin poner en peligro tu vida, ya que tu pareja o tus padres te esperarán y podrán recogerte a altas horas de la noche.

Y tú, ¿sigues las reglas de seguridad?

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