10 Principios que hacen que nuestro dinero desaparezca de la cuenta del banco demasiado rápido

Psicología
hace 2 años

No son tazas o bolsas de compras reutilizables las que nos harán ahorrar dinero en nuestras tarjetas. Sólo una mente fría y la conciencia de cómo y cuándo gastamos el dinero de forma irreflexiva ayudarán a ahorrar, aunque a primera vista el motivo del gasto sea muy bueno.

Genial.guru ha descubierto qué excusas nublan nuestra conciencia y en qué situaciones no somos del todo sinceros con nosotros mismos cuando gastamos otra suma importante para nuestro bolsillo.

“Tengo derecho a mimarme”

A veces nos decimos a nosotros mismos: “Fue un período difícil, puedes darte un capricho”. Ese gasto está justificado, pero solo si disponemos de dinero propio para ello y no lo agotamos de golpe. Tanto más irracional es hacer esas compras con una tarjeta de crédito.

Por supuesto que debemos hacer cosas que nos hagan más felices, pero debemos pensar si el gasto extra realmente nos traerá “felicidad”. Y debido a esto puede haber un montón de otros problemas: aumento de los pagos mensuales y los intereses sobre ellos, la ansiedad innecesaria por el hecho de que tienes el dinero suficiente para hoy, etc.

“¡No tenemos bodas todos los días, así que se puede tomar un crédito!”

La frase “las bodas no suceden todos los días” suena como un hechizo mágico para mucha gente, y la gente está dispuesta a pedir dinero y préstamos por este acontecimiento, sin pensar en lo poco razonable de tal paso. El crédito seguirá existiendo, pero empezar una vida en común con deudas innecesarias no es precisamente lo que sueñan los enamorados. Al fin y al cabo, los desacuerdos sobre el dinero son una de las razones por las que las parejas se pelean.

“Trabajo todo el día, me lo puedo permitir”

Dicen que no hay que trabajar 12 horas, sino trabajar con la cabeza. Después de todo, trabajando todo el día, te sientes como un hámster dentro de una rueda. Y no tienes tiempo para pensar en que es hora de pasar a otro nivel, por no hablar de otras actividades y aficiones. Sencillamente, cuando vuelves a casa no queda energía, quedas como un limón exprimido.

Y cuando una persona aprende a alternar entre el trabajo y los pasatiempos, a construir su estilo de vida al menos un poco diferente, entonces será capaz de realizar sus tareas más rápidamente sin sacrificar la calidad. Tendrá tiempo libre para dedicarlo a sus aficiones y a su formación, lo que le permitirá ascender más rápidamente en su carrera.

“Solo se vive una vez, así que gasto aquí y ahora”

Estas son las palabras que la gente suele decirse a sí misma antes de vaciar su alcancía. Hay algo de verdad en esto: realmente no sabemos lo que nos depara el mañana, así que ahorrar dinero parece poco inteligente si puedes gastarlo aquí y ahora y disfrutarlo. Pero solo debes hacerlo con una parte del dinero, no vaciar por descuido todos tus ahorros por completo.

Está claro que la vida es imprevisible, pero muchos de nosotros seguimos queriendo vivir felices para siempre, y eso, como sabes, requiere dinero. Por lo tanto, vale la pena pensar en el futuro lejano lo antes posible y no gastar el dinero de forma irreflexiva, sino guardar una parte en una cuenta de ahorros.

“Esto es un evento especial, no se puede ahorrar en eso”

La vida de vez en cuando tiene acontecimientos que inevitablemente llevan a gastar. Pero las situaciones son diferentes, y conviene distinguir cuándo los gastos son realmente inevitables y cuándo son derroches.

Determinar estos casos puede ser sencillo: hay que pensar de antemano en todas las situaciones y hacer una lista de cuándo es apropiado gastar mucho y cuándo no. Es mejor incluir solo aquellas cosas que definitivamente requieren atención: enfermedad, despido, reparación de los electrodomésticos sin los cuales no se puede vivir, o el deterioro de todos los zapatos de temporada. En otros casos, vale la pena decir no a los gastos repentinos. Al fin y al cabo, comprar unos zapatos muy caros o un vestido que se va a usar una vez es un gasto inútil. Incluso si se compran para ir a la boda del mejor amigo.

“Este dinero lo gané fácil, voy a dejar que se vaya fácil entonces”

Otro error común es gastar el dinero que llegó fácilmente. Antes de gastarlo, es mejor pensar bien cómo sacarle el máximo partido. No en vano, la mayoría de las personas que reciben una herencia o ganan la lotería se gastan rápidamente el dinero y tienen que volver de un estilo de vida ocioso al anterior.

“¡Pero están en oferta!”

Tendemos a justificar nuestras decisiones ante nosotros mismos y ante los demás. Una persona que compra un artículo caro suele sentirse culpable y poner excusas: “¡Si ahorré mucho, estaban en oferta...!”.

Una vez en la tienda durante el periodo de descuentos, es importante no sucumbir al entusiasmo general. Es mejor tener una lista a mano, consultarla para no pasarse con las compras, y preguntarse: “¿Habría comprado esto si no fuera por el descuento?”.

“No quiero gastar tiempo eligiendo. Probablemente sea mejor el que es más caro”

Ocurre que nos gastamos mucho dinero en algunos artefactos modernos o en otras cosas por el simple hecho de que están de moda. Por ejemplo, cuando decidimos actualizar nuestro equipo telefónico, cogemos el más caro, sin mirar sus características; nos centramos en la marca promocionada y en un montón de accesorios adicionales en el kit. Naturalmente, suponemos que vamos a utilizarlo todo.

No tienes suficiente dinero, pero tienes una tarjeta de crédito. Al cabo de un tiempo, resulta que solo pagaste de más por los accesorios que vienen con ellos, pero nunca los usaste. Así es como funciona el “efecto cebo”.

Detrás de la “vida a crédito” está el deseo de conseguir todo de una vez, en lugar de elegir, comparar y planificar. Pero la mayoría de las veces, el pago en exceso resulta totalmente inútil.

“Lo pagaré con tarjeta de crédito, tampoco es tanto”

Una pequeña compra a crédito parece insignificante. Por ejemplo, gastar 80 dólares en un salón de belleza nos parece poco cuando la tarjeta tiene un límite de 1 400 dólares. Pero si pagaras con el efectivo, probablemente optarías por tratamientos más económicos.

El poder de una tarjeta de crédito es que separa el placer de comprar del arrepentimiento que sentimos cuando nos desprendemos del dinero. Puedes intentar controlar los gastos retirando una determinada cantidad, por ejemplo, durante una semana y utilizando efectivo.

“He estado ahorrando bien durante el último mes, hoy puedo relajarme”

Es bueno cuando se sabe cómo ahorrar en el transporte y dejar de gastar dinero en los restaurantes. Así es más fácil entender cuánto se gana y cuánto se gasta. Pero eso no es motivo para relajarse y meterse en todo tipo de problemas. Al fin y al cabo, si no controlas tus gastos, corres el riesgo de encontrarte en una situación financiera desesperada. La planificación presupuestaria debe ser algo permanente, y debe hacerse con independencia del tamaño de los flujos financieros.

¿Alguna vez te has dado cuenta, después de un tiempo, de que podrías haber gastado mucho menos si apagaras tus emociones y no te inventaras excusas? ¿Cómo te enfrentas a este comportamiento?

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